Línea de largada

Por Roberto Navarro

Están preparados en la línea de largada. Veintiséis compañías están anotadas para correr. Algunas no perderán un segundo y saldrán con todo para llegar primero. Y la orden se disparará el jueves, día que comenzará, finalmente, la competencia en el mercado de telecomunicaciones. Este será el primer servicio público privatizado en el cual varias compañías pelearán sin restricciones por capturar la voluntad de los consumidores. Las empresas que registraron licencias ofrecerán telefonía de larga distancia, local, Internet y otros servicios de transmisión de voz y datos. En los próximos días, compañías y casas de familia serán bombardeados con ofertas que deberán analizar detenidamente para determinar cuál es la que mejor se adapta a sus necesidades. Los especialistas del sector esperan que las tarifas para llamadas de larga distancia nacional disminuyan de 45 a menos de 20 centavos el minuto. Reducción que beneficiará, de concretarse, entre otros, a las pymes del interior y a los residentes de áreas suburbanas. Una caída de similar proporción se aguarda en las comunicaciones internacionales. La competencia en las locales todavía tendrá que esperar porque requiere de inversiones de envergadura. Cash consultó a las principales operadoras sobre sus estrategias para ganar, lo que el mismo secretario del área, Henoch Aguiar, denominó “la batalla de las comunicaciones”.
El presidente de la Nación, Fernando de la Rúa, se prepara para presentar el nuevo esquema de competencia como un gran éxito de su administración. El decreto que firmó en agosto último –luego de varias idas y venidas y de presiones cruzadas– cambió las reglas de juego. Durante los últimos doce meses, en los que la puja se restringió a Telefónica, Telecom, Movicom Bell South y CTI, el precio de interconexión que cobraban las empresas dominantes obstruía el desarrollo de un mercado competitivo. El decreto lo disminuyó a la mitad. El nuevo régimen de licencias, a diferencia del anterior, permite a cualquier operador ingresar al mercado sin condiciones.
De las 26 empresas que registraron licencias, por lo menos cuatro comenzarán a operar el próximo jueves: Impsat, Compsat, MetroRed y AT&T. La estrategia de las compañías entrantes, similar a la que vienen desarrollando Movicom y CTI, es mostrarse como proveedores de alta calidad, más confiables, con tarifas más transparentes y de fácil comprensión para los usuarios. Según los nuevos operadores, sus estudios de mercado indican que el usuario argentino elige la compañía para sus llamadas de larga distancia, en primer lugar, por el precio. Pero también le da una gran importancia a entender qué es lo que está pagando. A la mayoría de los usuarios, dicen los entrantes, se les hace difícil comprender las promociones de Telefónica y Telecom. Por eso, aunque los locutorios tienen las tarifas de larga distancia más caras del mercado, el 25 por ciento del tráfico pasa por las cabinas que cuentan con medidores de tiempo y una tarifa a la vista.
La estrategia de las dos compañías que dominan el mercado desde hace diez años, en cambio, es presentar sus promociones como el resultado del conocimiento que tienen de los usuarios. Por ese motivo, Telecom ofrece un plan para clientes residenciales con descuentos en cinco números previamente elegidos. Cantidad de destinos que, según afirman en la empresa, representa el 70 por ciento de las comunicaciones de una familia tipo. Una conducta similar adoptó Telefónica, que permite hacer llamadas de larga distancia los domingos –día en el que, asegura la compañía, se suele llamar a la familia al interior o al exterior– sin límite de tiempo, cobrando sólo los primeros diez minutos.
Más allá de los planes que puedan diseñar los gerentes de marketing de las distintas compañías, hay dos elementos básicos que todos conocen y que definirán la batalla: los dos operadores dominantes cuentan con la inercia del mercado, que puede llevar a que luego de un gran ruido inicial, lamayoría de los usuarios se quede en su compañía de siempre. Los nuevos jugadores saben que esa inercia se rompe sólo con fuertes rebajas de precios que inviten a los clientes a cambiar. Por eso se juegan a ofertas concretas en las que la gente perciba claramente las diferencias.
La combinación de distintos tipos de servicios de comunicación en una misma oferta es una estrategia usada por la mayoría de los competidores. Promociones de larga distancia por telefonía móvil, paquetes de telefonía básica e Internet con tarifa plana, telefonía celular y tranking (intercomunicadores) son algunos de los “combos” ofrecidos. En el caso de los clientes corporativos, estas promociones se diseñan a medida, según las necesidades de cada empresa.
Aunque las telefónicas no quieren dar a conocer las tarifas que ofrecen a sus grandes cuentas, Cash pudo confirmar que hay empresas que ya recibieron ofertas de llamadas de larga distancia nacional, a más de 300 kilómetros, a menos de 20 centavos. En ese segmento los operadores jugarán sus mejores cartas: el que se quede con los clientes más importantes se asegura, primero la supervivencia, y luego un lugar preferencial en el mercado. Hay operadoras, como Compsat y MetroRed, que en una primera etapa se dedicarán sólo al sector corporativo.
Si bien la incorporación de Movicom y CTI durante el último año, ya había generado una disminución en las tarifas, el precio promedio de las llamadas de larga distancia sigue siendo muy alto. La razón principal es que, hasta ahora, para acceder a los descuentos, los usuarios deben presuscribirse a algunos de los planes que ofrecen las telefónicas, incluso a los de la misma compañía que les corresponde por zona. El resto de las llamadas de larga distancia cuestan lo mismo que hace un año.
El secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, aseguró a Cash que la dinámica que tomará el mercado a partir de la semana próxima hará caer los precios de todas las llamadas con la misma intensidad. Uno de los elementos que alimenta la confianza del funcionario es que a partir del jueves ya no habrá que presuscribirse para elegir una compañía. En cada comunicación, mediante la utilización de un prefijo de tres dígitos, los usuarios podrán elegir por cuál compañía desean comunicarse. Así se podrá utilizar a cada operador para los destinos y horarios más convenientes de su menú de ofertas.
Durante el año en curso el uso de Internet creció a un ritmo del 7 por ciento mensual; el tráfico de llamadas a celulares aumentó un 50 por ciento con respecto de 1999 y la venta de computadoras se incrementó en un 40 por ciento. Un desarrollo increíble tomando en cuenta que la economía continúa estancada. Las 26 compañías que se anotaron para competir anunciaron inversiones por 4000 millones de dólares, monto que se suma a los 2000 que invertirán Telefónica y Telecom.
Pero la falta de experiencias sobre competencia en servicios públicos privatizados abre un interrogante sobre el desarrollo del mercado. Algunos de los operadores entrantes advirtieron sobre el peligro de que la Comisión Nacional de Comunicaciones no cumpla con sus funciones de contralor. Conducta que jugaría a favor de las compañías dominantes, que podrían desarrollar campañas de bloqueo de mercado.
En el mundo existen experiencias como la de Finlandia, donde 47 operadores entrantes se distribuyen el 70 por ciento del mercado y las tarifas se mantienen bajas. Pero también está cercano el fracaso de la apertura chilena, que luego de un comienzo explosivo, con muchos jugadores y profunda caída de precios, terminó con sólo cuatro empresas que se dividen el mercado trasandino y cobran precios nuevamente elevados.

Asignaturas pendientes de la desregulacion

Teléfonos en todo el país

Los habitantes de Chachichuyo, Córdoba, no tienen teléfono; tampoco los de El Espinillo, Chaco; ni los de Panambí, Misiones. Mientras las grandes corporaciones y las zonas residenciales de mayor poder adquisitivo van a empezar a recibir ofertas de todo tipo de servicios de comunicación de parte de casi treinta empresas distintas, todavía quedan cientos de pueblos del interior del país que no tienen siquiera un teléfono público. Si bien las telefónicas cumplieron con la obligación de acercar el servicio a todas las localidades de más de 1000 habitantes, dejaron a las localidades más alejadas de centros urbanos sin el tendido de redes. La Secretaría de Comunicaciones acumula reclamos de por lo menos 30 barrios por provincia que piden, aunque sea, un teléfono público.
La densidad telefónica del país es del 21 por ciento. Es decir, 21 líneas por cada cien habitantes, promedio razonable para un país en vías de desarrollo. Pero la distribución es absolutamente desigual. En la Ciudad de Buenos Aires la densidad es del 50 por ciento, superior a muchos países europeos. En Formosa es del 6,2 por ciento; en Santiago del Estero, del 6,3 por ciento, y en Chaco, del 6,4 por ciento.
El decreto de desregulación prevé la organización del Servicio Universal. Se trata de que todas las empresas del mercado aporten un 1 por ciento de su facturación para el desarrollo del servicio telefónico en todo el territorio nacional. El secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, confesó a Cash que para que la red telefónica llegue a todos los rincones del país todavía pueden pasar dos años más.
El otro reclamo que reciben tanto la Secretaría como la Comisión Nacional de Comunicaciones es la necesidad de obligar a las compañías a instalar medidores telefónicos. Miles de usuarios reciben mensualmente facturas con llamados que no realizaron, principalmente a teléfonos celulares. En la mayoría de los casos las empresas reconocen los errores y envían una nueva factura. Pero también hay usuarios que no revisan sus liquidaciones o que no reclaman porque se trata de montos mínimos. Aunque la Argentina forma parte del grupo de países que cuenta con tecnología de punta en materia de comunicaciones, es el único de esta elite que no exige a los operadores la instalación de medidores domiciliarios.