EL PAíS › LA IZQUIERDA ASUME EL MANDO
POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA URUGUAYA
Oscar en euforia para Tabaré Vázquez
Con mayoría en ambas cámaras y un acuerdo tácito con los blancos, el Frente Amplio comienza hoy cinco años de gobierno en medio de un festejo que empezó anoche con una explosión de cohetes y cañitas como si fuera un 31 de diciembre. Las claves de la economía futura y el compromiso de Tabaré con el plan social. El caso Gelman.
Por Martín Granovsky
A las 11 de la noche explotaron algunos cohetes. Las calles de Montevideo, donde el 31 de octubre siete de cada diez personas votaron por la coalición Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría, se fueron llenando después de la cena. Y a las 12 reventó la ciudad. Plata no sobra en este Uruguay pobretón para comprar cohetes y cañitas, pero fue como un 31 de diciembre de los buenos. El festejo empezó a medianoche y seguirá hoy, luego de que al mediodía asuma Tabaré Vázquez como el primer presidente no colorado ni blanco en toda la historia uruguaya.
Entre las primeras diferencias con sus antecesores, el saliente Jorge Batlle, Julio Sanguinetti o Luis Lacalle, Vázquez prometió buscar el cuerpo de la nuera de Juan Gelman, María Claudia Irureta Goyena, en una unidad militar. Al parecer ya lo comunicó a los jefes de las Fuerzas Armadas.
Pero hoy no es día de medidas concretas sino de clima. Un festejo largo que comenzó con candombe el 31 de octubre pasado, cuando Tabaré ganó en primera vuelta, y volverá a sonar hoy.
Los uruguayos parecen sorprendidos de su propia alegría. Con el nuevo gobierno, festejado como ninguno de los otros anteriores, les pasa lo mismo que con el Oscar para Jorge Drexler.
–Somos cuatro, y a uno de los cuatro le dieron el premio –dijo irónico un kiosquero en 18 de Julio y Paraguay, en pleno centro de Montevideo.
La gente pide el tema de Diarios de motocicleta, pero lo tararea por la calle igual que Drexler ante la Academia.
“Creo que he visto una luz, al otro lado del río”, repite Drexler como si cantara en la Argentina.
La fiesta de la izquierda debería completarse con la llegada de Fidel Castro. Hasta ayer las informaciones indicaban que no sería de la partida entre el pelotón de visitantes que incluye a Néstor Kirchner, Luiz Inácio Lula da Silva, Ricardo Lagos y Hugo Chávez, entre otros, pero los militantes del Frente Amplio preferían no darlo por cerrado.
“Lenin vive”, decía una pintada de la juventud comunista, integrante minoritaria, con el 6 por ciento, de la coalición. “Bienvenidos Fidel y Chávez”.
Los dirigentes del Frente Amplio están convencidos de que ese estado de ánimo, de una esperanza nunca vista en este país, es una pieza clave de la política, aun antes de empezar a gobernar. Si se quita por un momento la negociación de la deuda, el aspecto que más complicará a corto plazo a Uruguay, los primeros pasos marcarán una gran acumulación de poder político por parte de la izquierda. Por un lado, por la colaboración de los blancos en embajadas o en directorios de entes de control. Por otro, por la inminencia de una ley que permitirá el voto consular, hoy prohibido, y agregará una cifra de votantes frenteamplistas que quizás aumente en un 30 o un 40 por ciento el caudal del 31 de octubre. Y muy pronto, en mayo, se realizarán las elecciones departamentales, que podrían consolidar el achicamiento violento de los colorados, la consolidación record del Frente en Montevideo y la confirmación de que la izquierda hizo pie también fuera de la capital.
Vázquez estructuró su gabinete para darle gran poder a una figura: el nuevo ministro de Economía, Danilo Astori, un respetuoso de la ortodoxia que podría repetir el modelo de Antonio Palocci con Luiz Inácio Lula da Silva. Una línea distinta encarna José “Pepe” Mujica, el político más popular de Uruguay, a cargo de Producción, pero Astori consiguió de Tabaré el poder suficiente como para designar él también al presidente del Banco República, equivalente del Banco Nación argentino, que es la llave para cualquier emprendimiento productivo en industria y agro. “Cuidar mucho las cuentas quiere decir obtener un superávit importante, sólido, y generar un marco de confianza que es un requisito imprescindible para atraer decisiones de inversión”, dijo anoche Astori en sus últimas declaraciones antes de pasar hoy del Senado al Ejecutivo. “Sin inversión el país no crece, y sin crecimiento no puede atender las necesidades de las que hablamos siempre”, agregó.
Ninguno de los dirigentes del Frente Amplio pronostica, sin embargo, choques internos. La tradición de Vázquez no es la de un Fernando de la Rúa sino la de un político acostumbrado a tomar decisiones. Y la tradición de la coalición de izquierda es un alto nivel de discusión previa y un elevado compromiso con las decisiones colectivas.
Si Uruguay no obtiene una dispensa para ahorrar menos del 3,5 por ciento del producto bruto antes de contar el pago de intereses, aumentar el gasto social será un objetivo difícil. En cambio nadie de los consultados, entre ellos muchos legisladores y numerosos cuadros que desde hoy a la tarde serán funcionarios del Ejecutivo, vacila cuando asegura que Tabaré cumplirá el plan de emergencia social que prometió durante la campaña.
“Esa plata estará”, es la respuesta que se repite. “Puede no estar para aumentar todo lo suficiente el gasto social en educación y salud, pero habrá presupuesto para atender a los más pobres.”
Vázquez tendrá una ventaja adicional, además de su decisión política. El aumento de la actividad económica produjo una mayor recaudación impositiva, y una buena administración de ese dinero serviría como garante de un plan social de emergencia.