El Superclásico de las Américas tuvo un duelo estelar como factor de promoción: el choque entre los astros de Barcelona, Lionel Messi y Neymar. Con el desarrollo completo, el brasileño resultó el claro ganador, ya que su equipo se impuso 2-0 y resultó la gran figura de la cancha, más allá de los dos goles de Diego Tardelli. En cambio, el argentino terminó cumpliendo una pobre labor, con el plus de que falló el penal ante Jefferson que le pudo dar la igualdad a su conjunto.

“Yo le dije que puede marcar dos o tres goles, pero vamos a ganar nosotros.” La profecía de Neymar sólo se cumplió a medias. El ganador resultó Brasil, pero los goles de Messi estuvieron ausentes. El crack argentino arrancó enchufado y generó desequilibrio, pero siempre chocó con las seguras manos de Jefferson, otro de los grandes valores de Brasil. Incluso, a los 40 minutos del primer tiempo, luego de un inexistente penal sobre Di María, el arquero se dio el gusto de sacarle un penal: Messi ejecutó suave, a la derecha del guardavallas de Botafogo, que fue a ese palo y salvó el empate. Tras esa acción, la producción del capitán argentino disminuyó, como toda la labor del conjunto de Martino. Igual, Jefferson le atajó bien un remate desde lejos y un tiro libre esquinado. Por el contrario, Neymar brilló en el ataque de su equipo y siempre fue un problema sin solución para Demichelis y Fede Fernández. Pudo anotar dos goles, pero en las dos ocasiones definió afuera los mano a mano que tuvo ante Romero. Sin embargo, se dio el gusto de cortar la racha ante su compañero en el Barça, que había sido clave las dos veces que se habían cruzado con sus respectivas selecciones. En 2010, Messi había metido sobre la hora el gol del 1-0 en Qatar. Y en 2012, el rosarino anotó tres tantos en el 4-3 jugado en Nueva Jersey.