CIENCIA › DIáLOGO CON DOLORES LINARES. ANTROPOLOGíA Y SOCIOLOGíA DE LOS LíMITES INTERNACIONALES

La otra cara de la integración

Las fronteras suelen constituir un micromundo poroso donde los idiomas y las poblaciones se mezclan, pero donde también se juegan intereses encontrados e ignorados desde las grandes ciudades del hinterland o el puerto.

 Por Leonardo Moledo

–Antes que nada, me gustaría que se presente.

–Bueno. Yo soy licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de Rosario, y cuando terminé hice un master en París en Geografía social, que mezcla la geografía con algunos elementos de antropología y de sociología. Ahora en este momento soy doctoranda y estoy haciendo la tesis en co-tutela entre París y Buenos Aires. Soy becaria del Conicet.

–Y su tema de tesis se titula “La otra cara de la integración: conflicto, identidad y frontera en el proceso de integración su-damericano”.

–Sí, todo teniendo en cuenta el caso Posadas-Encarnación. En realidad, lo que intento hacer en mi investigación es profundizar en el conocimiento científico a partir de antecedentes de estudios sobre este tema. Lo que intento buscar en esta cuestión es profundizar los estudios fronterizos, que están cobrando cada vez mayor relevancia, porque están aumentando los intercambios económicos y sociales.

–¿Y qué sucede?

–Hay ciertos cambios físicos y territoriales que se han dado en la frontera argentino-paraguaya (sobre todo en esas dos ciudades), fundamentalmente a partir de la construcción de un puente internacional que los ha unido en el ’90, más los cambios económicos a partir de la década del ’90 y que modificaron algunas de las dinámicas sociales transfronterizas.

–¿Por ejemplo?

–El aumento de la afluencia de personas que transitan de un lugar a otro, sobre todo con el tema de las paseras que vienen de Paraguay. Esto ha hecho a su vez que se ajusten los controles en la aduana y ha llevado a la aparición de pequeños conflictos sociales que se manifestaron en el corte del puente internacional San Roque González de Santa Cruz. Estos cortes empezaron en el año 1992.

–¿Y por qué se cortaba?

–Para manifestar por distintas razones. En primer término lo cortaron las paseras paraguayas y los taxistas para protestar por el aumento de los controles del lado argentino, pero también fue cortado por el gremio de comerciantes de Posadas para manifestarse en contra de las desigualdades económicas entre los dos países que perjudicaban su tarea económica. En su momento le demandaban al Estado, por ejemplo, que se aumentaran los controles para evitar el contrabando (lo cual llevaba a una competencia desleal), o que se equiparara el precio de la nafta. El puente, entonces, se manifiesta como un lugar material y simbólico del descontento.

–¿Los comerciantes no participan del contrabando también?

–En principio, no; por lo menos no el gremio de comerciantes de Posadas. De todos modos, en este punto de la investigación todavía no pude mostrar eso. Posadas-Encarnación, igual, no es el lugar más importante del contrabando, en realidad ese punto es la Triple Frontera.

–¿Y cómo es el tema de las paseras? Me imagino que eso funciona porque vienen con productos más baratos, ¿no?

–No solamente. También traen productos de sus huertas que en la Argentina no se encuentran, como por ejemplo mandioca o maíz.

–¿Dónde se venden esas cosas?

–En distintos puntos de la ciudad.

–¿Y cómo pasa toda esa gente? Porque si uno lo piensa, el control aduanero parecería ser relativamente fácil.

–Pasan porque cargan muy poca cantidad, que pueden justificar como consumo personal.

–Pero uno imagina que los gendarmes ya conocen...

–Hasta ahora no me pude acercar a ellos, pero uno tendería a imaginar a priori que sí.

–O sea que se podría sospechar que hay cierta complicidad...

–Es algo que no podría decir en este punto de la investigación. De todos modos, las paseras que he entrevistado dicen que el control es la parte más difícil del trabajo, denuncian discriminación... Hasta ahora no me han hablado de complicidad. El problema es que no tienen autoridad para hacer nada, porque ellas pasan muy pequeñas cantidades de mercancía.

–¿Y se generan conflictos entre las dos poblaciones en general o los conflictos son más restringidos a las paseras y los comerciantes?

–Son conflictos restringidos. Lo que se ve es que estas políticas territoriales y económicas han influido, pero en una escala pequeña, influyendo a pequeños grupos de interés. Por fuera de eso, con el puente se han revitalizado muchas relaciones sociales. Es interesante observar cómo la sociedad fronteriza es una sociedad muy interrelacionada.

–¿Cómo es el status social de las paseras?

–Algunas de ellas se identifican con el término paseras, otras no. Son mujeres trabajadoras; en su mayoría tienen familias que mantener. La mitad de las mujeres que he entrevistado son jefas de hogar. Su objetivo con el trabajo es, como ellas dicen, “parar el puchero”. La diferencia la hacen con los tipos de cambio.

–¿Y hay paseros hombres?

–No he encontrado, por ahora.

–¿Y por qué piensa que es un trabajo tan femenino?

–Esa es una buena pregunta y es una de las que guía mi proyecto. Tengo algunas hipótesis: primero, que la actividad comienza desde la misma instauración de la frontera nacional. Y tenemos que tener en cuenta la Guerra de la Triple Alianza, ahí las mujeres se ocupan de esta tarea porque la población masculina ha sido diezmada.También me han dicho, en una entrevista, que es una característica de la mujer paraguaya el querer ser útil económicamente, ayudar al marido con la economía familiar. Hay una doble lectura: por un lado, la mujer quiere proteger al marido para que trabaje cómodamente, pero por otro lado quiere tener su dinero para pagarse sus gustos.

–¿De cuánto dinero estamos hablando?

–De 50 a 100 pesos por mes.

–Parece muy poco...

–Bueno, pero aprovechan esa diferencia para comprar productos en Posadas que les son mucho más baratos.

–De cualquier modo, no parece una recompensa adecuada para el trabajo que exige.

–Ese es el dato de una sola entrevista, hay que ver si se confirma luego. Me parece que, además de lo económico, hay una cuestión de tradición. Y juega también el hecho de que no encuentren trabajo en Paraguay. Pese a todas las lógicas confrontacionistas que primaron en la Argentina en la década del ’80, para muchos actores sociales la frontera ha sido permeable.

–¿Hay alguna política que haga más permeables las fronteras?

–El Mercosur ha influido y también varias leyes y políticas específicas. La cuestión del puente también, por supuesto, fomenta el tránsito de ambos lados.

–¿Por qué no tienden a estabilizarse los precios de ambos lados, si hay tanto intercambio?

–Esa es una de mis preocupaciones. Claramente hay ciertas políticas macroeconómicas que van a tener que ser repensadas en el Mercosur, a la luz de las diferencias económicas, sociales y espaciales. Porque desde ambos lados se va a percibir un cierto grado de injusticia a nivel económico: los comerciantes van a denunciar el comercio ilegal como competencia desleal, mientras que las paseras van a denunciar los controles como prácticas discriminatorias.

–Son intereses de clase diferentes. ¿Y cómo se podría resolver eso?

–Las injusticias se van a tener que resolver no sólo a nivel macro, es decir, al nivel de lo que el Estado puede hacer en la frontera, sino teniendo una verdadera conciencia de lo que pasa allí. Porque una cosa es hacer política desde un centro de poder y otra cosa es escuchar y observar lo que sucede a nivel social y microsocial en las zonas afectadas.

–Si el comercio interfronterizo es tan mínimo, no podría alterar la economía fronteriza.

–Es mínimo a nivel cuantitativo, pero eso afecta mucho a nivel social, por ejemplo, con los cortes del puente.

–Esas manifestaciones, ¿ocurren ahora?

–Los cortes que ha habido desde el año 2000 tienen que ver con la relocalización que ha llevado a cabo la empresa binacional Yacyretá, en el contexto de unos cambios territoriales de envergadura en la ciudad de Posadas.

–¿Es muy diferente esta frontera de otras fronteras? ¿Tiene alguna particularidad por la cual usted la eligió?

–Digamos que la presencia del puente y de los cortes fue determinante. Justo cuando estaba empezando con la investigación, se estaban produciendo los cortes en Gualeguaychú, y me pareció una buena manera de estudiarlo como un antecedente material y simbólico de eso.

www.leonardomoledo.blogspot.com

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