Consumidor
gastado
Al
comprador de una camisa o un pantalón el propietario del
comercio le cobra el precio previamente definido, o en caso de ansiedad
por la malaria económica le otorga un descuento. Ese hombre
de negocios incluyó en el valor de venta de la prenda los
costos y el margen de ganancia de su actividad. No se le ocurriría
cobrar también una entrada al local. Pero podría utilizar
el argumento de que abriendo la puerta brinda un servicio al consumidor
de ropa que se quiere vestir y, por lo tanto, debe cobrarlo puesto
que ha invertido en decorar la vidriera, tiene empleados, planea
una política de expansión y debe pagar impuestos.
Como razonamiento resulta ridículo y a nadie se le ocurriría
pensar que las inversiones por montar un local deben ser financiadas
previamente por el consumidor. La competencia en el mercado, en
este caso el de comercios de vestimenta, provoca que la pelea por
ganar clientes derive en bajas de precios, diferenciación
de productos e inversiones a riesgo del capitalista. Lo que resulta
absurdo cuando se analiza una pretensión por el estilo para
una variedad de actividades productivas y comerciales pasa a ser
lógico, con respaldos legales como el principio de rentabilidad
razonable y de racionalidad económica en las estrategias
de expansión de redes de servicios públicos, como
el agua y el gas, manejadas por empresas monopólicas.
En relación con ese tema resulta interesante contrastar las
principales conclusiones de dos documentos con criterios diferentes
referidos a la expansión de redes de gas.
1. Un reciente trabajo de Adigas (asociación de distribuidoras
de gas) sostiene que:
- El negocio generado por el proceso de apertura del servicio de
distribución de gas, luego de la privatización, fue
concebido con una tarifa que no exterioriza explícitamente
un margen para solventar la expansión del sistema.
- Dada la madurez de la red de distribución de gas natural
de la Argentina, se optó al momento de la construcción
de la estructura tarifaria privilegiar una tarifa reducida y que
prevea aportes de los clientes para la expansión versus una
tarifa alta que incluya un margen de inversión para solventar
la expansión.
- En lo que respecta al proceso de expansión de redes, el
negocio fue pensado por el legislador, de manera tal que como
se desarrolló históricamente sean los vecinos
los motores de la expansión, con el beneficio de tener tarifas
bajas del gas, que le permiten repagar la sobreinversión
respecto del gas envasado, de una manera acelerada.
- En cuanto al costo del gas natural, el argentino resulta un servicio
económico internacionalmente e internamente versus combustibles
sustitutos, hechos que remarcan su fin social.
- Una vez finalizado el tendido de la red y habilitada ésta,
los usuarios tienen la obligación de realizar la cesión
de las redes, con el objeto de permitir a la licenciataria el ejercicio
de operar y mantenerlas.
2. El defensor del Pueblo, Eduardo Mondino, presentó un estudio
sobre esa cuestión afirmando que:
- El sistema de ampliación de redes excluye a aquellos usuarios
que no pueden afrontar los costos de las obras.
- Cada nuevo usuario que se incorpora al sistema representa una
evidente expansión del negocio de las licenciatarias. No
reconocer esto constituiría un enriquecimiento sin causa
de las distribuidoras.
- En el período 1993-1999 fueron incorporados a la red alrededor
de 1 millón de usuarios residenciales por parte de las licenciatarias.
El pago de las redes recae sobre los usuarios a través de
diferentes modalidades.
- Una de las graves consecuencias que trajeron las modalidades implementadas
es que miles de familias estarían por perder su propiedad
a raíz de los juicios ejecutivos iniciados por empresas subcontratistas
que construyeron las obras de extensión de redes de gas.
Mondino calculó que esas reglas de juego fijadas por ley
y la inacción del ente de control de las gasíferas,
Energas, implicó en ese período una transferencia
de renta de los usuarios a las distribuidoras de 700 millones de
pesos.
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