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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
08 ABRIL 2001









- Domingo Cavallo anunció políticas activas para reflotar a tres sectores castigados por la apertura y la sobrevaluación del peso: textil, calzados y metalmecánica.

- Para muchos ese auxilio llegó tarde.

- Los textiles ya perdieron el 65 por ciento del mercado a mano de los productos importados y despidieron a la mitad de sus empleados.

- De cada tres fabricantes de calzado dos se convirtieron en importadores de productos brasileños.

- Y la industria metalmecánica apenas retuvo el 25 por ciento del mercado interno y despidió a las dos terceras partes del personal.

- La suba de aranceles provocará un desvío comercial aún mayor a favor de Brasil.

- Los tres sectores exigen cupos de importación para productos brasileños.

 

¿Será tarde?

Por Roberto Navarro

Domingo Cavallo anunció políticas activas para reflotara tres sectores castigados por la apertura y la sobrevaluación del peso: textil, calzados y metalmecánica. Para muchos ese auxilio llegó tarde. Los textiles ya perdieron el 65 por ciento del mercado a mano de los productos importados y despidieron a la mitad de sus empleados. De cada tres fabricantes de calzado dos se convirtieron en importadores de productos brasileños. Y la industria metalmecánica apenas retuvo el 25 por ciento del mercado interno y despidió a las dos terceras partes del personal. Cash tuvo acceso a la oferta que la Secretaría de Industria le entregó a las cámaras sectoriales con medidas concretas de auxilio, que fueron rechazadas por insuficientes por los empresarios. Y a las contrapropuestas que los industriales entregarán la semana próxima. La principal diferencia es que los tres sectores exigen cupos de importación para productos brasileños, una decisión que, de concretarse, podría terminar con el Mercosur.
La única medida que instrumentó el equipo económico hasta ahora fue la readecuación de los aranceles de importación para bienes ingresados desde países ajenos al Mercosur. Los industriales dicen que la decisión no acarreará efectos positivos, porque la mayor parte de las importaciones viene de Brasil –que ingresa productos a tasa cero por el acuerdo regional– y el nuevo escenario provocará un desvío comercial aún mayor a favor del socio argentino. Para colmo, la moneda brasileña continúa su derrotero de devaluación constante frente al dólar, fenómeno que potencia las posibilidades de ingreso de productos desde Brasil a la Argentina.
Los industriales esperan, entonces, que Cavallo logre acordar con Brasil cupos de importación temporales para detener la avalancha de productos textiles, calzados y metalmecánicos.
La otra dificultad que encuentra Cavallo para avanzar en la administración del comercio exterior y así resguardar el mercado interno a la industria nacional es el pésimo funcionamiento de la Aduana. La suba de aranceles de productos textiles y de calzado pierde su efectividad cuando los bienes importados ingresan subfacturados a precios ridículos. Cash accedió a los registros de Aduana y verificó que una alfombra de nylon sudafricana, que la industria nacional vende a 21 pesos, ingresó al país a 1,28 peso. Aunque Economía haya aumentado el arancel al 35 por ciento (1,28 peso más el 35 por ciento: 1,73 peso), esa barrera no detiene la avalancha de importaciones. El ejemplo se repite en miles de otros productos. Otro caso: un par de zapatos de dama, que en el país sale de fábrica a 18 pesos, ingresó de Brasil a 95 centavos.
La propuesta del Gobierno incluyó medidas de apoyo financiero, como la instrumentación de un bono para cancelación de pasivos bancarios y la creación de una línea de crédito a tasa subsidiada, a través del Banco Nación, para recomposición de capital de trabajo e incorporación de nuevas tecnologías. Economía también ofreció incentivos impositivos.
Los tres sectores involucrados dejarían de inmediato de tributar los impuestos a la renta mínima presunta, a los intereses y a los ingresos brutos (esto previo acuerdo con los gobernadores provinciales). En materia laboral el Gobierno aspira a acordar con los gremios una nueva flexibilización de las condiciones de trabajo, a cambio del compromiso de los empresarios de no producir despidos. También se ofreció un subsidio estatal por cada nuevo empleo que se genere y la eliminación de los aportes patronales.
Alejandro Sampayo, titular de la cámara textil, señaló a Cash que la eliminación de impuestos y aportes patronales producirá una rebaja sobre el precio final de los productos del 6 por ciento. Pero que la creación del nuevo impuesto a los débitos y créditos en cuenta corriente significó un costo adicional. Con respecto a la posibilidad de negociar una mayor flexibilidad de las condiciones de trabajo, Sampayo ironizó: “Los empleados textiles tienen un mínimo de convenio de 92 centavos la hora, setoman las vacaciones repartidas a lo largo del año y, si son despedidos, cobran la indemnización seis meses después y en cuotas. ¡Cuánto más los podemos flexibilizar!”. Para el empresario la única ayuda posible es resguardar el mercado interno imponiendo cupos a los productos brasileños y precios de referencia a los bienes extrazona, para evitar la subfacturación.
La cámara que agrupa a los empresarios del calzado le pedirá a Economía que elimine también los impuestos a la energía eléctrica, un insumo importante dentro del proceso de producción del sector. También requerirán un tratamiento preferencial en la devolución de deudas del Estado, como los créditos fiscales. Pero, al igual que los textiles, pondrán el acento en la rápida constitución de un listado de precios de referencia aduaneros y en la negociación con Brasil de nuevos cupos a la importación. En 1990 el socio mayor del Mercosur le vendió a Argentina 600 mil pares de calzado. En el 2000 los ingresos fueron superiores a 18,5 millones de pares.
A los metalmecánicos les tocó bailar con la más fea. Cavallo los eligió como uno de los tres sectores a apoyar. Pero en la primera medida ya los perjudicó. En vez de aumentar los aranceles de importación como a textiles y calzado, los eliminó. Como gran parte de los productos metalmecánicos son bienes de capital (que se utilizan para la producción de otros bienes) el ministro decidió abaratarlos para bajar costos a los otros sectores productivos. Para compensarlos Economía les ofreció un bono, que sirve para cancelar compromisos impositivos, del 10 por ciento del costo de los bienes facturados. Como la rebaja de aranceles fue del 14 por ciento, el bono ni siquiera neutraliza el perjuicio de la medida arancelaria.
Además el listado de bienes que ingresarán sin arancel incluye productos como llaves de luz, cables de fibra óptica, válvulas, bombas y matrices, que no son bienes de capital, porque no se utilizan en la producción de otros bienes, y que compiten con la producción local. Los metalmecánicos le pedirán al Gobierno que modifique el listado de bienes libres de arancel, que eleve el bono a un 14 por ciento y que ponga trabas a la importación de productos intra y extra Mercosur.
Las limitaciones presupuestarias del Estado y los compromisos internacionales son un obstáculo para que Economía acceda a los reclamos de las cámaras sectoriales. Los industriales no están convencidos de la vocación del ministro por ayudarlos (ver nota aparte). El resultado de las políticas que Cavallo y su equipo impulsaron en su anterior gestión ministerial abonan esa duda.
En la década del 90 cerraron 827 empresas textiles y quedaron sin empleo 38 mil trabajadores del sector. La industria del calzado sufrió la quiebra de 1500 pymes, que representaban el 60 por ciento de la producción. Los metalmecánicos, que hace diez años participaban en el 75 por ciento de las ventas internas, apenas conservan el 25 por ciento del mercado. Aún con la mejor intención, al superministro le costará mucho trabajo volver a construir lo que antes destruyó.


Bernardo Kosacoff economista especialista en industria
“Faltan soluciones integrales”

¿Serán suficientes las medidas que anunció Cavallo para reactivar a los sectores industriales?
–Para sacar a la industria de la situación en que está son necesarias soluciones integrales que involucren un mayor compromiso del Estado. Para mejorar la competitividad de los sectores transables hay que solucionar el problema del contrabando, de la economía informal y el desfasaje de precios relativos. De todas maneras es auspicioso que el ministro esté hablando de políticas activas. Habrá que ver cuáles son las condiciones de instrumentación para no caer en los errores del pasado.
¿A qué se refiere?
–Es importante apoyar a sectores que acumulan un gran capital social y que tienen potencial para desarrollar una fuerte mejora en su eficiencia. Habría que apuntar a algún programa de reestructuración de todo el conjunto de actividades manufactureras. Pero exigiendo a cambio que ese beneficio se vea traducido en mayores inversiones, aumento de las exportaciones y una fuerte generación de empleo.
¿Qué otros aportes puede hacer el Estado para impulsar a la industria?
–Para solucionar el problema de competitividad no sólo hay que apuntar a la rebaja de impuestos que afectan directamente al precio. Es necesario avanzar hacia procesos de gestión de calidad moderna, como contar con normas internacionales de control y modelos de organización eficientes. Debe haber programas de reentrenamiento de mano de obra, difusión de tecnología e incorporación de progreso técnico. Para eso es imprescindible que haya un conjunto de políticas públicas que fortalezcan la capacidad privada. A la vez hay que consolidar el andamiaje institucional del país y del Mercosur, que debe ser nuestro gran aliado para crecer. Si el gobierno tiene una verdadera vocación de impulsar a la industria debería insertar estos primeros anuncios dentro de un plan general de desarrollo.


LA CITY NO LE CREIA A MACHINEA;
INDUSTRIALES NO LE CREEN A CAVALLO
El que se quema con leche...

Así como el establishment financiero no le creía a Machinea cuando anunciaba políticas ortodoxas para reducir el déficit fiscal, los sectores productivos no le creen a Cavallo cuando asegura que va a apoyar su desarrollo. Integrantes de los tres sectores que el ministro eligió para apoyar su reactivación señalaron a Cash que dudan de las intenciones del jefe de la cartera económica. Fueron las decisiones de Cavallo y su equipo las que dejaron a los sectores textil, del calzado y metalmecánico desguarnecidos frente a la competencia de los productos importados. Por otra parte, a pesar de los anuncios, hasta ahora ni el ministro ni el secretario de Industria recibieron a los representantes de las cámaras involucradas.
En 1995, la Organización Mundial de Comercio (OMC) convocó a sus países miembro a presentar un listado de condiciones para la administración del comercio textil internacional. Las características especiales de un rubro que fija sus precios por la moda y por las estaciones anuales obligan a poner barreras que resguarden a los mercados internos de una avalancha de importaciones de fin de temporada (cuando en el norte termina el frío, aquí recién comienza). La mayoría de los miembros se reservó la potestad de instrumentar derechos específicos, aranceles ilimitados y hasta cupos restringidos de comercio. Brasil, por ejemplo, fijó un arancel del 75 por ciento. La Argentina, con Domingo Cavallo de ministro de Economía, no presentó ningún tipo de reserva. En pocos años, los productos importados, que hasta hace cinco años participaban en el 30 por ciento de las ventas internas, se quedaron con el 65 por ciento del mercado.
El sector metalmecánico tampoco guarda un buen recuerdo del anterior paso de Cavallo por el poder. Fue el mismo ministro el que eliminó los aranceles de importación de los bienes de capital en 1992, sin ningún período de adaptación ni estrategia de reducciones graduales como se suele hacer en los países desarrollados para dar lugar al sector a prepararse para la competencia. Sólo en los primeros cinco años, las importaciones aumentaron un 101 por ciento y se quedaron con las tres cuartas partes del mercado interno.
La industria del calzado se vio afectada principalmente por las importaciones desleales. La subfacturación, el contrabando y las importaciones a precios de dumping (más baratas que en sus países de origen) fueron avanzando sobre el mercado local. La mayoría de los empresarios del sector prefirió cerrar su fábrica y convertirse en importador. Según afirman los industriales, Cavallo nunca escuchó sus reclamos para que detuviera el aluvión de calzado extranjero.

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