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Vuelve la Unión Soviética, al menos en el plano del fútbol. Más de veinte años después de la desaparición de la superpotencia mundial, la idea de crear un nuevo campeonato de fútbol con equipos de Rusia y otros estados que formaban parte de la extinta URSS gana terreno con el apoyo de altos responsables que quieren reeditar lo que fue en su día la potente liga de aquellos años.

Las repúblicas de la desaparecida URSS lanzaron sus respectivos campeonatos nacionales tras la caída de la Cortina de Hierro, a principios de los ’90, pero desde entonces muchos hinchas se quejan de que ninguna de esas ligas tiene el nivel que tuvo en el pasado la liga soviética.

A pesar de las inversiones importantes de magnates del petróleo y las empresas energéticas, los responsables de la liga rusa constatan una y otra vez que su campeonato no compite en interés con la Premier League inglesa, la Liga española o la Serie A italiana.

“Un campeonato donde los mejores equipos de cuatro o cinco países de la CEI (Comunidad de Estados Independientes, la mayor parte ex integrantes de la URSS) se disputarían el título sería espectacular y más interesante”, declaró el jefe de la administración presidencial rusa, Sergei Ivanov, a la prensa de su país. “Sé que los ucranianos quieren jugar en una liga más fuerte”, añadió el influyente líder político, muy cercano al presidente Vladimir Putin.

El presidente y entrenador del Alania Vladikavkaz de la Primera División rusa, Valeri Gassaiev, confirmó ayer que una comisión compuesta por representantes de los clubes más importantes de Rusia está trabajando en una nueva Liga. Sin embargo, el ministro ruso de Deportes, Vitaly Mutko, se declaró ayer en contra del proyecto. “Mi prioridad es el desarrollo del deporte y de la cultura física en nuestro país y no en otros lugares”, añadió.

La mejora del nivel de la liga de fútbol es una prioridad para Rusia ante la perspectiva de que será en 2018 el anfitrión del Mundial. Los soviéticos fueron semifinalistas en el Mundial de 1966, campeones de la Eurocopa en 1960 y medalla de oro en los Juegos de 1956 y 1988; el jugador que más vistió la casaca roja de la selección no era ruso, sino ucraniano: Oleg Blokhin jugó 112 partidos y fue el entrenador de Ucrania en el Mundial 2006.

Numerosos hinchas de las naciones que componían la URSS recuerdan todavía, con cierta nostalgia, los grandes duelos entre clubes de gran nivel. Los moscovitas Spartak, CSKA y Dinamo se enfrentaban entonces a los legendarios clubes ucranianos (Dinamo Kiev, Dnepropetrovsk) y también a clubes importantes de Bielorrusia, Armenia o Georgia, que también consiguieron títulos de fútbol soviéticos.

En el Spartak juegan los argentinos Nicolás Pareja y Juan Manuel Insaurralde; en el Dinamo, Leandro Fernández; en el Rubin Kazan, Cristian Ansaldi. Además, en el Metallist ucraniano lo hacen José Sosa, Marco Torsiglieri, Juan Manuel Torres, Jonathan Cristaldo, Sebastián Blanco y Cristian Villagra, mientras que en el Dinamo Kiev actúa Marco Ruben.

La Copa de Campeones de la CEI, que enfrentaba a los vencedores de los campeonatos de la URSS y que se organizaba en Moscú tras la caída de la Unión Soviética, atraía también a decenas de miles de espectadores.

La idea de volver a crear un campeonato similar o incluso más ambicioso recibió otro apoyo importante en Rusia, el de Alexei Miller, patrón del gigante Gazprom y propietario del Zenit de San Petersburgo, el club más rico del país. “Si todos los países de la CEI jugaran en un campeonato así sería realmente estupendo”, estimó, considerando que los clubes rusos y ucranianos serían la auténtica columna vertebral de una liga así.

Otro club importante, el Anzhi Makhachkala ruso, que entrena el holandés Guus Hiddink y donde juega el camerunés Samuel Eto’o, también dijo estar “muy interesado” por ese proyecto, “tanto deportiva como comercialmente”.

La Unión Europea del Fútbol (UEFA), durante mucho tiempo contraria a ello, parece haber modificado su postura, aunque todavía quedarían muchas preguntas sin respuesta, en especial cómo sería la distribución de plazas para jugar en las competiciones continentales.