San Lorenzo volvió a ganar uno de esos partidos importantes; encadenó su segunda victoria seguida tras aquella racha interminable de ocho juegos sin victorias; quedó a dos puntos de Godoy Cruz, su vencido de anoche; se ilusiona con llegar a la final del torneo; y tomó envión antes de un partido decisivo por la Copa, en Toluca. El juego, en definitiva, se hizo bastante trabado y, adaptándose a la situación del campo, ambos equipos privilegiaron los ataques directos en lugar de la tenencia de la pelota. San Lorenzo se caracteriza por elaborar a partir de los pies de Ortigoza, Blanco y Belluschi, pero no tuvo posesiones prolongadas. Lo de Godoy Cruz tal vez llamó menos la atención porque se sabe que su fuerte radica en la dupla de ataque. Y la búsqueda recayó en ellos, pero la pareja central trabajó criteriosamente y controló a García y Ayoví.

En ese panorama, el visitante mereció algo más, con Blanco como hombre más peligroso hasta su salida, claro. Salió tomándose el muslo izquierdo, que ya le había traído problemas en la semana a raíz de un edema en esa zona. Cuando entró Cauteruccio, el nombre se adaptó a la táctica. Porque el ex Quilmes se paró de volante izquierdo bien definido y San Lorenzo sostuvo el esquema 4-1-4-1, con mucho recorrido de Cerutti y Matos bien instalado de 9.

Los mendocinos tuvieron su punto más alto en Silva, el volante por la izquierda, que tuvo las dos oportunidades de gol más claras del equipo en el primer tiempo. Más allá de eso, a los del Gallego Méndez les costó muchísimo y padecieron el partido; a pesar de tener más la pelota, le costó horrores administrarla.

Esa superioridad que había insinuado San Lorenzo se trasladó a la red tras una gran recuperación de Ortigoza, un buen desborde de Mas y el gol de Cauteruccio, que apareció a la salida de un tiro libre donde más cómodo se siente: en el área. El partido se tornó casi tranquilo para San Lorenzo, que lo controló sin mayores inconvenientes. A Godoy Cruz le costó mucho defender la punta.