Un blindaje para el modelo
Por
Miguel Peirano y Federico Poli*
El
blindaje es un salvataje externo para evitar los efectos nacionales
e internacionales de la cesación de pagos en la Argentina.
Es un auxilio para evitar el desastre macroeconómico, consecuencia
de desacertadas políticas aplicadas por años. El sector
productivo atraviesa una severa crisis, que el blindaje por sí
mismo no soluciona en absoluto. No se han tomado durante este gobierno
medidas de fondo que permitan revertir el deterioro del sector industrial.
No se puede afirmar que todo sea igual que en el gobierno anterior
y en particular con la gestión de Roque Fernández.
La posición argentina de negociar el ALCA desde el Mercosur,
las medidas de salvaguardia para evitar que desaparezca parte de
la industria del calzado, una AFIP (Administración Federal
de Ingresos Públicos) que desde la nueva conducción
no persigue sistemáticamente a las Pymes seguramente no hubieran
existido años atrás. Pero, obviamente, no configuran
ningún cambio de fondo de política económica.
Más allá de que se crezca al 2 o al 5 por ciento poco
será lo que se derrame hacia la gente o las Pymes. El modelo
funciona concentrando y excluyendo, aún en crecimiento.
Argentina, tras una década de políticas equivocadas
y consolidando un proceso que se inició en las fórmulas
liberales de Martínez de Hoz durante la dictadura, se parece
cada día más a los países latinoamericanos
de peor distribución del ingreso, sin movilidad social, sin
clase media sólida y sin posibilidades de progreso para los
sectores de menores ingresos.
Los índices recientemente conocidos sobre la pobreza en la
Argentina reflejan la realidad nacional y desestiman tantas afirmaciones
carentes de sentido sobre la economía argentina.
Es difícil entender que no podamos en la Argentina establecer
un ingreso digno para todos los jefes de familia desocupados como
manera de insertarlos en el mercado de consumo, restablecer mayor
equidad y favorecer la seguridad de todos los argentinos.
No se puede crecer con equidad si no se prioriza producir con alto
valor agregado, mejorar la relación de precios relativos
y mejorar los ingresos de la gente. Para lograrlo se requieren medidas
que en algunos casos implican decisiones que afectan intereses de
sectores privilegiados durante la década del 90.
El supuesto círculo virtuoso para la gente de la baja del
riesgo país lo podemos esperar otros diez años, como
ya nos tocó esperar el ingreso al Primer Mundo. Hoy ya sabemos
dónde el modelo nos dejó.
*
Economistas de la Unión Industrial Argentina.
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