CULTURA

Arte versus contaminación

El Parque se Esculturas Sonoras está ubicado en lo que se conoce como Salina del Bajo o Laguna Moreno, al noroeste de la ciudad. Unos años atrás, este lugar era un espejo de agua contaminada por los residuos de petróleo y de una planta de asfalto que se volcaban directamente allí. Después de sucesivos reclamos, la laguna comenzó a sanearse mezclando el petróleo con material seco. En los piletones que quedaron formados, que en verano son visitados por flamencos y avutardas, el viento y el sol forman extraños colores rosados y nubes de sal. A la distancia, alcanzan a verse las torres de cateo y los balancines que bombean gas y petróleo. En este paisaje se proyectó emplazar el parque, enmarcado en un diseño paisajístico, a cargo del arquitecto Pradial Gutiérrez, especializado en planeamiento y arquitectura paisajística. “Imaginar la creación de un parque de esculturas en las mesetas patagónicas barridas por fuertes vientos, es un desafío y una empresa apasionante”, dijo Gutiérrez. “La idea es preservar la identidad local y este paisaje, que es único”. En la primera etapa de la obra se proyecta levantar un anfiteatro, y los organizadores esperan poder hacer encuentros de esculturas todos los años, para ir ampliando continuamente el parque.

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  • Las esculturas sonoras, en los pagos del viento
    Por Karina Micheletto

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