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LECTORES
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Solucion
La globalización no es más que un eufemismo para
ocultar el verdadero significado de la etapa histórica
que estamos viviendo: el poder del imperialismo en su expresión
más concentrada. Hoy se ve con dramática claridad
el poder de la dictadura de las multinacionales, que se reparten
los mercados y las zonas de influencia. Los teóricos de
la globalización que no paran de hablarnos de esta maravillosa
invención tratan de convencernos de que ella por
sí sola resolverá nuestros problemas, incluido el
de la deuda externa. Dicen que acatando y cumpliendo sin chistar
los mandatos del FMI y BM podremos salir de la crisis. Todos sabemos
adónde apuntan los beneficios del dúo dinámico
de las finanzas internacionales: sólo reciben sus bondades
los sectores más poderosos que se apropian de casi toda
la riqueza creada por el conjunto de la población, mientras
ésta recibe las pocas migajas que quedan, con lo cual,
los más ricos se hacen cada vez más ricos, los pobres
cada vez son más pobres, las contradicciones crecen, la
crisis se expande y las desigualdades no se resuelven. En este
contexto, exigen a los países que sufren los rigores de
la crisis que den señales a los nuevos dioses
del nuevo del milenio: los mercados. En cambio, aquellos países
que tienen sus arcas repletas de dólares nada hacen por
mitigar los dolores de la catástrofe. Ni siquiera el anuncio
de condonar deudas a los países más pobres puede
ayudar a resolverles sus dramas, porque lo que se trata no es
la condonación sino que les devuelvan todas las riquezas
que el sistema colonialista de saqueo, pillaje y explotación
les robó durante siglos. Y recién ahí podríamos
decir que la crisis estará resuelta. La única solución
al mal llamado problema de la deuda es la exigencia de la devolución
de los millones de millones robados durante siglos, y que los
países pobres dejen de transferir recursos al mundo desarrollado.
Sergio Daniel Aronas
[email protected]
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