DEPORTES › “ROMAN, VOLVE, SACANOS DE ESTE CORRALITO”, DICE LA TRIBUNA
Boca ganó pero sigue triste
Con un gol de Guillermo, clasificó por el Grupo 6 y definirá el primer puesto con el Wanderers uruguayo. Clima muy frío.
Por Facundo Martínez
Boca ganó y después de una semana pasada infernal –tres derrotas sucesivas sin goles a favor– se clasificó en su grupo. Claro que aunque respira algo mejor, sigue enfermo, confundido, sin fe. “Volvé, Román, sacanos de este corralito” decía una bandera. Tal cual el sentimiento colectivo, pese a la victoria y el pase a cuartos. Ni sonrisas, ni fiesta ni nada.
Boca salió a presionar desde el inicio pero sin desordenarse ni rifar la pelota, cuidando el destino y el traslado. Los ecuatorianos esperaron con una doble línea de cuatro que entorpecía, achicando, esa intención: zona y paciencia, desdeñando toda pretensión ofensiva. Tanto es así que recién se podría anotar como llegada de los visitantes un buen tiro libre de Candelario a los 34 minutos que conjuró Abbondancieri. Y para entonces Boca ya ganaba desde los 13 con gol de Guillermo (tras tres partidos en cero...), algo que no alteró a los visitantes ni mejoró a Boca. Todo muy previsible y aburrido.
El equipo de Tabárez había tenido un comienzo promisorio: antes de los tres, ya había llegado a través de Guillermo y de un remate de afuera de Clemente Rodríguez. Pero a los cinco se cortó la luz, hubo una interrupción de diez minutos y cuando volvieron estaban fríos. Sin embargo, a los ocho anunció Delgado, que no llegó, y a los 13 llegó el gol: se mandó Calvo por su costado, centreó paralelo al primer palo, donde Delgado peinó apenas y el Mellizo, entrando por el medio, la mandó adentro de un suelazo.
Lo dicho: con eso ni Boca ni Emelec ni el partido mejoraron. Siguieron igual. Los ecuatorianos achicaban y Boca tocaba infructuoso. Sólo se pueden anotar dos llegadas más: un mano a mano de Delgado a los 23 y una salvada providencial del arquero Viteri tras toque sutil de aire de Guillermo entrando por el fondo ante centro de un Gaitán que hizo poco –un buen remate a los 41–, al igual que Pérez. Y sólo con eso se fue el primer tiempo.
El segundo no fue mejor ni diferente. Algo más decidido –es un decir– el Emelec, las mejores llegadas las tuvo Boca. Muy bien Pérez a los siete limpiando el terreno de rivales para el embrujado Gaitán, que tiró apenas desviado. Y muy poco más. Llegaron los cambios en el medio y adelante, que no cambiaron nada. Incluso Braccamonte protagonizó alguna torpeza llamativa, como enviar la pelota al segunda bandeja al rematar a los 33 minutos.