Alemania cumplió con el favoritismo y con la historia, pero sufrió muchísimo más de lo previsto para conseguirlo. Recién en el alargue pudo quebrar a Argelia para imponerse 2-1 y meterse, como indican sus antecedentes, en los cuartos de final. En esa instancia revivirá un viejo clásico europeo cuando el viernes se enfrente a Francia en el Maracaná por un lugar en las semifinales.

El desarrollo del primer tiempo estuvo lejos de lo que había planeado Löw. La idea de toque y combinaciones para avanzar en el terreno que pregona el entrenador alemán chocó con un rival ordenado y lúcido, que le cerraba todos los caminos en los últimos metros y lo lastimaba cuando lo atacaba con espacios a favor. La Alemania sólida de la etapa inicial sufría ante la practicidad de los argelinos.

Esos minutos de los Zorros del Desierto llevaban a la memoria más de tres décadas, al recuerdo de aquel inolvidable Argelia 2-Alemania 1 en Gijón. Y lógico, a lo que pasó diez días después en el mismo estadio, en el conocido Pacto de El Molinón, entre alemanes y austríacos, que terminó dejando a los argelinos sin su clasificación para la siguiente ronda. La chance de la venganza parecía latente.

Sin embargo, a Argelia no le sobró precisión en los últimos metros y siempre se encontró con Neuer, ayer más líbero que arquero, para frenar todos sus intentos. Para colmo, Alemania empezó a encontrar más conexión entre sus jugadores. Y con el ingreso de Schürrle por Götze también consiguió mayor profundidad. Entonces, el partido ya se pareció más a lo que se podía imaginar en la previa que a lo que se vio en la parte inicial. Entonces sí, Argelia empezó a perder la línea y a sufrir los embates alemanes. El único detalle no previsto era la tremenda actuación del arquero M’Bolhi, que se fue trasformando en figura a partir de sus atajadas. Con sus manos y sus pies evitó las chances de Lahm, Müller, Schürrle y todo aquel alemán que lo intentara.

Así llegaron al alargue, donde la muralla M’Bolhi ya no pudo con un taco de Schürrle tras un centro de Müller. Lo más difícil para los alemanes estaba hecho, pero les quedaba media hora para consumar la clasificación. Y Argelia, si bien ya lucía agotada, tuvo un par de oportunidades, pero no pudo vencer a Neuer. Así llegaron al cierre, cuando los alemanes aprovecharon los espacios para anotar el segundo gol a través de Ozil. Pero ni de esa forma dejaron de sufrir los alemanes, ya que en el ataque siguiente Argelia descontó con una entrada de Djabou. A los africanos no les quedó tiempo y se quedaron con el sabor agridulce de una eliminación más que digna. Para Alemania quedó la tranquilidad de cumplir con la historia, ya que desde 1954 siempre se metió entre los ocho mejores del mundo. Y, claro, quiere más.