Domingo, 15 de julio de 2012 | Hoy
DEPORTES › SALOMé DI IORIO, LA REFERí QUE ACTUARá EN LOS JUEGOS DE LONDRES
Abogada de profesión, representará al país arbitrando el torneo femenino de fútbol de los Juegos Olímpicos. En diálogo con Página/12 repasó su carrera y habló sobre el esfuerzo que debe hacer para destacarse en un ambiente machista.
Por Leonardo Castillo
Desde muy chica estuvo ligada al fútbol, como aficionada y jugadora, pero cada vez que opinaba sentía que su opinión era descalificada por su condición de mujer. Se decidió entonces a seguir el curso de árbitro para demostrar que sabía y entendía el juego como cualquier hombre. Y así fue como hace catorce años inició una carrera que le permitió alcanzar la condición de internacional y ser designada para dirigir el torneo de fútbol femenino que tendrá lugar en los Juegos Olímpicos. A los 32 años, Salomé Di Iorio, abogada de profesión, viajará rumbo a Londres con la ilusión de seguir creciendo. “Mi sueño es dirigir en Primera y ojalá esta experiencia me dé impulso para llegar”, señaló en una charla con Página/12.
–¿Con qué expectativas viaja a los Juegos Olímpicos?
–Con las mejores. Voy a tratar de disfrutar esta oportunidad al máximo. La posibilidad de estar en una competencia de tanto prestigio puede ser muy importante para mi carrera. Vengo trabajando desde hace varios años, y creo que cuando salgo a la cancha hago las cosas bien. Este año tuve la oportunidad de concurrir a un seminario de la FIFA que se llevó a cabo en Portugal y en las evaluaciones me fue bien. Pasé todas las pruebas reglamentarias de la Conmebol a las que se someten los árbitros internacionales y en las evaluaciones físicas también salí bien. Creo que voy a Londres con buenos antecedentes y quiero hacerlos valer.
–¿Cree que después de esta oportunidad se le abrirá el camino para dirigir en Primera División?
–Soy internacional desde 2004, dirigí un Torneo Sudamericano juvenil femenino, los Juegos Panamericanos de Guadalajara, y en los partidos de Reserva de la Primera. Lamentablemente, no depende de mí el hecho de subir de categoría. Siento que estoy en condiciones de hacerlo, desde el punto de vista técnico, pero bueno, los prejuicios que existen en este medio hacen que a una mujer todo le cueste el doble. Tal vez me falte demostrar algo más, no lo sé. De todos modos no es normal que un árbitro esté estancado durante seis años en una misma categoría. Este año tuve la chance de jugar en Primera D y no creo haber hecho las cosas mal. Igual sigo esperando una oportunidad y trabajo para conseguirla.
–¿El fútbol es un medio machista?
–Es un medio dominado por hombres y en el cual las mujeres debemos esforzarnos el doble o el triple para tener las mismas oportunidades. Y es un desafío para quienes tienen la responsabilidad de designar darle la responsabilidad a una mujer de dirigir partidos o torneos de jerarquía. Es verdad que nadie lo dice de forma explícita, aunque las circunstancias demuestran que a las mujeres de este medio las cosas no les resultan fáciles.
–¿Cómo la tratan los hombres dentro de la cancha?
–Bien, de hecho dirigí más a hombres que mujeres a lo largo de mi carrera. Hace unos catorce años que estoy en la AFA y a muchos de los jugadores que hoy juegan en Reserva los dirigí cuando estaban en infantiles. Siempre hubo respeto, de los futbolistas hacia mí y de mí hacia ellos. Y creo que, en este juego, la autoridad se consigue demostrando capacidad a la hora de aplicar el reglamento.
–¿Pero es cierto que frente a una mujer el jugador se contiene un poco más a la hora de reclamar?
–Depende de la temperatura del partido, de lo que se juega o del estado de ánimo de cada futbolista. Igualmente, hay de todo. Existen personas que no toleran que una mujer les marque una equivocación, un error, una falta, y otros en cambio se morigeran un poco más, pero no tanto...
–¿Es de hablar mucho con los jugadores?
–Bastante. Sobre todo en los partidos que se ponen difíciles, trato de charlar mucho con los capitanes para calmar las cosas y evitar que pasen a mayores. No me gusta sacar tarjetas porque sí.
–¿Y cómo reacciona la gente en la cancha ante el error de una referí?
–Y a veces con un poco más de intolerancia que ante la equivocación de un hombre. Frente a un fallo mal cobrado enseguida aparece el “no puede estar acá porque es mujer”. Es cierto que a los hombres se les perdona más el error que a las mujeres. La única forma de revertir eso es demostrando capacidad, no hay otra.
–¿Ser árbitra viene a ser algo así como una cruzada en el fútbol?
–Y sí. Es algo parecido a eso. Fui una de las pioneras en el arbitraje femenino, cuando empecé éramos solamente cuatro y hoy somos once en actividad. Cada torneo o partido importante al que es designada una mujer es un espacio que se gana para las otras árbitras que se están formando.
–¿El mejor referí es el que pasa desapercibido?
–Es que a veces no se puede pasar desapercibido. Hay jugadas determinantes donde se debe aplicar el reglamento correctamente y es imposible no destacarse, para bien o para mal. Si se sanciona un penal en el último minuto de juego es imposible no estar en el centro de las miradas. En mi caso, me gusta darle continuidad, fluidez al juego, dentro de los límites reglamentarios y sin caer en el vale todo.
–¿Cómo tomó la decisión de empezar a dirigir?
–Siempre me gustó el fútbol y me sentí desde chica ligada a él. Incluso, cuando tenía 12 años jugaba con varones en un equipo que participaba en la Liga de Quilmes. Sin embargo, cuando iba a la cancha mi opinión era descalificada por el simple hecho de ser mujer y eso era algo que me molestaba mucho. A los dieciséis años decidí hacer el curso como un desafío, para demostrar que era capaz de entender el juego como cualquier hombre. En mi familia pensaron que era un capricho, que se me pasaría con el correr del tiempo, pero cuando vieron que era de seguir la carrera de abogacía y dirigir al mismo tiempo me empezaron a tomar en serio. Gracias al arbitraje conocí un montón de lugares y viví sensaciones que eran inimaginables cuando empecé. Ahora se vienen los Juegos, voy a representar al fútbol argentino y al sudamericano, y la verdad, siento que todo el sacrificio que hice valió la pena. Ojalá tenga la chance de dirigir un Mundial, ésa sería una linda forma de coronar mi carrera.
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