El Monumental lucirá como nuevo para la final de la Copa América, tras las refacciones millonarias realizadas contra reloj luego de los destrozos provocados por los hinchas de River, furiosos por el descenso del equipo, mientras en La Plata, escenario del partido por el tercer puesto, se sigue emparchando el cuestionado césped. Los arreglos al estadio de River tuvieron un costo de “cerca de los cinco millones de dólares”, informó el dirigente Rodrigo Castelli.

El dinero fue aportado por la Asociación del Fútbol Argentino, indicó Castelli. “El club va a estar listo para la final del próximo domingo. Entre mañana y el viernes se termina y el sábado será revisado” por autoridades de la AFA y la Conmebol, precisó.

“Se hicieron refacciones en las butacas, el campo de juego, las salidas, los baños y la parte estética”, detalló el portavoz. Además se mejoraron los vestuarios y se duplicó la capacidad para la prensa.

Las instalaciones del Monumental, habitual escenario de los partidos internacionales, fueron dañadas el 26 de junio pasado durante los disturbios protagonizados por los hinchas de River tras la derrota en promoción con Belgrano de Córdoba, que determinó el descenso de la entidad a la Primera B nacional.

En un principio se temió que los arreglos no pudieran ser finalizados a tiempo para la final de la Copa América, y se barajó la chance de que el estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba pudiera recibir el partido. Pero una semana atrás, el presidente del comité organizador, José Luis Meiszner, confirmó que se cumpliría con el calendario del torneo.

Las cifras de materiales utilizados para la refacción son contundentes: 30.000 metros cuadrados de madera para las butacas, 3000 metros de alambre, 100.000 piezas de cerámicos para los pisos, unas 2000 toneladas de arena, cal y cemento y miles de litros de pintura.

En el estadio Ciudad de La Plata también se realizan arreglos de última hora, en especial para mantener en el mejor estado posible el césped del campo de juego, tras las críticas que recibió luego del partido entre Brasil y Paraguay.

Pocas horas después de los penales pateados en un césped blando y del cual se salían pedazos, en los que los brasileños fallaron los cuatro que dispararon, “la cancha respondió bien en la semifinal que ganó Uruguay”, señaló el responsable del estadio, Manuel Di Salvo. “No se quejaron los jugadores”, aseguró.

El mal estado del césped llamó la atención desde el partido inaugural entre Argentina y Bolivia el pasado 1º de julio. Con el paso de los encuentros fue empeorando y los cuidadores debieron arrojar arena, reponer pedazos de césped e incluso usar pintura verde en los entretiempos para arreglar momentáneamente el campo. El peor momento fueron los penales en los cuartos de final, con el fallo de Brasil y las posteriores protestas de su técnico y los jugadores.

El funcionario reconoció que el problema es que el césped es demasiado nuevo, “tiene 45 días, cuando debería tener tres meses de sembrado. Pero nunca estuvo en riesgo el partido”, afirmó.

“Hay cosas que no podemos negar, el campo no está bueno. Pero para el partido por el tercer puesto se jugará con el mismo césped, no se cambiará”, señaló Di Salvo, quien admitió que los encargados del cuidado del campo están abocados a mejorar su estado.

“Si las raíces tomaban suficiente fuerza no habría habido problemas. Si el sistema funciona en Holanda y Alemania, donde el sol no brilla tanto, también tiene que funcionar acá”, sostuvo el encargado del estadio, que tras las refacciones que tuvo para la Copa América es considerado el más moderno de Latinoamérica y el único techado.