DEPORTES
A Riquelme lo espera en Inglaterra el Macri ruso
La versión surgió en Europa: el Manchester lo compraría al Barcelona y lo cedería a préstamo al Chelsea, el club del multimillonario Roman Abramovich, que tiene a Verón y mezcla negocios, política y fútbol.
Por Pablo Vignone
Aquella famosa imagen de Juan Román Riquelme imitando al Topo Gigio surcó el planeta. Su enfrentamiento con el presidente de Boca, Mauricio Macri, resultó clave en la determinación de irse a jugar a Europa. Pero después de un año tibio en el Barcelona, el astro podría terminar encontrándose en Inglaterra con una réplica del dirigente al que desafió en la Argentina con aquella mueca graciosa. Si su destino es el Chelsea, para jugar junto a Juan Sebastián Verón, como asegura el diario catalán Sport, lo espera Roman Abramovich, un millonario ruso que mezcla negocios, política y fútbol. Y cualquier similitud con el ingeniero Macri es, por lo menos, asombrosa.
De acuerdo a Sport, el Barcelona cedería a Riquelme al Manchester United en 11 millones de euros, ya que el nuevo entrenador del club catalán, Frank Rijkaard no lo tendría en cuenta para su proyecto. Pero el jugador argentino no recalaría en el club más rico del mundo, sino que seguiría el camino de Verón, uno de los primeros antojos de Abramovich, uno de los jóvenes oligarcas rusos que, con 36 años, es la 49ª fortuna del mundo y la segunda de su país, según Forbes.
Riquelme le habría pedido a Rijkaard, por intermedio de su representante Marcos Franchi, una última oportunidad. “Este año quiero ofrecer lo mejor de mí mismo”, había prometido Riquelme. Lo mismo le habría solicitado Verón al manager del United, sir Alex Ferguson. “Quiero devolverle al club la confianza que depositaron en mí”, explicó. “El está contento aquí”, lo defendió Ferguson.
Pero si no hay condolencias, ambos se calzarán la casaca azul del equipo que dirige el italiano Claudio Ranieri –aquel que se llevaba mal con Ariel Ortega en el Valencia–, que jugará la próxima Champions League, y del que Abramovich compró, a comienzos de mes, el 51 por ciento de las acciones en 50 millones de dólares.
No es ésta la primera incursión deportiva de Abramovich, que ya poseía un equipo de hockey sobre hielo en su Rusia natal. Se especula con que el dinero que el oligarca utilizó para adquirir la mayoría del paquete accionario del club londinense provino de la venta del 26 por ciento de las acciones de Aeroflot, la línea de bandera rusa, que tenía en su poder, gracias a que el Fondo Monetario Internacional había aconsejado con énfasis a Yeltsin que se desprendiera de las empresas públicas.
Huérfano desde los cuatro años, criado por un tío en los ‘70 y por el Ejército Rojo en los ‘80, un padrino, el magnate Boris Berezovsky –el primer ruso en ser incluido en las listas de Forbes– introdujo en los ‘90 al joven Roman en el círculo del presidente ruso Boris Yeltsin, al que también pertenecían Shamil Tarpishev, entrenador de tenis del presidente y actual capitán del equipo campeón de la Copa Davis, y Oleg Deripaska, un multimillonario de apenas 34 años, que junto a Abramovich controlan Rusal, la mayor productora de aluminio en Rusia.
Abramovich comenzó a hacer dinero comerciando con petróleo en Omsk, en la Siberia, usando los conocimientos adquiridos en el ejército. En 1992 fue detenido, bajo la acusación de haberse robado 55 vagones de tren repletos de combustible, un cargo que nunca fue probado. Hoy posee el 80 por ciento de las acciones de Sibneft, la quinta compañía de petróleo de Rusia, que representa la mayor parte de sus ingresos. Forbes calculó su fortuna en 2.500 millones de dólares; cuando compró el Chelsea, el Sunday Times la evaluó en 5.500 millones.
Los negocios marchaban tan bien que Abramovich decidió incursionar en la política, desde la que saltó al fútbol, a la inversa que el actual presidente de Boca. Abramovich no es ingeniero como Macri, sino que tiene un título en leyes: lo consiguió en menos de un año, en el 2000, en la Academia de Moscú...
Un año antes, en 1999, a los 33 años, entró a la Duma del Estado, el Parlamento ruso, como representante de la pequeña provincia nororiental deChukotka, de apenas 73 mil habitantes. Un año más tarde, alcanzó la gobernación de ese estado, al que decidió manejar como una empresa: algunos de los ejecutivos de Sibneft pasaron a ser funcionarios del enclave. Hubo fuertes inversiones en restaurantes, hoteles, shoppings y cines, pero el resultado final no fue el ideal: Chukotka cayó en default y los salarios públicos no se abonaron durante meses...
En Rusia se asegura que Abramovich compró el Chelsea como una inversión, y para escapar de la ola de indignación que existe en su país contra estos nuevos oligarcas que se enriquecieron con el tormentoso tránsito del socialismo al capitalismo. Se asegura que Verón fue uno de los primeros antojos del ruso, y si se hace la doble operación, Riquelme volverá a jugar con el volante de la Selección, después de haber compartido el Boca de 1996 que dirigía Carlos Bilardo. Pero, en ese caso, ¿se animará Riquelme a hacerle el Topo Gigio a Abramovich?