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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
15 ABRIL 2001








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


El patrimonio perdido

En apenas un año, Wall Street borró, con su derrumbe, 4 billones de dólares del patrimonio de los estadounidenses. Y es ese gigantesco “efecto pobreza” una temida causa de la eventual recesión en que caería la economía norteamericana. En cambio, ninguna crisis bursátil local puede generar un impacto relevante en la Argentina porque son bastante humildes las tenencias accionarias del público. Pero hay también otros activos pasibles de depreciación y cuya pérdida de valor puede deprimir la demanda de consumo al empobrecer a sus dueños. Los inmuebles son un ejemplo obvio, pero quizá no el más apropiado.
El activo que probablemente más se desvalorizó en los últimos años es aquel con que cada individuo cuenta para vivir: su capacidad de trabajo, puesta a la venta en el mercado. Este acervo personal está formado por los conocimientos adquiridos, el oficio, la experiencia o cualquier habilidad apta para obtener una retribución. El valor actual de ese activo se redujo porque es menor la corriente de ingresos que puede generar, ya que mermaron la demanda de trabajo y la remuneración de casi todas sus formas.
La gente no sólo consume menos porque su ingreso presente le impide adquirir un más alto nivel de bienestar. También porque percibe que esta situación no tenderá a corregirse en el futuro. Esto convierte la estrechez actual en una suerte de pérdida patrimonial permanente, que disuade, por ejemplo, de embarcarse en deudas que sólo se justificarían ante la expectativa de una mejor situación futura. Una caída en las tasas de interés puede facilitar algunas decisiones audaces, pero no servirá de mucho si la tendencia en la ocupación y los salarios sigue siendo la de los años recientes.
Ese “efecto pobreza”, que en Estados Unidos se teme provoque una recesión, ya viene operando, por otras vías, en la Argentina. Y todas las señales le dicen a la gente lo mismo: que mañana ganará menos. La nueva reforma previsional es un ejemplo más de este discurso depresivo.