El
famoso efecto De la Rúa
Por
Maximiliano Montenegro
El
insólito cambio de gabinete del jueves, detonante de la renuncia
del vicepresidente Carlos Alvarez y del naufragio político
de la Alianza, tiene para el presidente De la Rúa, más
allá de cualquier consideración política de
ejercicio del poder, una lógica basada en lo económico:
si la economía levanta vuelo en los próximos
dos o tres meses, a la gente ya no le va a importar que en el gabinete
continúen De Santibañes, Flamarique, la Momia o Frankenstein,
razonó la craneoteca delarruista. Así lo evaluó,
justamente, con el cuestionado jefe de la SIDE, quien le explicó
que para los mercados no había mejor política reactivante
que fortalecer al Ministerio de Economía, cerrando ventanillas
que pudieran ser vistas como potenciales fuentes de expansión
del gasto (Ministerio de Infraestructura) o desplazando a personajes
que hicieran ruido en los oídos de los inversores al hablar
de la necesidad de una intervención estatal para definir
otro modelo de desarrollo (Rodolfo Terragno). El propio
José Luis Machinea aceptó en el día de su cumpleaños
el desafío, feliz como ministro con dos ministerios, consciente
de que, igualmente, hace rato que se había quedado sin cartas
con que apostar. Sea como fuere, esa lógica se derrumbó
como un castillo de naipes, con el desplante de Chacho y la catarata
de renuncias y versiones que desató.
La lógica de De la Rúa-De Santibañes se derrumbó
porque no hay nada peor para los mercados que el reino
de la incertidumbre. Y eso fue lo que se vivió, minuto a
minuto, el viernes. Pero, además, más allá
del factor Chacho, el tándem de vecinos de Villa Rosa (Pilar)
erró el diagnóstico desde el vamos: porque aún
antes de la renuncia vicepresidencial, los principales bancos de
inversión no habían interpretado favorablemente la
jugada.
Una vez más, De Santibañes, obsesionado con las expectativas
de los inversores, no supo interpretar que las expectativas externas,
hoy más que nunca, se relacionan con las internas, es decir,
con la opinión pública, a la que el Presidente dio
la espalda. Esta nueva regla de psicología social
es especialmente aplicable para la Argentina, después de
que el economista del Fondo Monetario, Tomás Reichman, dijera
que ahora el problema era el malhumor de los argentinos, cuya desconfianza
postergaba la reactivación del consumo. Es un círculo
vicioso: si las medidas pensadas para satisfacer a los inversores
espantan a los argentinos, entonces no habrá reactivación,
lo cual espanta a los inversores.
Así lo hicieron notar en sus informes bancos tales como Goldman
Sachs, Merryll Lynch o el Deutsch Bank. Goldman sentenció:
los cambios revelan la inhabilidad del Presidente para reorientar
su gabinete hacia uno que genere más apoyo de la comunidad
inversora. En este sentido el recambio es una oportunidad perdida.
En tanto, el Deutsch Bank, disparó contra el flamante jefe
de Gabinete, Chrystian Colombo, el funcionario que más poder
concentraría en el nuevo gabinete: Colombo no tiene
las credenciales necesarias para mejorar la confianza en la gestión
del Gobierno de aquí en adelante, aseguró.
Obviamente, mañana, los reportes desde el exterior serán
aún menos alentadores, porque durante toda la crisis del
Senado la posición de los bancos fue siempre la misma: elogiaron
la actitud del ex vice, porque -argumentaban el escándalo
podía servir para reducir el costo argentino
en los trámites legislativos. Pero alertaban, al mismo tiempo,
sobre el riesgo político: que las distintas actitudes
del Presidente y de Alvarez desembocaran en una fractura de la Alianza,
amenazando la gobernabilidad y elevando la incertidumbre.
Escenarios
Todos los escenarios que se abren con la crisis de la Alianza,
se construyen sobre una base de por sí arenosa. Como anticipó
el domingo pasado Cash, aun en el mejor de los casos, el propio
Fondo Monetario prevé que en el 2003, al final del mandato
de De la Rúa, los principales males de la economía
seguirán agobiando a los argentinos:
-La desocupación no bajará del 12,5 por ciento.
- La deuda externa aumentará de los 142 mil millones de dólares
actuales a más de 155 mil millones.
- La tasa de interés que paga el Estado por su deuda, piso
de referencia para el crédito privado, apenas se reducirá
del 11,7 al 10,5 por ciento, para familias y empresarios locales
los préstamos seguirán siendo casi tan caros como
hoy.
- Para el período 2000-2003, la tasa de crecimiento promedio
sería del orden del 3 por ciento, por debajo de la tasa de
expansión de la economía mundial.
Esos números están absolutamente errados y va
a quedar demostrado que los técnicos del Fondo no entienden
nada a la hora de hacer proyecciones sobre la Argentina, se
quejan en el equipo de Machinea, y confían en que una
vez que se despeje la crisis política no hay dudas de que
vamos a crecer a tasas de entre el 5 y 6 por ciento. Y aseguran
que, al final del gobierno delarruista la desocupación se
ubicará en un dígito. Pero lo cierto es que la gran
mayoría de los consultores privados, antes de la crisis de
los últimos días, estaban más cerca de la opinión
del Fondo también previa al terremoto que de
la de Economía, ofrecida por un estrecho colaborador de Machinea
a Cash, horas después de la renuncia de Chacho.
Hay proyecto de crecimiento en marcha y no hay alternativas.
Es una tarea ambiciosa basada en la solvencia fiscal, la mejora
de la competitividad y el desarrollo de un protagonismo empresarial
distinto al prebendario, se entusiasma, pese a todo, el funcionario,
quien se sorprendió tanto por la decisión De la Rúa
como por la de Chacho.
Tal vez el único dato tranquilizador, entre las propias cifras
del FMI, es que no se avisora ningún cambio de la paridad
cambiaria 1 peso igual a 1 dólar por los próximos
tres años.
Sin embargo, ese pronóstico no contemplaba una crisis institucional
que, de profundizarse, podría desembocar en el test que tanto
temió Machinea en sus primeros meses de gestión: una
corrida contra peso, para saber cuán firme está el
timón de la convertibilidad.
Más probable, en el corto plazo, es que si la incertidumbre
tanto para los que viven en Argentina como para los que la
ven de afuera no se disipa, no haya respuesta a la principal
debilidad que hoy muestran los números de la economía
argentina: la impresionante caída de la inversión.
Según los números oficiales difundidos esta semana,
entre el último trimestre del 99 y el segundo trimestre
de este año, las inversiones en la economía se achicaron
en 10 mil millones de pesos. Lo que se está invirtiendo
hoy en el país no alcanza a reponer la amortización
de los equipos, dice un experto que pasó por los equipos
aliancistas. Y, ya se sabe, si no hay inversión hoy, entonces
no habrá mañana ni empleo, ni producción, ni
exportaciones sostenibles en el tiempo.
Precisamente, si, como reafirmó en su discurso nocturno del
viernes, el Presidente buscaba sentar las bases para un sólido
crecimiento económico, todo parece idicar que el efecto de
tanta movida política será el contrario. Porque no
hay mayor enemigo para la inversión que la incertidumbre:
nadie pone plata en un proyecto, para recuperarlo recién
dentro de varios años, cuando aún no se sabe cómo
funcionará en los próximos días o semanas un
nuevo gobierno, con el mismo telón de fondo de la recesión,
pero ahora con Alvarez en el llano o, tal vez, en la oposición.
Sobre todo, porque ya no hay más negocios que ofrecer de
servicios públicos, con consumidores cautivos y rentabilidad
asegurada, a precios de ganga. En este contexto, los analistas aseguran
que para entender lo que viene más vale tener en cuenta los
siguientes puntos:
- Si en dos o tres meses no hay señales claras de reactivación,
ya están posicionados en el gabinete los eventuales reemplazantes
de Machinea: el disciplinado Ricardo López Murphy o Colombo,
ambos para profundizar la línea económica que baja
De Santibañes.
- El viernes corrió la versión de que De la Rúa
ya estaba pensando en desdoblar el Ministerio de Economía,
en Hacienda por un lado y Producción por el otro, ubicando
a López Murphy en el primero y a Machinea en el segundo.
El argumento es que así terminaría por convencer
a los mercados preservando al economista predilecto de Raúl
Alfonsín y, por lo menos hasta hace un mes, del propio Alvarez.
En el equipo de Machinea afirman que éste no aceptaría
semejante división.
- Sin embargo, si el ruido político golpea fuerte en los
próximos días en los mercados financieros, y hay algún
atisbo de corrida contra el peso, no hay que descartar que tal opción
se acelere. Y, entonces, el supuestamente hoy fortalecido Machinea
deberá ceder ante otro relanzamiento de la política
económica.
Tres
economistas opinan sobre como queda el Gobierno
Claudio
Lozano
director del IDEP-CTA
De
la Rúa se menemizó
Fernando
de la Rúa se menemizó. El Gobierno persiste en mantener
la continuidad de la gestión anterior al extremo. Esto se
notó con el mantenimiento de la política de ajuste
encarada, a la que se suma, ahora, la cuota de poder más
importante que le otorga al Ministerio de Economía. La renuncia
de Carlos Chacho Alvarez desencadenó una crisis
política pronunciada, que deja a la luz la menemización,
también en la faz política, de De la Rúa. En
este contexto de crisis, no podemos pensar en una mejora en la marcha
de la economía. Nos encontramos en un escenario de profunda
inestabilidad, en la cual nos encontramos ante una crisis política
y social ascendente. En este contexto, la salida presenta tres escenarios
posibles: la profundización del modelo actual (del cual ya
quedó demostrado que está agotado); la continuidad
del plan económico pero de la mano de una renovación
política, en línea con lo que propone el Banco Mundial;
o el replanteo estructural del modelo. Por ahora, De la Rúa
optó por continuar con la pauta diseñada por Carlos
Menem.
Norberto Sosa
economista de Exante
Se
acabó la Alianza
La
salida de Chacho Alvarez deteriora la imagen del Gobierno y afecta
la confianza de los consumidores, en un momento en que ésta
se encuentra en un punto muy bajo. También implica que se
acabó la Alianza y que pasó a gobernar únicamente
la UCR, con influencia de lo que en un momento se denominó
la Coordinadora. Esta situación, lejos de detener
la fuga de capitales privados, acentúa la tendencia. En este
marco, la economía crecerá apenas 0,5 por ciento este
año, y no más del 2 por ciento en 2001. Si, en efecto,
se consolida este escenario de magro crecimiento económico,
es muy probable que no pueda cumplirse con las metas fiscales pautadas
con el Fondo Monetario. Y, por consiguiente, se incrementan las
posibilidades de que el mercado testee la fortaleza de la convertibilidad.
Por ahora, la convertibilidad está técnicamente bien.
El único aspecto positivo de la salida de Alvarez es que
mejorará la relación entre el Gobierno y el Congreso,
en momentos en que debe discutirse el Presupuesto del próximo
año.
Ricardo Fuente
economista de Ecolatina
Mayor
presión a Machinea
La
gran incógnita que deja la crisis política es si deja
un escenario para recrear la confianza interna, que ya venía
muy deteriorada, y la de los inversores extranjeros. No hay que
olvidar que el nivel de inversiones se encuentra estancado. Los
próximos meses serán cruciales para evaluar el comportamiento
de ambas variables, ya que de su evolución dependen el éxito
o el fracaso de la gestión de Fernando de la Rúa.
Ya no hay más espacios para aplicar ajustes, y el Gobierno
necesita imperiosamente que la gente confíe para que aumente
el consumo y la demanda de crédito. Por ahora, lo único
claro es que esta crisis provocará todo lo contrario, un
enorme descontento en la gente. El mayor poder que De la Rúa
otorgó a José Luis Machinea también tiene una
doble lectura. Por un lado, puede jugar a favor de que los inversores
vuelvan a apostar por la Argentina. Pero, porel otro, significa
mayor presión para el equipo económico en un contexto
donde la economía sigue estancada.
LA
CRISIS POLITICA DE LA ALIANZA Y LA CONVERTIBILIDAD
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