La Selección Argentina tuvo ayer un flojo partido en Beijing, China, y perdió por 2-0 ante Brasil, en la tercera edición del Superclásico de las Américas. El equipo dirigido por Gerardo “Tata” Martino tuvo un buen arranque en el primer tiempo, pero luego fue neutralizado por el scratch brasileño conducido por Dunga, que aprovechó dos errores defensivos para ganar, con dos goles de Diego Tardelli, el tercer superclásico americano consecutivo. En su debut en el ciclo de Martino, Lionel Messi desperdició un penal en el final del primer tiempo y luego no pudo desequilibrar la sólida defensa brasileña.

El arranque de Argentina fue alentador. Con Angel Di María como principal protagonista en el área rival, la Selección presionó en la salida a Brasil y se instaló en campo brasileño, recordando el amistoso ganado a Alemania por 4-2 en Düsseldorf, en septiembre. La superioridad argentina fue notable en los primeros minutos, pero fue Brasil el que se puso en ventaja en su primera llegada profunda. Antes de la media hora de juego, Pablo Zabaleta molestó a Federico Fernández para rechazar un centro de Oscar que terminó en los pies de Tardelli. Sin marca, el delantero del Atlético Mineiro no desperdició su primera chance y definió de primera junto al palo izquierdo de Sergio Romero para el 1-0.

Con el gol de ventaja, los dirigidos por Dunga se sintieron todavía más cómodos en su estrategia de esperar en campo propio, reduciendo los espacios en defensa y saliendo rápidamente de contragolpe buscando a Neymar, el mejor del partido. La estrategia le dio resultado durante todo el partido, y a pesar de una chance de Di María, quien no pudo definir cuando estaba mano a mano con el arquero Jefferson, Brasil no sufrió en defensa. Ni siquiera cuando el árbitro chino Fan Qi cobró un penal inexistente por una supuesta falta de Danilo a Di María, ya que Jefferson terminó atajando el anunciado remate de Messi.

En el segundo tiempo, Neymar se convertiría en el mayor problema de la Argentina, que debería haber terminado el partido con un jugador menos por dos fuertes patadas que Javier Mascherano le dio a su compañero en el Barcelona. Después del segundo gol de Brasil, que llegó desde un corner peinado por David Luiz y que cabeceó Tardelli para el 2-0, Martino quiso provocar la reacción del equipo e hizo ingresar a Gonzalo Higuaín y a Javier Pastore por los intrascendentes Erik Lamela y Sergio Agüero, pero el descuento no llegó. La defensa brasileña se cerró bien atrás y ni siquiera el arranque de Messi, quien se soltó de su posición por la derecha llevó peligro al arco brasileño, que quedó en cero.