CONTRATAPA
Contexto
Por Horacio Verbitsky
El aún obispo castrense Antonio Baseotto dijo que la prensa sacó de contexto su maldición bíblica al ministro de Salud, Ginés González García. Por una vez, coincido con él.
Sus predicaciones de la última década constituyen una lectura recomendable para comprender de qué se trata. Unos pocos ejemplos:
- “Si no hay que olvidarse de Cabezas, tampoco hay que silenciar la muerte que provocan los abortos. No sabemos si Cabezas era inocente o no, pero sí nos consta que la criatura en gestación es inocente.”
- “Nos hacemos cruces por las víctimas de los nazis: había segregación racial y se eliminaba a quien no era de raza aria. Y segregar al que no ha nacido, ¿no es un crimen abominable?”
- “Ponemos el grito en el cielo por los desaparecidos en la represión. ¿Y quiénes defienden a los desaparecidos por el aborto? ¿No habrá madres que se paseen por la Plaza de Mayo con un pañuelo blanco en la cabeza por ellos?”
- “Quienes expenden bebidas alcohólicas a los adolescentes merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y los tiren de cabeza al mar.”
- “San Martín inculcó el respeto por el nombre de Dios con medidas tan severas como perforar con un hierro candente la lengua del que reincidiera en la blasfemia.”
- “En Europa, desdibujada en su identidad, que ha renunciado a sus raíces cristianas, el fenómeno musulmán produce un tembladeral y la lleva a una agonía inexorable, a un colapso como pueblo.”
- “Hubo idealistas y delincuentes. Se trató de una guerra. Y en una guerra es imposible evitar excesos.”
El contexto en que pronunció esas frases fue el lejano Obispado de Añatuya o públicos castrenses, lejos de ojos y oídos indiscretos. En cambio, la carta al ministro GGG fue reproducida por los medios nacionales. Sacada de contexto, produjo el escándalo conocido.
El 3 de noviembre pasado, en una misa celebrada en la catedral Stella Maris, allí donde los familiares de desaparecid@s peregrinaban y se humillaban en busca de un dato sobre sus hij@s o espos@s, Baseotto contó que durante una ceremonia castrense se había sentido mal. Al regresar al Obispado lo esperaba el padre Zanchetta, para decirle que acababa de morir su hermano. A propósito de ese doloroso episodio, Baseotto hiló una serie de razonamientos sobre la muerte y el más allá. El padre Alberto Angel Zanchetta, que le dio la mala noticia, es el actual Canciller y Secretario General del Obispado Castrense, el cargo que hace tres décadas desempeñaba Emilio Grasselli. En 1977, Zanchetta era capellán de la ESMA. Según el relato de Adolfo Scilingo, confortaba con parábolas bíblicas sobre la separación de la paja del trigo a los miembros del grupo de tareas después de cada vuelo en el que tiraban prisioneros al mar. Es decir, de acuerdo con Baseotto, uno de los “hechos transcurridos, según dicen, durante la famosa dictadura militar” que se mencionan como parte de “una campaña en contra de la Iglesia”. Como bien dice el obispo, es preciso restituir la carta a su contexto, para que se la comprenda en toda su abisal profundidad.