- La tabacalera
Nobleza
Piccardo invirtió 10 millones de pesos en implementar un sistema
informático (SAP/R3) que le permitirá integrar en
tiempo real las distintas
áreas de la compañía.
Con este software, la empresa
tendrá más eficacia en sus movimientos operativos.
- Las compañías
La Buenos Aires y Docthos, ambas del Grupo HSBC, han cambiado su nombre.
Ahora se
denominan HSBC La Buenos Aires Seguros y HSBC
Salud, respectivamente.
El grupo, que tiene 160
sucursales y emplea a 6400 personas, es dueño también de
Máxima AFJP, HSBC Bank y HSBC New York Life.
- La pinturería
Alba lanzó un CD interactivo con su manual técnico de pinturas,
conteniendo toda la
información sobre los
productos de la empresa.
Además, ofrece instrucciones sobre pintado y las
precauciones a tomar.
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FINANZAS el Buen Inversor |
Por
Claudio Zlotnik
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En
la city siguen las dudas sobre la marcha futura de la economia
Con
Cavallo no hay boom
Algunos
corredores esperaban días de euforia como al comienzo de
la Convertibilidad, pero el desembarco de Mingo por ahora los defraudó.
Están ansiosos de indicadores positivos para que comience
la fiesta.
Por Claudio Zlotnik
Las
acciones están muy baratas y no reflejan en sus cotizaciones
la realidad económica de las empresas. El diagnóstico
ya es un lugar común entre los financistas. Sin embargo,
el volumen de negocios se encuentra en los mínimos de la
década. Con la llegada de Domingo Cavallo, en la city se
hacían ilusiones con una explosión bursátil.
Pero, lejos de ocurrir, en el parqué de 25 de Mayo y Sarmiento
se transan apenas 13 millones de pesos por día, más
cerca de lo que ocurría en la época del Plan Primavera
de Alfonsín que de los tiempos de gloria de comienzos de
la Convertibilidad. En el microcentro no se cansan de repetir que
el alza de los papeles empresarios tendrá lugar recién
cuando la economía ofrezca señales de una recuperación
definitiva. Tras casi tres años de recesión, los inversores
prefieren mirar otros mercados antes que el argentino. Y la crisis
desatada en octubre tras la renuncia de Carlos Alvarez
no hizo otra cosa que profundizar el desánimo de los financistas.
El aterrizaje de Cavallo en el Gobierno ha sido un ancla a la agitación
que se generó después de la partida de José
Luis Machinea. Pero, hasta ahora, no fue capaz de renovar las expectativas.
La presencia de Cavallo al frente de Economía no significa
que automáticamente vaya a mejorar la actividad económica.
Y si la depresión se prolonga, los balances de las empresas
seguirán golpeados reflejando la crisis. Si las ganancias
siguen deprimidas, no hay ningún motivo para pensar en la
recuperación de las acciones. Todo lo contrario, en todo
caso, lo más sensato sería resignarse a que sigan
estancadas en los niveles actuales.
Respecto del futuro inmediato, en la city están divididos.
En medio de un contexto internacional complicado por las turbulencias
en Wall Street, hay quienes sostienen que ni la magia de Cavallo
será capaz de revertir la apatía de estos días.
Y fundan sus argumentos en la mirada híper cautelosa de los
principales bancos de inversiones estadounidenses que, a pesar de
que el ministro armó su propio blindaje con los lanzamientos
del Bono Patriótico y del nuevo impuesto a las transacciones
bancarias, no se lanzaron masivamente a comprar activos financieros
argentinos. Prefieren aguardar hasta ver si la actual estabilidad
financiera se termina traduciendo en la recuperación económica.
Aun los más optimistas sostienen que la mejora de las acciones
será paulatina. Y que la moderación de los inversores
extranjeros tiene que ver no sólo con la delicada situación
financiera de la Argentina sino también con la proximidad
de las elecciones. En todo caso, aspiran a que en el corto plazo
los papeles empresarios retornen a los niveles de enero pasado,
en medio de la euforia por el blindaje.
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