Los mejores alumnos
Los
regímenes económicos y sus modos de funcionar actúan
como educadores de los individuos que los integran. En economías
inflacionarias las personas acortan el horizonte temporal de sus
decisiones, y prefieren la inversión especulativa a la productiva,
desprecian el ahorro y asumen conductas como las de los participantes
en una sala de juego. En economías con precios constantes,
mantenidos merced a un abultado número de desocupados, las
condiciones son similares a las existentes a comienzos de la década
del treinta, a veces también llamadas condiciones de
Keynes, por corresponder al caso estudiado por ese economista
inglés en su Teoría de la ocupación,
el interés y el dinero (1936). El modelo keynesiano,
además, consideraba un Estado ausente o decorativo, que se
hacía presente en el momento más dramático,
como el Séptimo de Caballería, para rescatar a las
empresas en el momento más angustioso. Esa sociedad, con
empresas que no toman personal, con trabajadores que están
dispuestos a trabajar a los salarios existentes y nadie los pide,
y con un Estado que se hace el distraído como si no pasara
nada, se parece mucho al modelo que desde hace una década
se viene aplicando en la Argentina, cuyos resultados están
a la vista. Tal modelo no fue elegido libremente por
los habitantes del país. Es obvio que nadie elegiría
tener congelado su salario nominal por una década, o ver
alargada su jornada laboral sin control alguno, o sentirse expuesto
a la cesantía en cualquier momento. Fue impuesto a la fuerza
a la población. Cabe suponer que quienes impusieron el modelo
la clase política gobernante son los mejores
alumnos del modelo. Y recordemos que los mayores economistas de
EE.UU. e Inglaterra, en los años de la Depresión,
I. Fisher y J.M. Keynes, enseñan que toda decisión
de invertir considera la serie de rentas anuales futuras del bien
que se adquiere, descontadas al momento actual, y se compara con
el costo de mercado del bien adquirido. Si las rentas esperadas
superan el costo, la inversión se realiza. Llamemos al bien
adquirido banca en el Senado o cualquier otro cargo
electivo; al costo actual, costo de la campaña;
y rentas futuras a todos los ingresos por distinto concepto
que se espera recaudar en el desempeño del cargo, y se verá
que los hechos de dominio público no resultan
de conductas anómalas dentro de las reglas del juego impuestas.
Los
mejores docentes
Cumple
87 años la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA,
creada por la ley 9254, promulgada por el PEN el 9 de octubre de
1913. En esa institución se gestó la primera carrera
de economía del país, creada en 1959. Entre sus primeros
profesores se contaron Alejandro E. Bunge, Luis Roque Gondra, Raúl
Prebisch, José González Galé y otros. Cumplió
sus bodas de oro en octubre de 1963, y en aquella oportunidad se
realizó una gran celebración, presidida por el entonces
rector de la UBA, que era a la vez el economista más distinguido
del país, el doctor Julio H.G. Olivera, cuyas palabras se
transmitieron en vivo al país por Radio Nacional. Expresó
en su discurso el homenaje de la Universidad de Buenos Aires
a esta ilustre casa de estudios, homenaje extensivo a la memoria
de sus precursores y fundadores, así como a los que, en las
distintas etapas de su historia, le ofrendaron generosamente su
actividad, sus luces y sus ensueños... A vosotros todos,
que colaboráis en esta noble empresa del espíritu,
deseo augurar nuevos e importantes éxitos. Mantened en lo
futuro y acrecentad los prestigios alcanzados. Mantened esa feliz
combinación de realismo e idealidad que ha caracterizado
vuestra obra. En el estudio de las riquezas materiales, no olvidéis
que ellas deben servir a fines superiores. En el examen y confección
de los balances, no descuidéis el balance integral de la
vida. Prolongad firmemente hacia lo futuro vuestra línea
de progreso y perfeccionamiento. Y, si me permitís una imagen
de la Grecia antigua, os recordaré, no la flecha de Zenón,
que elevándose se inmoviliza y cae, sino la flecha de Evandro,
que ascendiendo siempre se transforma en estrella. Vivían
todavía José Arce, diputado autor del proyecto de
creación de la Facultad; Hugo Broggi, en Italia, primero
en demostrar la existencia de la función de utilidad y en
plantear la insuficiencia de los criterios walrasianos sobre equilibrio
general; El maestro de América, Alfredo L. Palacios,
creador de la legislación laboral argentina, profesor de
Legislación Industrial; el profesor José Barral Souto,
anticipador del enfoque de programación lineal en la teoría
económica; el profesor Teodoro Sánchez de Bustamante,
descubridor de la curva de ingreso marginal, posteriormente utilizada
en el análisis de la competencia imperfecta; y Raúl
Prebisch, líder del pensamiento latinoamericano.
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