Miércoles, 11 de noviembre de 2015 | Hoy
CIENCIA › ANDREA GAMARNIK, RECONOCIDA COMO LA CIENTÍFICA MÁS INFLUYENTE EN LATINOAMÉRICA
La reciente ganadora del Premio Internacional L’Oréal-Unesco describe cómo actúan los virus, narra qué ocurre cuando se accionan los mecanismos ocultos del dengue y el material genético comienza a replicarse, y explica los desarrollos más significativos contra una enfermedad que aún no tiene vacuna.
Por Pablo Esteban
El dengue causa la enfermedad viral de mayor impacto a nivel mundial. Es transmitido por mosquitos del género Aedes aegypti e infecta a más de 390 millones de personas al año. En Sudamérica, Brasil es el país con más casos registrados –medio millón, sólo en la ciudad de San Pablo– mientras que Argentina experimentó el brote más intenso en 2009, cuando las cifras superaron los 30 mil infectados. Hasta el momento, no se desarrollaron vacunas ni remedios antivirales que ayuden a paliar sus efectos, aunque su rápida detección aumenta las posibilidades de un tratamiento médico exitoso.
Andrea Gamarnik conduce el laboratorio de Virología Molecular en el Instituto Leloir desde hace 14 años y junto a su equipo de investigación logró importantes avances científicos en la mitigación del flagelo. Uno de sus últimos descubrimientos apunta a develar el mecanismo de replicación del material genético del virus, proceso fundamental que explica el modo en que infecta y causa la enfermedad.
Recientemente, Gamarnik fue reconocida como la científica más importante de Latinoamérica a partir del Premio Internacional L’Oréal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” 2016.
–¿Qué es la virología molecular?
–Es una parte de la virología que se interesa por los mecanismos moleculares que llevan a la multiplicación de los virus, y busca comprender de qué manera infectan las células y causan enfermedades.
–¿Qué es un virus?
–Es un patógeno intracelular obligado. Es decir, un virus es una partícula que no hace absolutamente nada y se manifiesta incapaz de multiplicarse porque necesita de la maquinaria celular para poder actuar. Una vez dentro de las células, se multiplica y las daña. Incluso, puede matarlas y ocasionar una posible enfermedad.
–¿Los virus siempre repiten este proceso de ingreso-multiplicación-daño una vez que ingresan a la célula?
–No. Existen casos en que no causan enfermedades y pueden convivir con las células. Sin embargo, como no nos afectan no los estudiamos. En cambio, existe una gran multiplicidad de virus que causan diversas enfermedades. Ello depende de la célula a la que ingresa.
–¿Por ejemplo?
–Si el virus de la hepatitis puede entrar a una célula hepática causará hepatitis; si el virus de la polio ingresa a células del sistema nervioso ocasionará parálisis, etc. De modo que la región en la que el virus logra multiplicarse define la zona donde causará el daño.
–Cuénteme cuáles fueron los avances que su equipo realizó respecto al dengue. Sé que estudia este virus desde 2001...
–Sí, regresé a Argentina a fines de 2001 y armé el laboratorio de Virología Molecular en el Instituto Leloir. Por aquel entonces, comenzamos a desarrollar herramientas para poder estudiarlo. Uno de los descubrimientos más importantes fue en 2006, cuando logramos describir cómo se desarrollaba el mecanismo molecular vinculado a la multiplicación del material genético del virus del dengue. Fue un hallazgo novedoso porque durante muchos años, los especialistas intentaban ubicar ese proceso en un sitio del genoma viral equivocado. Entonces, nosotros, con la cabeza bien abierta, comenzamos a estudiar áreas inexploradas y descubrimos que la polimerasa (enzima viral que se encarga de copiar el material genético) actuaba en el extremo del genoma opuesto a lo que se predecía. De este modo comprendimos que el genoma del virus del dengue se circulariza y forma anillos. Todo ello, a partir de la utilización de un microscopio de fuerza atómica.
–Leí que los mecanismos que evidenciaron en el dengue también participan en otros virus...
–Correcto. Ese mismo proceso que nosotros describimos para el dengue parece que se utiliza para todo el género de virus que se llama flavivirus, en el que se incluyen cincuenta patógenos humanos.
–¿Qué me puede contar respecto a los últimos descubrimientos que realizaron?
–Hemos llegado a la conclusión, por ejemplo, que la población de un virus que se encuentra en un mosquito infectado es distinta a la población del mismo virus en los seres humanos.
–Eso implica que el virus cuenta con la posibilidad de mutar al ponerse en contacto con células humanas o bien con células de insectos...
–Los virus mutan, por supuesto. Las poblaciones de virus se diferencian y cada cual se caracteriza por una particularidad que indica una mutación. A partir de un procedimiento denominado secuenciación profunda, comparamos los genomas virales al interior de un mosquito y de un ser humano, ambos infectados. Y, en esta línea, determinamos diferencias claras en cada caso. Localizamos un segmento muy pequeño de ácido ribonucleico con señales en estructuras tridimensionales: una favorable para que el virus se expanda en insectos y otra para que lo haga en humanos. Eso, como resultado de los procesos evolutivos. Logramos una descripción muy acabada de los procesos para poder acercarnos más a procedimientos que nos permitan limitar la propagación de la enfermedad, la cantidad de infectados y las muertes.
–¿Cuál es la proporción dengue-muerte?
–La proporción de fallecimientos a causa del dengue disminuyó en los últimos años y la Organización Mundial de la Salud busca reducir a cero el número de muertos. El objetivo será identificar la enfermedad con mayor rapidez para paliar la sintomatología y reducir los decesos. En la actualidad, no hay vacunas para prevenir ni antivirales para suministrar a los pacientes infectados. Lo único que puede hacer el médico es recomendar hidratación y distintas estrategias para bajar la fiebre. Lo más probable es que la persona no muera, si se efectúan los tratamientos adecuados.
–El número de fallecimientos disminuye, pero la proporción de infectados se incrementa. ¿Cómo se explica?
–El virus del dengue está en expansión. Lo que ocurre son eventos epidemiológicos en los que un tipo de virus con alguna propiedad determinada reemplaza a otro virus precedente. Si uno pudiese analizar las estructuras que compone a un determinado virus sería posible predecir su propagación. Se puede estudiar el comportamiento del virus en distintos sistemas a partir del análisis de su material genético y observar si va a infectar con éxito a una población humana o si no ocurrirá nada.
–¿Por qué el virus escoge ese género de mosquitos conocido como Aedes aegypti?
–Si uno piensa, hay muchísimos mosquitos; aunque, en general, los que trasmiten el dengue son los que pertenecen al género Aedes. Por ejemplo, el virus de la fiebre amarilla, también, es transmitido por ese mismo mosquito.
–Entonces, ¿por qué ese tipo de mosquito y no otro?
–Porque los individuos que pertenecen al género Aedes se llevan de maravillas con el virus. Le permiten ingresar, multiplicarse, llegar hasta las glándulas salivales y, al picar a los humanos, completar un ciclo de infección.
–¿Le ocurre algo al mosquito cuando es infectado?
–Cuando el virus ingresa a una célula del mosquito no le hace nada, ni lo enferma. A diferencia de lo que ocurre con el ser humano que experimenta dolores muy fuertes. Esto quiere decir que el sistema inmune del mosquito logra controlar al virus.
–Desde esta perspectiva, ¿no hay forma de emular algunas de las características del sistema inmune del mosquito de forma tal que sea utilizada en los seres humanos y se reduzcan los daños?
–Sí, hay equipos que están trabajando al respecto aunque faltan estudios sobre el sistema inmune del mosquito y las funciones y mecanismos que se ponen en marcha toda vez que son infectados por el virus. Existe una gran cantidad de virus que infectan a bichos distintos. De ahí, te imaginarás la complejidad. En este sentido, los estudios sobre el dengue en particular nos pueden ayudar a entender cómo hacen los virus en general para pasar de un hospedador a otro (por ejemplo de cerdos a humanos como ocurre con la gripe). Conocer cómo se produce el pasaje de una especie a otra es medular.
–Sobre eso es su último trabajo publicado en marzo...
–Exacto. Tratar de entender qué mecanismos tiene el virus que le permiten adaptarse, así como también buscamos comprender por qué el virus tiene que cambiar de hospedador.
–De todas maneras, sin mosquito no hay dengue...
–Claro. Si logramos eliminar al mosquito, terminamos con el virus porque no se transmite entre seres humanos. Es fundamental la prevención, más aún ahora que llega el verano. No se deben dejar recipientes con agua.
–Bueno, no es tan fácil en hogares donde el agua escasea...
–Sí, por supuesto. El dengue es un problema mayor para las personas de bajos recursos. Uno puede concientizar a las familias que tiren el agua de los tachitos, pero hay casos que no se pueden dar el lujo de desperdiciarla. Por eso se debe difundir información acerca de cómo se deben cubrir los recipientes con agua para hacerlos inaccesibles a los mosquitos.
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