Jueves, 3 de julio de 2014 | Hoy
EL MUNDO › JORDAN ORANTES, DELEGADO DEL INSTITUTO NACIONAL DE MIGRACION EN CHIAPAS, MEXICO
Los inmigrantes menores de edad representan el 35 por ciento de las personas en tránsito a Estados Unidos que son rescatadas o aseguradas por alguna autoridad y repatriadas de México a naciones centroamericanas, afirmó el experto.
Por Gustavo Castillo García *
Desde Tapachula, México
Hasta hace unos meses eran pocos los casos de menores de edad que viajaban solos o acompañados por un adulto ajeno a su familia hacia Estados Unidos. Sin embargo, ahora representan el 35 por ciento de las personas que son rescatadas o aseguradas por alguna autoridad y repatriadas de México a naciones centroamericanas, afirmó el delegado del Instituto Nacional de Migración (INM) en Chiapas, Jordán de Jesús Alegría Orantes. Y señala que la migración infantil “es preocupante, porque el procedimiento para devolverlos a sus lugares de origen es más lento, por las acreditaciones consulares que se tienen que hacer, ya que el consulado correspondiente tiene que localizar a sus familiares más cercanos y probar el parentesco. También nos preocupan los riesgos que implican su recorrido por el país y, en el caso de Chiapas, utilizan rutas para evadir la revisión de las autoridades, lo que implica que entren en zonas inseguras por caminos aledaños o que tengan que caminar por las vías del tren o por lugares peligrosos como la selva, donde se enfrentan las adversidades de ríos con corrientes muy fuertes, por señalar lo menos”.
–¿Tienen un estimado de cuántos niños puedan estar pasando mensualmente?
–Trabajamos en eso, porque la migración ilegal es muy difícil de cuantificar. De las personas que son aseguradas o rescatadas podemos decir que contamos con una estadística de los menores de 12 años. Por ejemplo, hoy en las estaciones migratorias –que son las que tienen mayor capacidad de alojamiento de extranjeros– y en las estancias provisionales –que nos permiten sólo cierto número de días y además son de mínima capacidad de alojados–, el 65 por ciento de la población son adultos y el resto, menores. Contamos con capacidad para 1100 personas en todo el estado; 350 menores, los otros 720 son adultos. La migración de menores es considerable en los últimos meses. Antes el número de menores migrantes era mínima.
–De ese 35 por ciento, ¿cuántos son menores de 12 años?
–Cuatro de cada diez aproximadamente. Y ahí hay que hacer una diferenciación de quienes viajan solos y quienes lo hacen acompañados. También hemos detectado que quienes viajan con un adulto lo hacen con conocidos de sus familiares radicados en Estados Unidos y pagan por la travesía. Eso implica otro problema, porque a veces son abandonados en el camino, principalmente quienes no tienen un vínculo de amistad con quienes los trasladan. Los menores quedan totalmente indefensos y es donde el INM, mediante su personal, o el Grupo Beta, que está muy pendiente en las zonas aledañas, los rescatan para que sean regresados a su país de origen y retornados con todas las medidas de seguridad y de protección a sus derechos humanos.
–¿Qué hacen con los menores de edad?
–Tenemos una serie de actividades que desarrollamos en la estación, juegos acordes con su edad. Tenemos un área de atención en la que trabajamos coordinadamente con el DIF, para que reciban orientación en cuanto a prevención del delito, enfermedades y cualquier tipo de riesgo que ellos puedan tener durante su travesía si reintentaran viajar a Estados Unidos. Tratamos de que su estancia sea lo más humana posible. Son las órdenes del comisionado Aurelio Vargas, de actuar siempre con un rostro humano y darles la atención más esmerada que se pueda.
–¿Cuáles son las edades de quienes permanecen en la estación migratoria?
–Si están con sus familiares, pueden estar aquí de cualquier edad. A los menores de 12 años no acompañados los remitimos a los albergues del DIF nacional; además, el DIF municipal de Tapachula abrió un albergue donde reciben extranjeras con niños pequeños.
–¿Hay alguna autoridad que supervise al personal del INM?
–Todo el trabajo que hacemos diariamente con menores y adultos es supervisado de manera permanente por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). También nos visita constantemente el personal de la Cruz Roja Internacional y ambos pueden entrevistar libremente a los extranjeros alojados. Así, en caso de alguna anomalía, toman nota de las quejas. Asimismo, somos visitados por miembros de la Organización Internacional para las Migraciones; ellos analizan nuestros procedimientos, independientemente de los representantes consulares que entrevistan a sus compatriotas en privado. Eso nos ayuda a verificar que nuestra actuación sea completamente apegada a la legalidad.
–Hay quienes dicen que las instalaciones del INM son cárceles.
–Nuestro trabajo se realiza con apego al marco legal, a manuales, instructivos y reglamentos en los cuales también están marcados los derechos que tienen los extranjeros al estar alojados. Desde luego que están alojados porque hay una cuestión irregular en su condición migratoria, y esa condición la establece una ley federal y en torno de ello se actúa en las estaciones, ya que México no es un país de libre tránsito y está regulada la condición de los extranjeros en territorio nacional. Que dentro tenemos divisiones o áreas específicas, desde luego que sí, por la misma seguridad de los alojados. No podemos tener juntos a las niñas con los adultos, a las mujeres con los hombres. Es nuestra obligación vigilar y velar por la integridad de cada uno y que su estancia sea lo más rápida posible, segura y con total respeto a los derechos de los migrantes.
* De La Jornada de México. Especial para Página/12.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.