Desde San Pablo

Por estas horas el entrenador de la Selección, Alejandro Sabella, debe estar pensando en Bélgica, el próximo rival de la Argentina por los cuartos de final, y preocupado porque, sin dudas, será el primer rival más o menos de fuste con el que se medirá desde que arrancó el Mundial de Brasil. A diferencia de los rivales anteriores, que le plantearon partidos cerrados y con espacios reducidos para intentar limitar las explosiones de Lionel Messi, los belgas ostentan otros pergaminos. Es un equipo que se defiende muy bien, que es duro y que juega muy rápido de contraataque, sumando a sus volantes en la ofensiva y que, por lo visto en sus primeras cuatro presentaciones, está muy bien físicamente. Además, es un equipo con estirpe ganadora y lo demuestra su invicto de 14 partidos, en los que obtuvo 12 victorias, entre la Copa del Mundo 2014 y las eliminatorias europeas, donde lidió con selecciones como Croacia, Serbia, Escocia, Gales y Macedonia.

Los números de Bélgica en estos 14 partidos de referencia son también contundentes. En total anotó 24 y sólo recibió 6, lo que le da una diferencia a favor de 18 goles. Ahora, si sólo se analizan sus partidos aquí en Brasil, Bélgica ganó todos pero siempre por la mínima diferencia, 2-1 frente a Argelia, 1-0 ante Rusia, 1-0 también frente a Corea del Sur, y en octavos se impuso por 2-1 frente a Estados Unidos, en un partido en el que generó muchísimas situaciones de gol y terminó de convertir en figura al arquero Tim Howard.

La experiencia de su entrenador, Marc Wilmots, quien disputó como futbolista cuatro mundiales, es clave en el contagio de un grupo de jugadores jóvenes que son estrellas en los mejores equipos de las ligas europeas, como el talentoso Eden Hazard, del Chelsea, un jugador joven, habilidoso y rápido con mucho futuro; o su centro delantero Romelu Lukaku, del Everton, quien había perdido la titularidad con Origi, pero frente a los Estados Unidos ingresó para jugar el tiempo suplementario y terminó siendo desequilibrante: primero asistió a Kevin De Bruyne en el primero y terminó de sellar la victoria con un golazo propio en un partido que fue ajustado y en el que generó muchas más situaciones que las que pudo concretar, lo que marca de alguna manera una de sus debilidades. En este sentido, comparte algo en común con la Argentina, en su afán de sumar volantes al ataque suele dejar sobreexpuesto a su volante Axel Witsel que, por lo general, como lo hace Javier Mascherano, se queda en su posición para cortar los avances rivales.

Sabella deberá preocuparse por las jugadas de pelota parada, porque Bélgica suele dejar jugadores listos y en posiciones clave para arrancar de contraataque. Otra característica a tener en cuenta es que el equipo de Wilmots presionar a sus rivales arriba, con lo que intenta asfixiarlos en la salida. Habrá que esperar al sábado para ver qué propuesta hará Bélgica para vencer a la Argentina. Por ahora, sólo se conocen las palabras de su entrenador que, una vez obtenido su pasaje a cuartos, sentenció: “Sabemos cómo pararlo a Messi. A la Argentina le falta equilibrio y veremos cómo se ajustan a nuestro juego. No somos favoritos, pero no importa”. De todas maneras, sabrá el estudioso Sabella que Bélgica puede caer por momentos en un pozo, como le ocurrió frente a Argelia, Rusia y Estados Unidos, y que si los jugadores de la Selección están atentos a esos momentos y Messi sigue iluminándose en el momento justo, la semis estarán más cerca, mucho más cerca.