Buracos en la muralla china
La
muralla china en los bancos probablemente sea tan resistente como
lo fue la auténtica contra los mongoles, respondió,
lacónica, la fuente consultada en Economía, no dejando
otra alternativa que consultar un manual de historia. La pregunta
de Cash concernía al barullo que creció en Wall
Street cuando Henry Blodget, analista de Merrill Lynch, trocó
bruscamente su optimismo en pesimismo respecto de las acciones
de GoTo.Com, una firma californiana de Internet. Lo que enfureció
a muchos inversores, sensibilizados por el derrumbe sin previo
aviso que sufrieron las tecnológicas, es que Merrill venía
de perder a manos de Credit Suisse First Boston el negocio de
encargarse de la colocación de una emisión de la
mencionada empresa. Arreciaron entonces las acusaciones contra
los analistas, por haber ayudado con sus recomendaciones a inflar
la burbuja de las puntocom, mientras los bancos de inversión
para los que trabajaban recogían comisiones a paladas en
ese sector de expansión geométrica. Muchos profetas
fueron denunciados ante la Justicia, y se asegura que algunos
sufrieron amenazas de muerte.
En teoría, sin embargo, una muralla china debería
separar, dentro de cada banco, al área de investigación
del sector de negocios, pero se sabe que esa barrera está
cribada. Por empezar, los gurúes reciben cada fin de año
un bonus proporcional a los negocios de banca de inversión
que generen. Las acusaciones están siendo examinadas por
una comisión especial del Capitolio, mientras la SIA (Securities
Industry Association) abrió el paraguas mediante un conjunto
de recomendaciones higiénicas para las firmas de Wall Street.
La denunciada falta de independencia y objetividad respecto de
los papeles privados, ¿no afecta también a los títulos
soberanos? ¿Los bonos de deuda argentinos, para el caso,
no pueden ser objeto de la misma manipulación que los de
GoTo.Com o cualquier otro? ¿Cuánto de los 141 millones
que pagó el país por el megacanje engrosará
el salario de los augures que le diagnosticaron en contra?