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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
08 OCTUBRE 2000








El famoso efecto De la Rúa

Por Maximiliano Montenegro

El insólito cambio de gabinete del jueves, detonante de la renuncia del vicepresidente Carlos Alvarez y del naufragio político de la Alianza, tiene para el presidente De la Rúa, más allá de cualquier consideración política de ejercicio del poder, una lógica basada en lo económico: “si la economía levanta vuelo en los próximos dos o tres meses, a la gente ya no le va a importar que en el gabinete continúen De Santibañes, Flamarique, la Momia o Frankenstein”, razonó la craneoteca delarruista. Así lo evaluó, justamente, con el cuestionado jefe de la SIDE, quien le explicó que para los mercados no había mejor política reactivante que fortalecer al Ministerio de Economía, cerrando ventanillas que pudieran ser vistas como potenciales fuentes de expansión del gasto (Ministerio de Infraestructura) o desplazando a personajes que hicieran ruido en los oídos de los inversores al hablar de la necesidad de una intervención estatal para definir otro “modelo de desarrollo” (Rodolfo Terragno). El propio José Luis Machinea aceptó en el día de su cumpleaños el desafío, feliz como ministro con dos ministerios, consciente de que, igualmente, hace rato que se había quedado sin cartas con que apostar. Sea como fuere, esa lógica se derrumbó como un castillo de naipes, con el desplante de Chacho y la catarata de renuncias y versiones que desató.
La lógica de De la Rúa-De Santibañes se derrumbó porque no hay nada peor para los “mercados” que el reino de la incertidumbre. Y eso fue lo que se vivió, minuto a minuto, el viernes. Pero, además, más allá del factor Chacho, el tándem de vecinos de Villa Rosa (Pilar) erró el diagnóstico desde el vamos: porque aún antes de la renuncia vicepresidencial, los principales bancos de inversión no habían interpretado favorablemente la jugada.
Una vez más, De Santibañes, obsesionado con las expectativas de los inversores, no supo interpretar que las expectativas externas, hoy más que nunca, se relacionan con las internas, es decir, con la opinión pública, a la que el Presidente dio la espalda. Esta nueva regla de “psicología social” es especialmente aplicable para la Argentina, después de que el economista del Fondo Monetario, Tomás Reichman, dijera que ahora el problema era el malhumor de los argentinos, cuya desconfianza postergaba la reactivación del consumo. Es un círculo vicioso: si las medidas pensadas para satisfacer a los inversores espantan a los argentinos, entonces no habrá reactivación, lo cual espanta a los inversores.
Así lo hicieron notar en sus informes bancos tales como Goldman Sachs, Merryll Lynch o el Deutsch Bank. Goldman sentenció: los cambios “revelan la inhabilidad del Presidente para reorientar su gabinete hacia uno que genere más apoyo de la comunidad inversora. En este sentido el recambio es una oportunidad perdida”. En tanto, el Deutsch Bank, disparó contra el flamante jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, el funcionario que más poder concentraría en el nuevo gabinete: “Colombo no tiene las credenciales necesarias para mejorar la confianza en la gestión del Gobierno de aquí en adelante”, aseguró.
Obviamente, mañana, los reportes desde el exterior serán aún menos alentadores, porque durante toda la crisis del Senado la posición de los bancos fue siempre la misma: elogiaron la actitud del ex vice, porque -argumentaban– el escándalo podía servir para reducir el “costo argentino” en los trámites legislativos. Pero alertaban, al mismo tiempo, sobre el “riesgo político”: que las distintas actitudes del Presidente y de Alvarez desembocaran en una fractura de la Alianza, amenazando la gobernabilidad y elevando la incertidumbre.

Escenarios
Todos los escenarios que se abren con la crisis de la Alianza, se construyen sobre una base de por sí arenosa. Como anticipó el domingo pasado Cash, aun en el mejor de los casos, el propio Fondo Monetario prevé que en el 2003, al final del mandato de De la Rúa, los principales males de la economía seguirán agobiando a los argentinos:
-La desocupación no bajará del 12,5 por ciento.
- La deuda externa aumentará de los 142 mil millones de dólares actuales a más de 155 mil millones.
- La tasa de interés que paga el Estado por su deuda, piso de referencia para el crédito privado, apenas se reducirá del 11,7 al 10,5 por ciento, para familias y empresarios locales los préstamos seguirán siendo casi tan caros como hoy.
- Para el período 2000-2003, la tasa de crecimiento promedio sería del orden del 3 por ciento, por debajo de la tasa de expansión de la economía mundial.
“Esos números están absolutamente errados y va a quedar demostrado que los técnicos del Fondo no entienden nada a la hora de hacer proyecciones sobre la Argentina”, se quejan en el equipo de Machinea, y confían en que “una vez que se despeje la crisis política no hay dudas de que vamos a crecer a tasas de entre el 5 y 6 por ciento”. Y aseguran que, al final del gobierno delarruista la desocupación se ubicará en un dígito. Pero lo cierto es que la gran mayoría de los consultores privados, antes de la crisis de los últimos días, estaban más cerca de la opinión del Fondo –también previa al terremoto– que de la de Economía, ofrecida por un estrecho colaborador de Machinea a Cash, horas después de la renuncia de Chacho.
“Hay proyecto de crecimiento en marcha y no hay alternativas. Es una tarea ambiciosa basada en la solvencia fiscal, la mejora de la competitividad y el desarrollo de un protagonismo empresarial distinto al prebendario”, se entusiasma, pese a todo, el funcionario, quien se sorprendió tanto por la decisión De la Rúa como por la de Chacho.
Tal vez el único dato tranquilizador, entre las propias cifras del FMI, es que no se avisora ningún cambio de la paridad cambiaria 1 peso igual a 1 dólar por los próximos tres años.
Sin embargo, ese pronóstico no contemplaba una crisis institucional que, de profundizarse, podría desembocar en el test que tanto temió Machinea en sus primeros meses de gestión: una corrida contra peso, para saber cuán firme está el timón de la convertibilidad.
Más probable, en el corto plazo, es que si la incertidumbre –tanto para los que viven en Argentina como para los que la ven de afuera– no se disipa, no haya respuesta a la principal debilidad que hoy muestran los números de la economía argentina: la impresionante caída de la inversión. Según los números oficiales difundidos esta semana, entre el último trimestre del ‘99 y el segundo trimestre de este año, las inversiones en la economía se achicaron en 10 mil millones de pesos. “Lo que se está invirtiendo hoy en el país no alcanza a reponer la amortización de los equipos”, dice un experto que pasó por los equipos aliancistas. Y, ya se sabe, si no hay inversión hoy, entonces no habrá mañana ni empleo, ni producción, ni exportaciones sostenibles en el tiempo.
Precisamente, si, como reafirmó en su discurso nocturno del viernes, el Presidente buscaba sentar las bases para un sólido crecimiento económico, todo parece idicar que el efecto de tanta movida política será el contrario. Porque no hay mayor enemigo para la inversión que la incertidumbre: nadie pone plata en un proyecto, para recuperarlo recién dentro de varios años, cuando aún no se sabe cómo funcionará en los próximos días o semanas un nuevo gobierno, con el mismo telón de fondo de la recesión, pero ahora con Alvarez en el llano o, tal vez, en la oposición. Sobre todo, porque ya no hay más negocios que ofrecer de servicios públicos, con consumidores cautivos y rentabilidad asegurada, a precios de ganga. En este contexto, los analistas aseguran que para entender lo que viene más vale tener en cuenta los siguientes puntos:
- Si en dos o tres meses no hay señales claras de reactivación, ya están posicionados en el gabinete los eventuales reemplazantes de Machinea: el disciplinado Ricardo López Murphy o Colombo, ambos para profundizar la línea económica que baja De Santibañes.
- El viernes corrió la versión de que De la Rúa ya estaba pensando en desdoblar el Ministerio de Economía, en Hacienda por un lado y Producción por el otro, ubicando a López Murphy en el primero y a Machinea en el segundo. El argumento es que así terminaría por “convencer” a los mercados preservando al economista predilecto de Raúl Alfonsín y, por lo menos hasta hace un mes, del propio Alvarez. En el equipo de Machinea afirman que éste no aceptaría semejante división.
- Sin embargo, si el ruido político golpea fuerte en los próximos días en los mercados financieros, y hay algún atisbo de corrida contra el peso, no hay que descartar que tal opción se acelere. Y, entonces, el supuestamente hoy fortalecido Machinea deberá ceder ante otro “relanzamiento” de la política económica.


Tres economistas opinan sobre como queda el Gobierno

Claudio Lozano
director del IDEP-CTA

“De la Rúa se menemizó”

“Fernando de la Rúa se menemizó. El Gobierno persiste en mantener la continuidad de la gestión anterior al extremo. Esto se notó con el mantenimiento de la política de ajuste encarada, a la que se suma, ahora, la cuota de poder más importante que le otorga al Ministerio de Economía. La renuncia de Carlos “Chacho” Alvarez desencadenó una crisis política pronunciada, que deja a la luz la “menemización”, también en la faz política, de De la Rúa. En este contexto de crisis, no podemos pensar en una mejora en la marcha de la economía. Nos encontramos en un escenario de profunda inestabilidad, en la cual nos encontramos ante una crisis política y social ascendente. En este contexto, la salida presenta tres escenarios posibles: la profundización del modelo actual (del cual ya quedó demostrado que está agotado); la continuidad del plan económico pero de la mano de una renovación política, en línea con lo que propone el Banco Mundial; o el replanteo estructural del modelo. Por ahora, De la Rúa optó por continuar con la pauta diseñada por Carlos Menem.”


Norberto Sosa
economista de Exante

“Se acabó la Alianza”

“La salida de Chacho Alvarez deteriora la imagen del Gobierno y afecta la confianza de los consumidores, en un momento en que ésta se encuentra en un punto muy bajo. También implica que se acabó la Alianza y que pasó a gobernar únicamente la UCR, con influencia de lo que en un momento se denominó la “Coordinadora”. Esta situación, lejos de detener la fuga de capitales privados, acentúa la tendencia. En este marco, la economía crecerá apenas 0,5 por ciento este año, y no más del 2 por ciento en 2001. Si, en efecto, se consolida este escenario de magro crecimiento económico, es muy probable que no pueda cumplirse con las metas fiscales pautadas con el Fondo Monetario. Y, por consiguiente, se incrementan las posibilidades de que el mercado testee la fortaleza de la convertibilidad. Por ahora, la convertibilidad está técnicamente bien. El único aspecto positivo de la salida de Alvarez es que mejorará la relación entre el Gobierno y el Congreso, en momentos en que debe discutirse el Presupuesto del próximo año.”


Ricardo Fuente
economista de Ecolatina

“Mayor presión a Machinea”

“La gran incógnita que deja la crisis política es si deja un escenario para recrear la confianza interna, que ya venía muy deteriorada, y la de los inversores extranjeros. No hay que olvidar que el nivel de inversiones se encuentra estancado. Los próximos meses serán cruciales para evaluar el comportamiento de ambas variables, ya que de su evolución dependen el éxito o el fracaso de la gestión de Fernando de la Rúa. Ya no hay más espacios para aplicar ajustes, y el Gobierno necesita imperiosamente que la gente confíe para que aumente el consumo y la demanda de crédito. Por ahora, lo único claro es que esta crisis provocará todo lo contrario, un enorme descontento en la gente. El mayor poder que De la Rúa otorgó a José Luis Machinea también tiene una doble lectura. Por un lado, puede jugar a favor de que los inversores vuelvan a apostar por la Argentina. Pero, porel otro, significa mayor presión para el equipo económico en un contexto donde la economía sigue estancada.”

 

LA CRISIS POLITICA DE LA ALIANZA Y LA CONVERTIBILIDAD