Miércoles, 1 de octubre de 2014 | Hoy
Al menos 3700 niños de Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona perdieron a uno o a dos de sus padres a causa del virus del Ebola, según las estimaciones de Unicef hechas públicas ayer.
Unicef advirtió que, dado que la epidemia se intensificó en las últimas semanas, la cifra de huérfanos a causa del virus puede duplicarse hasta mediados de octubre.
“Sabemos que las cifras que tenemos son sólo la punta del iceberg”, señaló en teleconferencia desde Dakar Manuel Fontaine, director regional de Unicef para Africa del Oeste.
Uno de los principales problemas que afrontan estos chicos es el hecho de que, a menudo, sus familiares los rechazan por miedo a que les puedan contagiar la enfermedad letal. “El estigma es el principal problema al que nos enfrentamos. Es rarísimo en Africa que las familias extendidas no asuman el cuidado de los niños, eso muestra el miedo que reina”, afirmó Fontaine. “Vemos que algunos familiares o vecinos les dan de comer, pero pocas personas quieren acogerlos”, agregó.
Ante esta situación, Unicef intenta crear unidades infantiles para acoger a estos menores huérfanos, y una de las posibilidades sería que los sobrevivientes al virus pudiesen hacerse cargo de ellos.
Precisamente, Sierra Leona organizó un encuentro de sobrevivientes para mediados de octubre en el que se analizará su situación pero, sobre todo, su papel en la lucha contra la epidemia.
Los sobrevivientes sufren estigma y a menudo no son bienvenidos en sus comunidades; sin embargo, ellos mismos no pueden contagiar más el virus a menos que entren en contacto de nuevo con él.
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