Enloquecidos
En
la cinematografía nacional existen varias cintas que reflejan
esa fantasía popular de salvarse con algún
hecho fortuito, ajena a la voluntad y trabajo propio. La grande
de la Lotería, el olvidado Prode, una herencia de una tía
perdida, una fija en el hipódromo, el dato de una acción
en la Bolsa o algún negocio que dejará millones. La
oportunidad que no hay que desaprovechar, como los sellos
Nueve Reinas en manos de Ricardo Darín y Gastón Pauls,
en el film de Fabián Bielinsky. Dios es argentino y se acordó
que algo tiene que hacer. Y posó su mano y no fue la
de Maradona sobre tierra europea extendiendo el mal de la
vaca loca. Ahora sí, ya no será sólo
la cosecha record, sino también la carne argentina la carta
salvadora. Los funcionarios se lanzaron a conquistar los mercados
infectados: misiones, ferias y campañas de difusión
con el sello identificatorio de Argentine Beef. Y para
invitar a la fortuna que llama a la puerta, el Gobierno apelará
a los embajadores agropecuarios ad honorem, como Gabriel Batistuta,
que promocionará en Italia las carnes argentinas. Fuera de
toda esa vorágine, vale escuchar a los integrantes del Grupo
de Reflexión Rural, no para compartir en su totalidad sus
posiciones pero sí para abrir un debate necesario para que
la suerte de la Argentina esté vinculada con una estrategia
de mediano plazo y no con los goles de Batistuta. Aquí van
algunas de sus reflexiones:
- Nuestro país, desde el siglo XVIII, aun antes de su independencia,
ya se caracterizaba por los famosos ganados de sus pampas. A lo
largo de los siglos XIX y XX todo nuestro desarrollo como país
se fundó en la exportación de carnes bovinas. Hoy
dicen en el Grupo cuando la vaca loca arrasa
los mercados europeos, se nos ocurre pensar que como toda crisis,
ésta también esconde una oportunidad para un país
que a lo largo de su historia pareciera prepararse para una gran
demanda mundial de carnes sanas, de bajo colesterol, criadas a campo
y alimentadas a pasto.
- Pero como la Argentina es el reino de la insensatez, nos encontramos
ahora con que, más que exportadores de carnes, somos uno
de los grandes productores del mundo de soja transgénica
y que en nuestra ganadería se impuso mayoritariamente el
uso del feed lot, o sea la terminación del animal en corrales
de engorde, con abuso de anabólicos, hormonas, antibióticos
y hasta harinas animales.
- ¿Preguntamos por qué?
- Este país se contestan en el Grupo hace mucho
ha decidido seguir el modelo norteamericano y cuestionar todas las
políticas europeas, olvidando que Europa ha sido y es nuestro
gran mercado consumidor, y Estados Unidos compite con nosotros en
todos los mercados del mundo.
- Nuestra disparatada estrategia ha sido entonces la de unirnos
al competidor para cuestionar a nuestros compradores.
- Hoy festejamos volver al mercado de carnes de Estados Unidos con
sólo con 20 mil toneladas de cuartos delanteros y carne para
hamburguesas que no significan nada en términos de exportación,
mientras desatendemos el gran mercado alemán adonde va más
del 70 por ciento de nuestras exportaciones.
- La vaca loca significa una oportunidad gigantesca
de mercado que no podremos aprovechar porque se impusieron los fundamentalistas
de la ingeniería transgénica.
- Ante la crisis, la respuesta debería ser más calidad
y más rigurosidad en los controles del Senasa. Para tener
más calidad hay que cambiar la ecuación económica.
Más escala implica menor calidad. Se debe modificar el modelo
de producción: un esquema artesanal, de pequeños productores,
con protección del Estado, con subsidios.
- ¿Es viable esa estrategia sin salir de la Convertibilidad,
que aceleró el modelo de escala (feed lot) para disminuir
costos, siguiendo el modelo americano?
En el Grupo de Reflexión Rural responden que no. Pero tampoco
están seguros de que saliendo de la Convertibilidad se asegura
por sí solo el retorno a un modelo de pequeños productores
y de más calidad sin antes pensar qué país
se quiere construir.
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