Miércoles, 18 de noviembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › GORDON BROWN, PRESIONADO POR LA OPINIóN PúBLICA
Por Marcelo Justo
Desde Londres
El Reino Unido parece estar buscando todas las salidas posibles a la guerra en Afganistán. Ante la Asamblea Parlamentaria de la OTAN reunida ayer en Edimburgo el canciller David Miliband se pronunció simultáneamente por la vía militar y la política al apoyar un incremento de las tropas aliadas en Afganistán y un diálogo con el fundamentalismo talibán. El lunes por la noche, el primer ministro, Gordon Brown, había ido más lejos al proponer una conferencia especial en enero para fijar un calendario de retirada de las tropas.
La búsqueda de iniciativas que desempantanen la situación en Afganistán y proyecten la imagen de una estrategia clara refleja la preocupación del gobierno ante la erosión de apoyo a la misión militar. Una encuesta publicada el domingo señalaba que un 71 por ciento de los británicos quiere que las tropas se retiren de ese país en el plazo de un año ante el creciente número de bajas sufridas en una guerra que nadie parece entender del todo. Entre el inicio de las operaciones aliadas en octubre de 2001 y fines de 2008 murieron 137 británicos: en lo que va del año hubo 97 bajas. Ante sus socios de la OTAN y representantes de Afganistán y Pakistán, invitados a la Asamblea, el canciller británico reconoció que era “la guerra más sangrienta” desde el conflicto de las Malvinas en 1982.
El lunes por la noche el primer ministro había preferido destacar los éxitos militares de la operación de la OTAN en una cena de gala en la city de Londres. Según Brown, la OTAN había descabezado a más de la mitad de la cúpula del talibán “desmoralizando” a sus combatientes. El problema de este mensaje es que los boletines televisivos y radiales transmiten una impresión exactamente opuesta: los éxitos pertenecen al talibán, la desmoralización a la OTAN. Esta percepción es más congruente con la otra propuesta del primer ministro. Brown sorprendió a unos y otros al convocar a una conferencia especial de la OTAN en Londres a fin de fijar un cronograma de traspaso de la seguridad a las fuerzas talibán que contemple una gradual retirada a partir de 2011 siguiendo el modelo de lo ocurrido en Irak. Un día después se esperaba con gran ansiedad el discurso de su canciller ante el Parlamento de la OTAN en Edimburgo, pero Miliband se inclinó por combinar un mensaje duro y otro blando sin ofrecer más precisiones. “Estamos preparados para incrementar, en las condiciones adecuadas, nuestra ya alta contribución sobre la base de una estrategia consensuada”, dijo Miliband. Poco después agregó que el objetivo no era una “lucha a muerte, sino demostrar claramente que (el talibán) no puede ganar” y abrir un camino para “que vuelvan a sus comunidades a vivir en paz”, estrategia ésta considerada anatema hasta hace muy poco.
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