LA CESACION DE PAGOS NO SOLO AMENAZA AL ESTADO

Empresas contra la pared

Con el riesgo país en un piso de 900 puntos no sólo Domingo Cavallo
busca alquimias financieras para evitar caer en default. Compañías
líderes altamente endeudadas están con la soga al cuello y piden auxilio.

Por Claudio Zlotnik

Guste o no, la prima de riesgo país ha dejado de ser sólo un termómetro de los humores de los financistas sino que, aun más importante, tiene impacto determinante en la evolución de la economía. El hecho de que el riesgo se sitúe en torno de los 900 puntos no debería interpretarse como una cuestión que involucra exclusivamente a los operadores de la city sino como una traba para la marcha económica. La crisis, que impide al Estado financiarse a tasas de interés razonables, bloqueó el acceso de las empresas al mercado crediticio. El problema principal es que muchas deben afrontar vencimientos de deuda en los próximos meses, y están teniendo problemas para renegociar esos pasivos.
La crisis no sólo golpea a las pequeñas y medianas compañías. También, a las grandes, en especial las que no han sido vendidas a grandes conglomerados del exterior. En el caso de que empresas líderes en su rubro pidiesen dinero prestado a los bancos, éstos les cobrarían una tasa de interés nunca inferior al 25 por ciento anual, cuando lo normal es que este costo se ubique en torno del 10 al 12 por ciento. Es imposible que cualquiera de estas compañías planifique inversiones en este contexto. Todo lo contrario, y como está sucediendo en algunas de ellas, se están llevando a cabo fuertes ajustes de gastos fijos para seguir en carrera.
En medio del salto del riesgo país, la atención de los financistas está puesta en los vencimientos de este mes, que para las empresas trepan a 260 millones de dólares. De ese total, 150 millones están concentrados en la transportadora gasífera TGS que, tras una trabajosa negociación, estaría a punto de cerrar un acuerdo con las entidades financieras para que la asistan con un préstamo sindicado para cancelar el pasivo. En épocas tranquilas, es impensable que una empresa como TGS tuviera algún problema para encontrar el financiamiento.
Por este motivo, las compañías endeudadas empiezan a negociar con los bancos mucho tiempo antes de que se aproximen los vencimientos de sus títulos de deuda. Distinto es el caso de las empresas denominadas Triple A, aquellas filiales de grandes conglomerados extranjeros, como Telefónica, que debe afrontar un vencimiento de 400 millones, Repsol-YPF o Metrogas, que el mes que viene debe pagar 100 millones.
En lo que resta del año, las empresas deben hacer frente a vencimientos de Obligaciones Negociables por 2772 millones de dólares. Y no son pocos los ejecutivos que cruzan los dedos para que la realidad pegue un giro de 180 grados, baje el riesgo país, y puedan respirar aliviados.