EL PAíS › ATENTO A LAS ENCUESTAS, EL DUHALDISMO QUIERE QUE CHICHE SEA VICE EN LA FORMULA
Plan para la jefa de hogar de Duhalde
El duhaldismo tanteó los entornos de Kirchner y De la Sota. En el primer caso el resultado fue negativo, en tanto que el cordobés aceptó. El Gobierno estima que la figura de Chiche creció en las encuestas y que sería la carta ganadora en la interna.
Por Diego Schurman
Todos los caminos conducen a Hilda “Chiche” Duhalde. Si el Gobierno aún duda entre apoyar la candidatura de Néstor Kirchner o José Manuel de la Sota, no cavila a la hora de instalar a la primera dama como la única garantía de triunfo en la interna del PJ. “Si hoy fueran las elecciones, con Chiche arrasamos. Pero las negociaciones no son tan fáciles como parecen y es un tema de nunca acabar”, admitió un hombre de extrema confianza de Eduardo Duhalde.
De los tres protagonistas que desvelan a la Casa Rosada, Kirchner es el menos dócil. El santacruceño bañó de elogios a la primera dama, aunque inmediatamente cerró las puertas de un acuerdo. “Tengo un respeto absoluto por la tarea que ha llevado la señora adelante en muchos aspectos en la provincia de Buenos Aires, pero yo nunca pensé en generar una fórmula de ese tipo”, dijo ayer a La Metro.
De la Sota, en cambio, archivó definitivamente las críticas al Gobierno deseoso de que Chiche lo acompañe en la aventura. “Sería de mi agrado”, admitió cuando lo consultaron sobre una fórmula compartida. De no aspirar a nada, la primera dama comenzó a tener deseos de convertirse en una pieza decisoria. El cambio no sólo fue reconocido por los hombres del Presidente. También por su propio marido.
Pero es la historia de amores no correspondidos: el duhaldismo preferiría que Kirchner “comprara” a Chiche como vice, ya que duplica a De la Sota en las encuestas. Pero, conveniencia o convicción, el santacruceño no quiere quedar pegado al apellido Duhalde, lo que no significa que esté desdeñando a los bonaerenses.
El fin de semana reclamó, como si fuera un hombre más del distrito, la devolución para la provincia de los 8 puntos de coparticipación federal que le quitaron hace más de una década.
Como parte de su política de seducción también se fotografió con los intendentes Alberto Balestrini, de La Matanza, y Julio Alak, de La Plata. Seguramente buscará entre ellos a su compañero de fórmula.
“Realmente a Chiche la respetamos, es la mujer de Duhalde y no queremos manosear el tema. Pero es un capítulo absolutamente cerrado. No hay ninguna posibilidad de acordar con ella. Estamos buscando algún dirigente de la provincia de Buenos Aires”, señaló a Página/12 un vocero del gobernador de Santa Cruz.
En Gobierno nadie habla mal de los referentes bonaerenses. Pero dicen que la primera dama es la única que garantiza el encolumnamiento de todo el PJ local detrás de una fórmula. Hoy el distrito reparte sus preferencias en partes desiguales entre Kirchner, Adolfo Rodríguez Saá, Carlos Menem y José Manuel de la Sota.
En la Casa Rosada se manejan encuestas de imagen que reproducen un crecimiento de Chiche en el segundo cordón. Cerca de Duhalde sostienen que la implementación del Plan para Jefes y Jefas de Hogar incidió en la recuperación de adhesiones de la primera dama.
Son varios los intendentes, incluso algunos que no pertenecen al justicialismo, que han reconocido en el asistencialismo de Chiche la principal razón de la paz social, un estado de gracia que a fines del año pasado parecía utópico.
“Lo que puede ofrecer Chiche es la mística peronista. Con sus planes garantiza el perfil social que siempre necesita una fórmula del PJ”, evaluaron en la Casa Rosada. Y agregaron un dato más, que reflejó una encuesta de un consultor habituado a trabajar en el distrito bonaerense: la inserción de Chiche en la clase media. “Por primera vez un peronista logra tener cierta recepción en un sector que siempre nos fue adverso”, analizó ante Página/12 un vocero duhaldista.
Sin embargo, ayer el secretario General de la Presidencia, José Pampuro, intentó bajar el perfil de Chiche, tan insuflado en los últimos días por la férula de Duhalde. “Es muy poco posible que sea candidata”, dijo. Ya noporque la primera dama le tenga miedo al desafío sino más bien para silenciar el tema y no desgastar una posibilidad sobre la que el Gobierno deposita sus esperanzas.