La posibilidad de compartir archivos, sean éstos bienes culturales propios o ajenos, es inherente a la estructura de funcionamiento de Internet y a la condición humana. A medida que la red se fue popularizando en estos años, los servicios de intercambio de archivos o la posibilidad de compartir cultura a través del mundo fueron mejorando, se fueron puliendo y encontraron nuevos caminos. Bien podría decirse que –a riesgo de simplificar demasiado– hubo dos tipos de estructuras dedicadas al intercambio de archivos. El concepto de peer to peer, o intercambio de archivos de pares, y el de descarga centralizada. El primero es un concepto tecnológico, pero también filosófico. El segundo es más bien básico. El primer sitio de intercambio centralizado popular fue creado por Shawn y John Fanning y Sean Parker, y se llamó Napster. Era la primera vez que Internet se usaba de manera masiva para intercambiar archivos. Duró poco, pero abrió nuevos caminos. Napster fue un modelo centralizado, pero hubo otros que funcionaron o funcionan descentralizadamente, como Gnutella, Freenet o, en un punto intermedio, se encontraba el viejo Kazaa.

La verdadera revolución en el modelo de intercambio de peer to peer vino de la mano de Bram Cohen, un programador del Silicon Valley que desarrolló el protocolo BitTorrent como una forma de distribuir archivos de manera descentralizada, cuando buscaba un método de seguridad para distribuir archivos encriptados. Para buscar archivos hace falta un buscador externo que encuentre los archivos indexados. El modelo de Megaupload es un servicio centralizado, donde los usuarios suben contenido y ellos o alguien más los baja de un mismo servidor. El modelo de The Pirate Bay peer to peer es descentralizado, consume menos recursos de red y es más difícil de interceptar, puesto que la información no está en un solo servidor sino en decenas, cientos o miles. El sitio cerrado ayer corresponde a este mismo modelo. Es un índice de BitTorrent.

La mejora de la estructura de la velocidad de Internet junto a la gran demanda de servicios de streaming (transmisión en vivo) hizo que los grandes sitios de “guarda” de archivos en la red funcionaran como soporte para la visualización de películas. Hace apenas unos días, el creador de BitTorrent anunció que está a punto de revolucionar una vez más Internet con el lanzamiento del servicio de streaming con el protocolo peer to peer. La historia vuelve a comenzar.