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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
08 ABRIL 2001








 BUENA MONEDA
Por Alfredo Zaiat


La mano de Dios

En el último informe de Coyuntura del IERAL-Fundación Mediterránea, necesariamente optimista ante el rol preponderante que tiene ahora su alma mater, se dice que el Plan de su jefe con base en la Ley de Competitividad “va haciendo camino al andar”. En ese tránsito, ya superado el shock inicial de hiperkinetismo cavallista, no habría que perder de vista ese recorrido. Durante más de diez años se escuchó hasta el hartazgo que las empresas deben arreglárselas solas ante la apertura de la economía, puesto que las más aptas en eficiencia y productividad serían las que han de sobrevivir. El saldo de esa experiencia ha sido que ramas completas del complejo industrial argentino han quedado desarticuladas. Ahora Domingo Cavallo busca con políticas sectoriales salvar lo que queda de algunas de esas industrias. En la nota de tapa de esta edición del Cash se plantea que esa estrategia de auxilio pudo haber llegado tarde en algunos casos y que puede resultar insuficiente en otros. Pero al margen de esa cuestión que, en los hechos, pone en evidencia los elevados costos asociados a diez años de convertibilidad, resulta alentador que haya reingresado al escenario una serie de políticas activas para impulsar el crecimiento después de tantos años de discurso descalificador a la intervención del Estado en la economía. De todos modos, dados los antecedentes acumulados en su etapa I en el Ministerio, vale estar atentos al sendero que en su andar Cavallo vaya trazando.
¿Qué empresas se van a beneficiar con rebajas impositivas? ¿Morosos y evasores recibirán el mismo trato de la mano del Dios sanador? ¿Cómo se instrumentará la refinanciación de pasivos? ¿Todas las compañías, cumplidoras o no de las normas aduaneras, recibirán la bendición de Supermingo? Los lobbies ya están agazapados para dar el zarpazo. No sólo hay que observar los movimientos de los grupos interesados, sino que también hay que controlar a Mister Adrenalina.
Sólo como ejercicio de memoria, durante su anterior gestión dominada por la idea aperturista Cavallo fue sumamente generoso sin embargo con compañías como Gatic, Yoma o Arcor. Ahora vuelve a tener ese manejo discrecional del poder que puede hundir o salvar a empresas. Vale recordar, simplemente como ejemplo, el caso de Arcor. En diciembre de 1993, en pleno proceso de apertura que empezaba a castigar con dureza a muchos sectores, Cavallo concedió a Arcor, de la familia Pagani, que contribuyó al desarrollo de la Fundación Mediterránea y, por lo tanto, del propio ministro, un aumento del 10 al 20 por ciento en el arancel de importación para los chocolates, y duplicó también el reembolso a sus exportaciones. Como se supone, esa resolución (la 1555/93) implicó una mejora en la rentabilidad del negocio de Arcor, lo que le permitió al Grupo Pagani eludir el contexto adverso para la industria nacional hasta transformarse en uno de los pocos holding económicos locales que quedan.
Esa medida no hubiera estado teñida de arbitrariedad si no fuera que en ese momento muchas compañías sufrían la pérdida de posiciones en el mercado debido a la invasión de productos importados sin tener un salvavidas tendido por Economía. ¿A quienes beneficiará ahora Cavallo? ¿Tendrá hijos y entenados? ¿Presionará a las privatizadas a bajar tarifas al disminuir aranceles para la importación de bienes de capital? En definitiva, ¿quién lo controlará?
La ausencia de capacidad de los legisladores para ver más allá del abismo que le pusieron enfrente ha dejado a Supermingo con las manos libres. Y ya se sabe los riesgos que se corren cuando se deja a Cavallo sólo, sin ningún contrapeso, para que modele la economía según su saber y entender.