CULTURA › LOS CRITERIOS DEL FALLO
“Una clausura no conserva el orden”
Mientras se confirmaba la noticia de la reapertura de la muestra, el domingo, Florida y Avenida de Mayo fueron escenarios de otra fuerte protesta por la avanzada religioso-judicial.
Por Raúl Kollmann
El domingo a las 10 de la mañana se reabrirá la muestra retrospectiva de León Ferrari. Las autoridades del Centro Cultural Recoleta están preparando los requisitos exigidos por la Cámara en lo Contencioso Administrativo: poner carteles adicionales advirtiendo que las obras pueden herir la sensibilidad religiosa de los visitantes e imprimir el mismo texto en todos los folletos que se distribuyen en el Recoleta. La Cámara también confirmó un criterio existente al cerrar la muestra: los menores sólo pueden entrar acompañados por un mayor. Igualmente está previsto un operativo de seguridad para prevenir incidentes fuera del Centro y agresiones a las obras adentro. Tal como ocurrió en los últimos días antes de la clausura, a partir del domingo se espera una avalancha de visitantes a la retrospectiva.
Como se sabe, dos de los magistrados de la Cámara, los doctores Horacio Corti y Carlos Balbín, votaron a favor de revocar la clausura de la exposición, mientras que un magistrado, Esteban Centanaro, se inclinó por confirmar la clausura. El fallo no puede ser apelado, pero los denunciantes, la agrupación Cristo Sacerdote, van a interponer un recurso de inconstitucionalidad, que primero será resuelto por la misma Cámara y luego puede terminar en la Corte Suprema porteña.
Los jueces que votaron a favor basaron su postura en una defensa de la libertad de expresión. El camarista Corti sostuvo que “la libertad de expresión artística debe proteger el arte crítico y si es crítico no puede obviarse que es molesto, irritante o provocador. Allí se verifica la genuina tolerancia”. El camarista Balbín planteó en su fallo que “la libertad de expresión goza de una protección especial máxime si se considera que se trata de una muestra artística. En ningún caso es admisible la censura previa y ello podría ocurrir si la difusión de la exposición de León Ferrari fuese prohibida. En virtud de lo expuesto, considero que es posible encontrar una solución a los derechos en conflicto, por un lado la libertad de expresión y por el otro el respeto a las creencias religiosas. Tal solución consiste en alertar a la población de manera expresa y notoria acerca del contenido de la exposición y de los daños que las obras podrían causar en los sentimientos religiosos”. De este párrafo surgió entonces la iniciativa de agregar más carteles a la entrada de la muestra.
El voto contrario a la reapertura se asienta principalmente en el argumento de que la Constitución Nacional, en su preámbulo, “establece la obligación de las autoridades de constituir la unión nacional y consolidar la paz interior”. En virtud de ese concepto, el camarista Centanaro considera que la exposición “atenta contra la paz social porque facilita enfrentamientos evitables a raíz de los contenidos de esta muestra que muchos juzgan ofensivos a sus creencias”. En su fallo, el camarista Corti, que votó a favor de la reapertura, tocó el tema con este razonamiento: “No puede admitirse que la existencia de actos de violencia contra una muestra artística justifiquen su clausura. Sólo una sociedad articulada alrededor del miedo podría imaginar una solución de ese tipo, ya que implicaría la renuncia a ejercer la libertad ante el poder arbitrario de aquellos que atentan contra ella. No es mediante la clausura de la muestra que se conserva el orden, sino por medio de la aplicación de la ley, la educación y el ejercicio mismo de la libertad”.
Aunque la muestra se reabrirá con los carteles adicionales que ordena el fallo, expertos en arte no sólo recuerdan que la gran mayoría de las obras han sido expuestas en museos del mundo entero, sino que, además, señalan al menos dos casos que pueden compararse con el del C. C. Recoleta. En Inglaterra, la Tate Modern (muestra de arte contemporáneo), oficial y gratuita, exhibe en un sitio especial el Gran Premio Turner 2003: unaVirgen negra del afroinglés Ofili, hecha con enormes bolas de excrementos de elefante y un collage de vaginas de revistas porno. En Madrid, en el Reina Sofía, museo oficial, en el marco de la colección personal del editor Taschen, se exhibe una escultura de la Cicciolina de más de dos metros de altura en pleno acto sexual. En ninguna de las dos muestras hay advertencias sobre las obras que pueden herir las sensibilidades.