Jueves, 7 de mayo de 2009 | Hoy
DEPORTES › CON UN GOL AGóNICO, EL BARCELONA DE MESSI ES FINALISTA DE LA CHAMPIONS
En el cuarto minuto de descuento, y tras un pase del rosarino, Iniesta señaló el tanto del empate 1-1 con el Chelsea, en Londres, que lo clasificó para jugar la final contra el Manchester United. Los catalanes no jugaron bien, pero el equipo inglés fue muy mezquino.
Fue un rotundo triunfo del fútbol. Porque sin jugar bien, sin brillar como suele ser su costumbre, el Barcelona logró que su propuesta franca y agresiva se impusiera sobre la mezquindad vestida de cálculo que el Chelsea despliega en el campo de juego. Y logró imponerla de la manera más dramática, con un gol en el cuarto minuto de descuento, en el partido de vuelta de la segunda semifinal de la Champions League, en Londres, cuando Lionel Messi alargó para Andrés Iniesta y el español sacó un zapatazo formidable que entró en el ángulo. Cuando parecía que se repetía la final del 2008 entre dos equipos ingleses, el Barcelona mantiene con vida su sueño de triplete, que incluye a la Liga de España, la Champions League y la Copa del Rey.
El equipo español hizo de la pelota su credo durante los ocho primeros minutos del partido, sin que el equipo local pudiera tocarla: la primera situación de gol fue un rebote en el área del Barcelona que Essien capturó, de derecha y de volea, desde 30 metros, para clavarla por encima de Víctor Valdés, un golazo inesperado que le permitió al conjunto inglés adoptar la misma postura que habían puesto en práctica en el Camp Nou una semana atrás. Todos atrás.
En esa maraña de hasta dos líneas de cinco, el Barcelona perdió compostura y juego. Messi no fue el jugador desequilibrante que el sábado mismo había liderado al equipo en la goleada 6-2 sobre el Real Madrid, y la formación acusó la ausencia del lesionado Thierry Henry. Perdido, en el minuto 66 perdió también un jugador, Eric Abidal, por una patada a Anelka. Diez contra once empalizados, el Barcelona estaba literalmente eliminado. Sólo que sus jugadores no podían creerlo aún. Y lo creyeron hasta el cuarto minuto de descuento.
Cierto que el Chelsea pudo rematarlo y se confió, cierto que el árbitro noruego Tom Ovrebo ignoró un claro penal por mano de Piqué. Tan cierto como el rechazo fallido de Ashley Cole en el área del Chelsea, que tomó Messi antes de alargar para Iniesta, ya preparado para sacar el disparo. Con el 0-0 de la ida, el 1-1 clasificaba automáticamente al Barcelona por el gol como visitante. El empate yerra un triunfo rotundo del fútbol.
“El fútbol ama al fútbol, y noso-tros hemos hecho una propuesta de primer nivel –opinó el presidente del Barcelona, Joan Laporta–. Fuimos a buscar la victoria en los dos partidos de la semifinal y era justo que estuviéramos en la final.” El entrenador del equipo catalán, Josep Guardiola, prometió que el partido del 27 de mayo, en Roma, ante el Manchester United, “será una gran final porque vamos a atacar –dijo–. Creemos que podemos ganar: somos el Barcelona”.
“El Chelsea tuvo ocasiones. Pero sentíamos que nos tenían respeto, incluso miedo. Estando once contra once era difícil, sufrimos mucho, así que hay que imaginarse diez contra once –graficó–. Jugamos 25 minutos en inferioridad numérica. Hemos demostrado un gran valor.”
El entrenador del Chelsea, Guus Hiddink, se quejó por los penales no cobrados. “Hicimos un muy buen partido y deberíamos haberlo definido antes. Pero no hablamos de un solo penal. A veces uno quiere darle el beneficio de la duda al árbitro, pero aquí fueron al menos tres o cuatro situaciones”, lamentó. “A Malouda lo agarraron dentro del área con el árbitro en posición ideal. Hubo dos manos en el área: (Gerard) Piqué delante de (Didier) Drogba”, aseguró Hiddink, que pidió “árbitros experimentados de grandes ligas como Italia, España, Inglaterra y Alemania” en este tipo de encuentros.
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