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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
21 ENERO 2001








KIOSCO12

 BUENA MONEDA
 por Alfredo Zaiat


Enloquecidos

En la cinematografía nacional existen varias cintas que reflejan esa fantasía popular de “salvarse” con algún hecho fortuito, ajena a la voluntad y trabajo propio. La grande de la Lotería, el olvidado Prode, una herencia de una tía perdida, una fija en el hipódromo, el dato de una acción en la Bolsa o algún negocio que dejará millones. La “oportunidad” que no hay que desaprovechar, como los sellos Nueve Reinas en manos de Ricardo Darín y Gastón Pauls, en el film de Fabián Bielinsky. Dios es argentino y se acordó que algo tiene que hacer. Y posó su mano –y no fue la de Maradona– sobre tierra europea extendiendo el mal de la “vaca loca”. Ahora sí, ya no será sólo la cosecha record, sino también la carne argentina la carta salvadora. Los funcionarios se lanzaron a conquistar los mercados infectados: misiones, ferias y campañas de difusión con el sello identificatorio de “Argentine Beef”. Y para invitar a la fortuna que llama a la puerta, el Gobierno apelará a los embajadores agropecuarios ad honorem, como Gabriel Batistuta, que promocionará en Italia las carnes argentinas. Fuera de toda esa vorágine, vale escuchar a los integrantes del Grupo de Reflexión Rural, no para compartir en su totalidad sus posiciones pero sí para abrir un debate necesario para que la suerte de la Argentina esté vinculada con una estrategia de mediano plazo y no con los goles de Batistuta. Aquí van algunas de sus reflexiones:
- Nuestro país, desde el siglo XVIII, aun antes de su independencia, ya se caracterizaba por los famosos ganados de sus pampas. A lo largo de los siglos XIX y XX todo nuestro desarrollo como país se fundó en la exportación de carnes bovinas. Hoy –dicen en el Grupo– cuando la “vaca loca” arrasa los mercados europeos, se nos ocurre pensar que como toda crisis, ésta también esconde una oportunidad para un país que a lo largo de su historia pareciera prepararse para una gran demanda mundial de carnes sanas, de bajo colesterol, criadas a campo y alimentadas a pasto.
- Pero como la Argentina es el reino de la insensatez, nos encontramos ahora con que, más que exportadores de carnes, somos uno de los grandes productores del mundo de soja transgénica y que en nuestra ganadería se impuso mayoritariamente el uso del feed lot, o sea la terminación del animal en corrales de engorde, con abuso de anabólicos, hormonas, antibióticos y hasta harinas animales.
- ¿Preguntamos por qué?
- Este país –se contestan en el Grupo– hace mucho ha decidido seguir el modelo norteamericano y cuestionar todas las políticas europeas, olvidando que Europa ha sido y es nuestro gran mercado consumidor, y Estados Unidos compite con nosotros en todos los mercados del mundo.
- Nuestra disparatada estrategia ha sido entonces la de unirnos al competidor para cuestionar a nuestros compradores.
- Hoy festejamos volver al mercado de carnes de Estados Unidos con sólo con 20 mil toneladas de cuartos delanteros y carne para hamburguesas que no significan nada en términos de exportación, mientras desatendemos el gran mercado alemán adonde va más del 70 por ciento de nuestras exportaciones.
- La “vaca loca” significa una oportunidad gigantesca de mercado que no podremos aprovechar porque se impusieron los fundamentalistas de la ingeniería transgénica.
- Ante la crisis, la respuesta debería ser más calidad y más rigurosidad en los controles del Senasa. Para tener más calidad hay que cambiar la ecuación económica. Más escala implica menor calidad. Se debe modificar el modelo de producción: un esquema artesanal, de pequeños productores, con protección del Estado, con subsidios.
- ¿Es viable esa estrategia sin salir de la Convertibilidad, que aceleró el modelo de escala (feed lot) para disminuir costos, siguiendo el modelo americano?
En el Grupo de Reflexión Rural responden que no. Pero tampoco están seguros de que saliendo de la Convertibilidad se asegura por sí solo el retorno a un modelo de pequeños productores y de más calidad sin antes pensar qué país se quiere construir.