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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
29 ABRIL 2001









- “Este no es el ajuste reclamado por el Fondo Monetario y una vuelta al plan López Murphy. No aplicar este ajuste sería todavía peor porque haría caer la credibilidad del país.”

- La generalización del IVA a los consumos de clase media “es repartir las cargas”.

- Eliminar las exención de Ganancias a las rentas financieras “no es una medida para este año. En este momento estamos atendiendo a cuestiones más urgentes.”

- “En ningún momento nos vimos desbordados por los mercados.”

- Se mantiene la pauta de 2,5 por ciento de crecimiento y no se prevé reducir el IVA para este año.

 

Cavallo domado

Por Maximiliano Montenegro

Domingo Cavallo empezó la conferencia de prensa del viernes por la tarde reivindicando a Ricardo López Murphy. Dijo que el ex ministro arrojado por la ventana del gobierno por la clase política había calculado que era necesario un ajuste de 2000 millones de dólares. “Cuando yo asumí hace un mes dije que el ajuste necesario era de 3000 millones. Ahora les digo que es de 4000 millones”, afirmó. Obviamente, no les estaba hablando a los votantes de la Alianza, ni a los de su propio partido, ni a la clase media, ni a la mayoría de los argentinos que, si no fuera que conocieron antes a Machinea y a López Murphy, podrían quedar pasmados ante la imagen de un ministro que se esfuerza por subir la apuesta del ajuste en una economía que ya lleva más de tres años de recesión. Cavallo les estaba hablando a los “mercados”. A los mismos “mercados” que hace apenas dos semanas había calificado de “jóvenes miopes que se la pasan mirando las pantallas” de las cotizaciones de los títulos públicos y que “no tienen tiempo para pensar”. Les estaba hablando, un día antes de reunirse con ellos en Washington, a los funcionarios del Fondo Monetario, que días atrás había ridiculizado y se había dado el lujo de borrar de su propuesta. Es el Cavallo amansado por la presiones de los operadores financieros y bancos de inversión, después del formidable susto que le dieron la semana pasada. Es la vuelta a la teoría de que primero hay que ajustar para dar señales de solvencia fiscal a los mercados, lo que bajará el riesgo país, hará caer las tasas de interés y sentará las bases para un despegue que, como bien sabe Machinea, nadie sabe si llegará. Es la vuelta a la ortodoxia que, como decía Cavallo hasta hace poco, sólo se preocupa de las expectativas de los mercados y nada dice de las expectativas de los argentinos, que difícilmente se entusiasmen con la idea de gastar o endeudarse ante un nuevo impuestazo. Basta leer la entrevista concedida a Cash por el vicemininistro de Economía, Daniel Marx, para entender el cambio de estrategia... y de discurso.
¿Este nuevo ajuste fiscal de 4000 millones de dólares es volver a la línea del plan López Muprhy?
–No. Es volver a la línea de lo que marca el presupuesto. Hay que cumplir con la Ley de Responsabilidad Fiscal y había que corregir desvíos significativos.
¿No puede tener un impacto muy depresivo un nuevo ajuste de semejante magnitud en una economía en plena recesión?
–No cumplir con la ley sería todavía peor. Porque haría caer la credibilidad del país. No cumplir con las leyes hace que todo el mecanismo por el cual funciona la economía se debilite.
Hace un mes Cavallo decía que no había forma de cerrar las cuentas fiscales sin crecimiento. Entonces proponía medidas activas procrecimiento, para recién después mejorar la solvencia fiscal. ¿Qué pasó, el crecimiento se demoró más de lo previsto?
–Un poco eso. Pero además el crecimiento se logra con una mejor asignación de recursos. Y la mejor utilización de recursos se logra con este tipo de medidas, que atacan una mala utilización de recursos.
¿Eliminar la exención a la TV por cable, medicina prepaga, espectáculos deportivos y de entretenimientos, entre otros consumos y servicios, no es después del impuestazo de Machinea y el recorte de salarios públicos, otro golpe muy fuerte a la clase media después de 3 años de recesión?
–Esto es repartir las cargas. Las cargas vienen en definitiva por el nivel del gasto, que siempre se paga. Hay veces que se paga en el año y otras en que se paga en los años subsiguientes, a través de la deuda. Lo que se paga en los años subsiguientes es mucho más de lo que se paga en el año. Porque las tasas de interés son altas, a lo que se añade la incertidumbre en el cumplimiento. Así que termina resultando más caro. Por otro lado, hay beneficios que se pueden derivar. En principio, tener un presupuesto más manejable es bueno para todos. Segundo, se está buscandoeliminar los costos de inversiones, que son los que precisamente hacen que se puedan generar fuentes de empleo a costo menor. Y esto es un beneficio claro para todos los desocupados.
–El Fondo Monetario recobró protagonismo no sólo en el discurso de Cavallo sino también en las acciones. No parece casual que el ajuste se anuncie justo el día antes del viaje del ministro a Washington para encontrarse con la cúpula del FMI. ¿Este era el ajuste reclamado por el Fondo?
–No. Insisto, esto tiene que ver con el cumplimiento del Presupuesto y la Ley de Responsabilidad Fiscal.
–Pero, insisto, ¿por qué anticiparse tanto? Cavallo siempre dijo que había que dejar “correr” un poco a la economía, sin asfixiar más al consumo con nuevos ajustes, para después ver si aumentaba la recaudación vía la recuperación del nivel de actividad.
–Esto es más o menos lo mismo, va en la misma línea.
Pero si están aplicando un nuevo ajustazo.
–Pero hay rebajas de gastos. Como yo le dije antes, el gasto es lo que en definitiva se paga. Y lo que se está haciendo es bajando el gasto.
Del ajustazo de 4000 millones, 3000 millones son aumento de impuestos, a las cuentas corrientes y generalización del IVA.
–Primero se buscó cuánto se puede bajar el gasto, en el corto plazo, más allá de lo que se pueda hacer en el mediano y largo. Y la baja del gasto es lo que se está llevando a cabo. Pero había que ver también cómo se pagaba ese gasto.
Por lo que me está diciendo, cada vez me cuesta más pensar que este programa es distinto del plan de López Murphy.
–Es un programa del Gobierno, digamos...
El Gobierno es el mismo y usted mismo fue integrante del equipo económico anterior. Hace un mes parecía que había un corte abrupto entre Cavallo y López Murphy. Ahora lo que resalta es la continuidad...
–Yo... no sé. Uno se maneja con las realidades. Las realidades están dadas por las restricciones concretas de todos los días. Y esto es lo que hay que entender.
¿Por qué no eliminar la exención de ganancias proveniente de las rentas financieras, una exención que no existe en casi ningún otro lugar del mundo, y darle así algo de “equidad” al ajuste?
–No es una medida para este año. En este momento estamos atendiendo a cuestiones más urgentes. No nos parece que sea una medida para ahora.
¿Cuál es el pronóstico de crecimiento del producto que tienen para este año?
–Mantenemos el 2,5 por ciento que figura en el presupuesto.
¿El nuevo acuerdo con el Fondo también mantiene este pronóstico?
–Vamos a ver. La verdad es que no sé.
La mayoría de los economistas dice que con suerte habrá estancamiento, es decir, crecimiento cero.
–Vamos a ver quién tiene razón.
¿Cuál sería el motor del crecimiento?
–Nosotros creemos que el motor del crecimiento va a estar dado por el ordenamiento financiero y todos los elementos que introduce la Ley de Competitividad, es decir, todo lo que se pueda hacer para eliminar distorsiones y trabas burocráticas que habían detenido muchas decisiones de inversión.
Ahora, el 80 por ciento de la demanda de la economía es consumo y pareciera ser que no hay medidas concretas para reactivar el consumo. Por ejemplo, ¿se podría bajar antes de fin de año 1 punto el IVA o dar algún tipo de incentivos a la gente para que pueda gastar más?
–Nosotros creemos que el mayor incentivo para el consumo pasa por mejorar los horizontes referidos al empleo. Cuando esto se va despejando es cuando la gente se siente más segura y se siente con más ánimo para aumentar su consumo.
¿Respecto de este horizonte del empleo, con el “crecimiento” previsto para este año, se prevé alguna baja en la desocupación?
–En realidad, la tasa de desocupación es el resultado de muchas cosas. Sería lo deseable, pero no tengo precisiones para definir la tasa de desocupación en el futuro. Lo que sí, estamos previendo que no aumente.
Volviendo al discurso de Cavallo, ¿ya no siguen pensando que hay operadores en el mercado financiero que son “miopes” a la hora de evaluar a la Argentina?
–Al margen de los recursos retóricos, estamos convencidos de que hay gente que está más cerca de los hechos y gente que está más lejos de los hechos. Pero en definitiva son los hechos los que mandan y esto es lo que vamos a ir demostrando en el futuro.
¿Fue un golpe de mercado lo que vivió Argentina el viernes y lunes “negros” de la última semana?
–No sé. Cuando uno entra a dar definiciones de esa naturaleza, uno debería tener elementos mucho más precisos. No los tengo y por lo tanto no estoy en condiciones de hacer denuncias de ese estilo.
Cavallo dijo que había economistas, algunos vinculados al Banco Central, que se habían comunicado con bancos de inversión para echar a rodar rumores sobre la cesación de pagos de la deuda argentina. ¿Hubo sectores que jugaron en contra de Argentina?
–Hubo una publicación (en el Wall Street Journal del profesor de la Universidad de Columbia, Charles Calomiris) diciendo que Argentina no podría pagar la deuda. Hubo otra publicación (del propio Cavallo en el Financial Times) diciendo que esto era absurdo. Yo no tengo elementos para pensar que hubo una conspiración. Si yo llegara a esa definición, es porque reuní los elementos y no puedo hablar públicamente sin los elementos.
¿Usted cree que había elementos suficientes para desplazar a Pou del Banco Central?
–La verdad es que yo no soy juez ni parte de esas circunstancias...
¿Se lo pregunto de otra manera: con Pou afuera del Central, Cavallo va a poder aplicar mejor la política económica?
–Lo que es importante acá es el manejo institucional y el respeto por la institución. Hay que tener la mejor calidad institucional posible con las mejores personas a su cargo. El señor Maccarone cumple con esas condiciones.
¿Después de las presiones del “mercado”, a Cavallo se le estaba “acabando el tiempo”, como dijo amenazante el último informe de Goldman Sachs, y por eso cambió tan abruptamente de estrategia?
–Eso no se nota. Cavallo siempre está trabajando a toda máquina. En ningún momento nos vimos desborados por los mercados. Sabemos que los mercados tienen su manera de actuar.


“HOY LO QUE HAY QUE PAGAR ES MAS ALTO DE LO RAZONABLE”
¿El canje es negocio?

Cuál es el beneficio concreto que puede tener el canje de deuda de corto plazo por bonos más largo plazo sobre la actual situación económica?
–El canje de deuda es una herramienta financiera. No hay que disminuir su importancia ni exagerarla. Como herramienta financiera, disminuye las presiones de vencimientos o de pagos que puedan ocurrir en el futuro inmediato. Por lo tanto hace que el Estado tenga menos necesidad de salir a los mercados y despejar la posibilidad de que el sector privado pueda acceder a fondos de manera más fluida.
¿Eso significa que este año podría haber una menor carga presupuestaria, por ejemplo, en el pago de intereses?
–No hay gran alternación con los intereses. Lo que puede hacer el canje en el futuro es prever una fuente para atender estos pagos. Entonces, desde el punto de vista financiero sería un alivio más para el futuro, pero desde el punto de vista económico no hay alternación.
–Es decir que este año habrá que “pagar” los 11.500 millones previstos en el presupuesto de intereses de la deuda...
–Sí, sí. No habrá alternaciones significativas.
–Hacia el futuro, cerrar en estos días un canje de deuda no sería un pésimo negocio para el Gobierno dado la elevada tasa de interés que tendría que pagar.
–Eso es lo que estamos observando. Precisamente, en un mercado muy volátil y con tasas muy altas es muy difícil hacer un canje de deuda. No le conviene ni al emisor, ni al que recibe los títulos, porque es muy difícil poner un precio. Y lo que se pediría son tasas muy elevadas.
Se habló de una tasa de interés del orden del 13 por ciento. Pero con una tasa tan alta Argentina tendría que crecer en los próximos años a una tasa imposible de alcanzar para reducir la relación deuda/producto, es decir, para poder repagar esa deuda.
–Claro. Pero aquí lo que hay que tener en cuenta son dos cosas. Lo estamos planteando ahora porque estamos previendo que en las próximas horas va a haber mejoras que se pueden medir en términos de la performance presupuestaria también. Lo segundo es que hay que medir cuánto se ahorra comparando con cuánto hay que pagar. Hoy lo que hay que pagar suena más alto de lo razonable. Pero si lo que se ahorra supera a eso, vale la pena seguir de todas maneras.
¿Cuándo se definiría esto?
–Estamos todavía en el proceso de evaluación. Va a llevar todavía algunas semanas.



Canasta, canastita

¿Se va a seguir sosteniendo el proyecto de la canasta de monedas?
–Sí. Nosotros hemos dicho que tiene ventajas en el mediano y largo plazo. Tiene además la ventaja de que la gente sepa de qué se está hablando, está el Congreso considerándolo y no se va a retirar.
Las cifras que presentó ayer Cavallo ante los economistas muestran claramente que, según sus pronósticos, en febrero del 2002 el euro alcanzaría la paridad con el dólar, y por lo tanto a partir de entonces se debería empezar a aplicar la canasta...
–La verdad es que yo lo escuché decir a Cavallo que él no sabía cuándo el euro iba a igualar al dólar. Y yo tampoco estoy en condiciones de saberlo.
¿El establishment financiero no presionó fuertemente en los últimos días para que retiren el proyecto y den más certidumbre que en el futuro un peso va a seguir siendo igual a un dólar?
–Nosotros demostramos los méritos de la canasta, que irían por una mayor estabilidad de precios en el futuro. Pero ahí está, el Congreso lo está viendo.
¿Hay alguna autocrítica respecto de que se presentó en un mal momento?
–No. Esta es una decisión que tomamos en equipo y toda esa decisión avanza.