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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
24 JUNIO 2001








 BUENA MONEDA
Por Alfredo Zaiat


Sorpresas

Domingo Cavallo está moviendo la estantería, siendo el único en verdad que puede hacerlo porque él fue quien la construyó, ciertamente con resultado incierto. Pero moviéndola al fin. Confuso y contradictorio a la vez que creativo y arriesgado, va interviniendo aquí y allá en áreas que parecían vedadas a la imaginación de los economistas tradicionales. Su estrategia es a todo o nada. Puede llevar a la economía a salir de la depresión o directamente hacerla estallar. Fuera de ese saldo que aún no está claro cuál de los dos será, el mediterráneo ha dejado en evidencia la escasa creatividad de los economistas de la city que, incluso compartiendo su receta, no manifiestan capacidad para salir del libreto de medidas tradicionales.
Cavallo preserva los privilegios de privatizadas y del sector financiero. Se preocupa por que la deuda se pague, entregando con moño y todo un negoción a los bancos con el caganje de deuda (vale la pena detenerse en el artículo de Claudio Lozano que se publica en la página 5 de este suplemento). Baja impuestos a unos y otros. Crea el impuesto a las transacciones bancarias. Aparece todo a cuenta de. Extiende el IVA a sectores exentos. Pero deja fuera de Ganancias a la renta financiera. Da marcha atrás con parte de la reforma de Ganancias de Machinea impulsando una transferencia de ingresos hacia la clase media y media alta, sin preocuparse por los sectores más castigados. Puede ser que, justamente, por no romper con la lógica de ese modelo de distribución regresiva del ingreso es que le cuesta tanto sacar a la economía de la recesión.
La devaluación para las operaciones de comercio exterior, ajuste cambiario que denominó “factor de empalme”, es una salida sumamente original para romper con el 1 a 1. Como ha quedado reflejado arriba en esta columna, lo menos que se puede decir de Cavallo es que “es tonto”, como se preguntó ante el auditorio de empresarios y banqueros en el Banco Nación. En ese mismo discurso el mediterráneo amonestó diciendo que “para los que se sorprenden, si hubieran razonado inteligentemente” hubiera sido posible adelantar el abandono del tipo de cambio para el comercio exterior. Entonces, resulta estimulante el ejercicio de anticipar los próximos pasos de Cavallo a partir de sus propias declaraciones en ese mitin:
- “Yo siempre explique que la Ley de Convertibilidad no significa tipo de cambio fijo de manera definitiva”.
El peso, entonces, puede pasar a valer 1, 1 o 1,3 por dólar dentro de la Convertibilidad. El tipo de cambio seguirá siendo fijo a otra paridad que el 1 a 1. El Banco Central tendrá un excedente de reservas; la economía pegará un salto de competitividad; los salarios se depreciarán; el fisco tendría más exigencias al tener que juntar más pesos para comprar los dólares para cumplir con los pagos de la deuda y los endeudados en dólares deberán esperar algún mecanismo compensador.
- “Tenemos un problema de falta de competitividad de la economía y lo vamos a corregir sin abandonar el esquema de convertibilidad”.
El factor de empalme puede resultar insuficiente ante la incesante devaluación del real. ¿Y si se incluye el real en la canasta de empalme? Esa medida puede implementarse mediante una resolución administrativa sin necesidad de una ley, incorporando otras monedas, como la brasileña.
- “No habrá ninguna alquimia monetaria que altere en forma sorpresiva el valor de la moneda y que redistribuya los ingresos de los argentinos”.
El que avisa no traiciona. Los cambios serán sencillos y sin sorpresa porque ya fueron advertidos.
“Qué creen, que el ministro de Economía de la Argentina es un tonto”, provocó Cavallo. Mejor estar preparado para no quedar como uno.