CULTURA › EL REY MOMO ABRE LA CELEBRACION CON LA SEXTA MEGAMARCHA DE MURGAS POR AVENIDA DE MAYO
Bombos y cacerolas, en el Carnaval de la Protesta
En el desfile de hoy participarán más de 120 agrupaciones, pero es sólo el puntapié inicial de un mes que promete ruido. En Liniers, el Carnaval se fundirá mañana con la protesta urbana por excelencia, en una unión inédita de murgas y asambleas barriales.
Por Mariano Blejman
Un viejo postulado carnavalesco asegura que en la fiesta callejera el pobre se ríe del rico y el rico baila el mismo son con aquel que no tiene nada. Y en éste 2002 ese ruido a cacerola acostumbrado, sumado a ese piquete tan suelto de cuerpo, llegarán al carnaval donde reina Momo, el histórico bufón de la risa. Este febrero hay motivos de sobra para la burla y la sátira convertidos en canción sobre tanto presidente fugaz, tanto corralito indecente y tanto cacerolazo resonando en la ciudad. Que esta vez, dicen algunos, les tocó a casi todos por igual, como si fuera el país mismo el que baila entero al ritmo de un corso endemoniado. Página/12 recorrió los ensayos de murgas y las asambleas populares autoconvocadas de vecinos, para descubrir cómo se han ido fundiendo las críticas sociales imperantes con las letras de las murgas, antes vistas con recelo por muchos vecinos, ahora con las ollas de fondo para sumarse a la protesta. Sin presupuesto confirmado por el Gobierno de la Ciudad, las murgas tendrán dos actividades principales: hoy a las 18 volverán a inaugurar el Carnaval que transcurre en febrero con su histórica marcha por Avenida de Mayo, desde la Plaza al Congreso. Mañana a la misma hora, en un hecho único, los vecinos autoconvocados de Liniers oficiarán de sede del “Carnaval de la protesta” organizado por agrupaciones barriales y murgueras, donde esperan 10.000 personas.
Desde que fue extirpado del calendario en la dictadura, el feriado de carnaval fue un sueño denegado por ¡siete! presidentes. Conseguirlo es casi como tener el derecho a la risa estipulada en el calendario. Desde que existe la agrupación M.U.R.G.A.S. (Murgueros Unidos Recuperando y Ganando Alegrías Siempre), en los últimos años, el carnaval se inaugura habitualmente con una marcha de todas las comparsas juntas: la de hoy será la sexta. Ciento veintitrés agrupaciones entre murgas y comparsas (el año pasado fueron 102) piden por un feriado propio. Ana Villa, de la Comisión de Carnavales del Gobierno de la Ciudad, confirmó a Página/12 que “si bien el presupuesto de este año no está aprobado, el pedido de $ 150.000, para pagar sueldos y costos, fue incorporado en la nómina y probablemente se entregue a las murgas cuando se apruebe”. Esta vez, se pidió la mitad de plata que el año pasado y hay una Línea Carnaval (0800–2222247) para informar dónde está el corso del barrio y quiénes desfilarán cada fin de semana de febrero.
Mientras se discute el rumbo del país, los murgueros realizarán el Carnaval a puro pulmón. Hasta ahora, cuentan con la habilitación municipal y los permisos para las bajadas de luz de Edesur y Edenor. Se estimaba para este año cincuenta corsos, de los cuales ocho o nueve tendrían jurado. Este año, M.U.R.G.A.S. quería establecer una competencia, evaluar las bandas, el canto, el glose, para incluirlos en distintas categorías. Pero la falta de presupuesto confirmado hizo que sólo se organizaran 37 corsos y seis funciones en carnaval, cuando antes eran de diez a doce. “Ya nos robaron todo, que por lo menos no nos roben la alegría”, pide Diego Manzano, de Gambeteando el Empedrado, organizador del Carnaval. Como si fuera cosa seria, Momo quiere que se respete la alegría. A toda costa.
Desde el barrio de Liniers, la cacerola está por convertirse en murga en lo que vecinos autoconvocados llaman El Carnaval de la Protesta. Mañana, en un acontecimiento inédito, un grupo de murgas de caceroleros marcharán desde Rivadavia y J.L. Suárez (General Paz) hasta el escenario ubicado en Rivadavia 11.400 (esquina Carhué). “Deseamos que desocupados, deudores, hipotecados, acorralados, quebrados, endeudados, los saltibanca extranjera, los jubilados, los que quieren que renuncie la Corte Suprema de Justicia y todos aquellos que sean víctimas de esta nefasta política económica, marchen al son de la música con sus cánticos y consignas deprotesta”, dice Eduardo Slutzky, vecino de la zona y dueño acorralado de Open Sport, una casa de deportes de Liniers.
Irónicamente, cada tanto Momo se toma sus revanchas. Muchos de los vecinos que antes pedían silencio ante el desfile a la hora de la siesta ahora lo están organizando. De cualquier modo, los vecinos están coordinándose en eso de golpear cacerolas al unísono. Los autoconvertidos murgueros consiguieron el permiso del Gobierno de la Ciudad, un camión de escenario y un equipo de sonido para marchar diez cuadras. A modo de ejemplo, los vecinos de Liniers armaron la “Murga del corralito” acompañada de bombos, platillos y cacerolazos con el “soporte” de Los Mocosos de Liniers. “Les vamos a prestar los bombos y los músicos para que salgan en la caminata” asegura Edelma, de Los Mocosos. Desde la reunión se sugirió que otros sectores simbolicen “La comparsa de Pymes y las fábricas destruidas”, “la comparsa de la salud destruida”, “la murga de la Corte Suprema”, “la comparsa de la educación” y “la murga del trabajo”. Para el acto de cierre, los organizadores dicen ya tener el visto bueno de León Gieco y Piero. Además, confirmaron su participación murgas “clásicas” como Los Mocosos de Liniers, Verdes de Montserrat, Gambeteando el Empedrado, que, en principio, servirán de “soporte musical”
El Centro Comercial de Liniers recibió con té y mate a la marcha de desocupados que desfiló desde La Matanza el 28 de enero. Ahora, en cambio, se organizaron comercialmente: se venderán gaseosas y choripán, aunque los ingresos van a estar controlados por el Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas. Si hay excedente, se consultará a la CTA y la CCC a qué institución u organización donarlo. Aun en bancarrota, los vecinos no quieren ser tildados de comerciantes de la protesta”, cuenta Héctor Sapia, organizador, quien asegura que no sería un exabrupto suponer que con la difusión y extensión horaria “se acerquen 10.000 personas.”
En una especie de pared indestructible de carcajadas están dibujadas las sonrisas más peligrosas de la murga: las que tienen el coraje de mirar de frente al verdugo y reírsele en la cara. Esa podría ser la definición del Frente Murguero, una agrupación que pregona algo así como la liberación de la risa con un ejército de bombos y redoblantes. “Un grupo de murgas o murgueros sueltos nos encontramos en actividades de resistencia al plan económico y a la situación actual. Armamos el Frente Murguero con los más comprometidos con los procesos sociales en letras y accionares”, cuenta Marta Yané, de los Verdes de Montserrat, que ensaya en Carlos Calvo y San José. También está Gambeteando el Empedrado, Pasión quemera, Endiablados, Quitapenas, Los pitucos de La Paternal y Malayunta, entre otros. “En estos días, la protesta social adoptó la necesidad de instaurar las fiestas en la calle como forma de repudio. Ahí cuajamos las murgas”, asegura Yané.
Los murgueros se solidarizan bailando y cantando en cada protesta. El Frente realizará una juntada callejera llamada Fiesta Prohibida (23 y 24 de febrero y 2 y 3 de marzo) en Carlos Calvo y San José. “No me extrañaría que aparezcan vecinos con cacerolas. Y me parecería bárbaro” asegura Yané. Este año Los Verdes le dedican su comparsa a quienes participaron del 19 y 20 de diciembre. Y tienen una canción homenaje, “Pido Pueblo, pido ver...” que conviene leer con un ritmo de Los Cadillacs. “Pido pueblo, pido ver/ peleando ahí en la calle/ verte amanecer/ y que nadie se olvide/ de los que luchando/ aquí han caído./ Estamos sufriendo/ estamos aguantando / siempre resistiendo/ seguimos luchando/ Saliste a la calle/ el puño apretado/ los ojos llorosos/ dientes afilados...”.
La nueva canción de Gambeteando el Empedrado, de San Telmo, sentencia: “Ya lo dijo Nostradamus/ Ya lo dijo hace un montón/ Que todo se iba a la mierda/ Y el chabón tenía razón/ Pero no se desesperen/ Siempre que llovió paró/ Y sino hacemo’ una zanja/ Para que escurra mejor”. Siempre, ante todo, la sonrisa es la mejor forma de combatirle al mundo de lo serio. Tal vez por eso, en la mayoría de las asambleas barriales autoconvocadasdespués de los cacerolazos, están saliendo como mociones aprobadas la de asistir al Carnaval de la Protesta, e incluso algunos quieren repetirlo en sus propios barrios. Desde La Paternal hasta Caballito, desde San Telmo a Palermo Hollywood, el fantasma de Momo vuelve a sobrevolar los cien barrios porteños y amenaza con convertirse en un vecino sarcástico que, cada vez más, se está poniendo de moda.