Aeroparque

Cuando promediaba el mandato del general Onganía se encaró la construcción del Puente Zárate Brazo Largo. Un funcionario leyó que el puente se iba a construir como carretero, mientras que la ley ordenaba que sea bimodal (carretero y ferroviario). Ese señor convocó a quince de sus mejores expertos y durante horas prepararon un documento de cuatro hojas que fue contundente. No hubo organismo del Gobierno que no recibiera aquella copia. El general Juan Carlos De Marchi, presidente de Ferrocarriles, había sido muy claro: si el Puente Zárate Brazo Largo no incluía el enlace ferroviario, la empresa ferroviaria estatal no iba a invertir ni en un solo clavo de vía más para el Ferrocarril Urquiza. Esa línea ferroviaria mesopotámica hubiera perdido su sentido. Hoy, el Urquiza une cuatro naciones por tres vínculos mixtos y todos fueron posibles y lógicos tras la existencia del de Zárate. ¿Qué tiene que ver esto con el actual tema del Aeroparque? Sencillo. Si no se traslada el tráfico aéreo de cabotaje a Ezeiza, será mejor que: Morón desmantele su aeropuerto; La Plata haga un lindo loteo con el propio; cada habitante del 75 por ciento del territorio oeste, sur y sudoeste del Area Metropolitana de Buenos Aires se vaya anotando en el Plan Trabajar porque el futuro va a ser muy difícil; los puertos y recreos del Delta y de la costa Vicente López-Tigre deberían pensar en cambiar de actividad, pues ya no tendrán ribera; los ecologistas se deben preparar para la muerte de la actual reserva. Para lo que también nos debemos preparar es para demandar al Estado nacional por limitación al desarrollo.

Jorge de Mendonça
DNI 14.381.615