CONTRATAPA
En Recoleta
Por Enrique Medina
En una confitería de Recoleta, Oriana y su amiga Rosalía beben té con leche acompañado de masas.
–...Yo no sé qué decirte. Visto desde afuera, está bien, separate y listo. Es cosa tuya. Pero a mí me parece que tendrías que hablarlo con Ezequiel. Ustedes se deben mucho, ambos. Cada uno es un mundo. ¿No es cierto? Es lo mismo de cuando vos me criticabas por tranzar con el malbicho-capicúa. ¡¿Y quién tiene más derecho que yo, eh, decí?!... Vos tuviste suerte... Te fue fácil con Ezequiel. Tuviste suerte de que se enamorara de vos... ¿Y yo?... ¡Yo agarré el fal, yo me jugué, yo me comí la tortura en el campo, el exilio!... El asesinato de Marito, yo sola... ¿Y qué?... ¿Voy a dejar que los cobardes que miraban el mundial por televisión mientras yo me jugaba aprovechen el espacio por el que yo había luchado? No, nena. Vencida sí, pero boluda no. No. No es lo mismo, perdoná. Nada que ver con la moral, nena. Esto es política. Si te contara con los que tranzo... Pienso en los que murieron y... ¡Te juro que me da asco pactar con los que pacto, son una mierda del peor olor, y hablan de los próceres, de lealtad, de la patria, del dolor del pueblo... Y no se ponen colorados siquiera! Son todos carcamanes de lo peor. A esta hora del partido, nena, parecés una colegiala, la verdad. Mirá si te vas a separar, ya somos grandes. Qué tenés en el mate. Mirá si porque un tipo, aunque sea más joven, porque te diga que está remetido, vas a largar todo. Ya no somos unas nenas. Está bien que sepamos mantenernos, que estemos siempre bien arregladas gracias a los costureros que nos estiran, y parezcamos florcitas, está bien. Pero no somos florcitas, somos flores a las que hay que enderezar con alambres invisibles hasta que se caiga el último pétalo. ¿No es cierto? Me salió la poeta frustrada. Somos grandes. Grandes en años. Y cuando pasen más años seremos más grandes. Y por lo que me decís, él seguirá siendo joven porque es un hombre. Pensá. Che, qué buen teñido te hiciste. ¡¿Cómo te vas a ir a España con un tipo que se va a tirar un lance para ver cómo le va, que lo rajaron del banco y que encima te cagó guita?! ¿Sos o te hacés? ¿O querés mantenerlo vos? Decadente España, si en la época de los milicos no nos podían ver ni quiero pensar ahora. Que se jodan, nos estamos vengando del genocidio de indios cuando nos descubrieron. Escuchame: dejá que se instale, que pase un tiempo, y después ves ¿eh? El tipo sólo te llamó para despedirse, sólo eso, nada más. ¡Estás loca si después de tanto tiempo sin verse creés que te llamó porque no te olvida! Es bien educado y se despidió, es todo. ¿No te das cuenta de que en unos años vamos a dar lástima? No te ofendas, te lo digo porque nos queremos. No quiero que te engañes, eh. Sos mi amiga. Vos me hacés reír. ¿Ezequiel supo la guita que perdiste, supongo que no fuiste boluda o sí? Ah, bueno. Al menos eso. Ori, la que manda sos vos, no jodamos, sos una gran bacana, y cuando él se muera... ¡Bueno, no pongás esa cara! Por ley natural, él se debe morir primero, ¿no es cierto? Entonces, ¿qué? No pretenderás que justamente yo sea delicada en este tema cuando parte de mi existencia la viví junto a la muerte. ¿No es cierto? Entonces no me jodas. Si el otro te quiere, esperará a que enviudes. O seguí como hasta ahora. Si te separás, perdés. Bueno, perdoname, pero me tengo que ir. Te digo, nena, que estoy bien-bien-rebién encaminada. Si todo me sale como espero creo que me vas a ver seguido por televisión. A lo mejor la próxima semana tenés que pedir cita con la señora senadora ¡moi!...
Se levantan. Se abrazan. La futura senadora le acaricia la cara a Oriana y le dice que cuando quiera la llame al nuevo celular, que son pocos los que tienen ese número y nunca lo apaga, por ahora. Saludámelo a Ezequiel. Voy a ver si llamo a Maru y un día almorzamos. ¿Sigue desdeñándome estarebelde de plástico? Y no seas tonta, si hay algo que sobra en este mundo son hombres. ¿No es cierto?