SOCIEDAD

Un hijo de argentinos fusilado por la brutal policía de Los Angeles

Gonzalo Martínez tenía 25 años. Quiso eludir una orden de detención policial por una infracción de tránsito. Lo persiguieron y cuando paró lo acribillaron. Hay un video que muestra todo. Los padres enterraron al hijo en la Chacarita y quieren volver a la Argentina.

 Por Andrés Osojnik

Como en el famoso caso de Rodney King, el hombre negro apaleado ferozmente por la policía de Los Angeles, todo está filmado: la persecución policial por una autopista, el muchacho que se baja del auto y los de uniforme que lo acribillan a balazos. Pero el nuevo episodio de brutalidad policial en ese condado norteamericano tiene como protagonista a un hijo de argentinos, por lo que ahora la revolucionada es la comunidad hispánica del distrito. La indignación tiene su fundamento: todo indica que el joven, de 25 años, quiso escapar de los policías que pretendían detenerlo por una infracción de tránsito y terminó fusilado. Conmocionados, los padres del muchacho aseguran que quieren volver a la Argentina y ya enterraron a su hijo en el cementerio de la Chacarita. Aunque dicen que se quedarán allí “hasta que se haga justicia”.
El hecho ocurrió el 15 de febrero, pero recién se conoció aquí ayer, luego de que se difundiera el video filmado por un aficionado. Gonzalo Martínez iba en su auto por una autopista y, al parecer, se cambió de carril sin la luz de guiño. Lo hizo un par de veces, suficientes para que lo detectara la policía, que le ordenó parar.
“No sé qué le pasó a Gonzalo –relató telefónicamente a Página/12 Norberto, su padre–. El tenía una infracción de tránsito anterior, por la que le habían sacado el registro. Tal vez pensó que se podía escapar, para no volver a estar seis meses sin el carnet”. El hecho fue que, efectivamente, Gonzalo pretendió eludir a la policía. Y allí comenzó la persecución.
Fueron unos 12 minutos a través de algo más de 30 kilómetros. La policía comenzó a disparar y Gonzalo resultó herido. Siguió manejando unos kilómetros más, pero finalmente se allanó a lo inevitable: llegado a la ciudad de Downey, cerca de Los Angeles, Gonzalo paró el auto y se bajó. La policía dice ahora que hizo un movimiento sospechoso con un brazo. Pero sin aviso alguno, comenzó a descargar una balacera contra el muchacho. Gonzalo Martínez quedó tendido en el piso con ocho balas en el cuerpo. En los alrededores aparecieron decenas de impactos. Pero nadie le encontró al joven arma ni elemento comprometedor alguno.
“Lo que ocurrió fue un horror”, expresó a este diario el cónsul argentino en Los Angeles, Luis María Kreckler, aunque explicó que como se trata de un norteamericano –Gonzalo no tenía ciudadanía argentina– el Consulado no tiene jurisdicción para actuar. “De todos modos –aseguró Kreckler–, le ofrecimos a la familia asistencia jurídica”. Ahora, los Martínez tienen como abogado al famosísimo Steven Lerman, que logró la condena de dos policía en el caso de King, el motorista negro cuya golpiza en 1992 generó una violenta rebelión negra en Los Angeles (ver aparte).
Aquel episodio fue la cara más visible de la brutalidad y racismo de la policía en Los Angeles. “Pero esos casos son muy frecuentes aquí. Bush habló de la inseguridad en la Argentina, pero acá existe una violencia muy fuerte. Y nadie dice nada”, se quejó Norberto Martínez, que confesó su intención de regresar al país después de perder allí a su hijo.
Los Martínez viven en Estados Unidos desde hace 30 años. Norberto, de 55 años, nació en Remedios de Escalada, en el sur del conurbano. Norma, su esposa, de 52, es de Rosario. Ambos son empleados: ella en una inmobiliaria y él en una metalúrgica. Además de Gonzalo, tiene otros dos hijos; uno de 22, que estudia en Buenos Aires, y otro de 16.
Gonzalo también estudiaba: cursaba Economía y trabajaba en una empresa de importación-exportación de nombre Hellmal, con filial en Buenos Aires. “Quería que lo trasladaran a la Argentina –contó su padre–. El quería estudiar allá, con su hermano. Justamente íbamos a viajar en abril para ver qué se podía hacer. Nosotros también siempre pensamos en volver, pero con la crisis argentina no nos decidíamos”.
–¿Y ahora qué van a hacer? –Ahora vamos a volver. No queremos vivir más acá. Pero antes vamos a lograr que se haga justicia. No somos de quedarnos callados. Ocurren muchas cosas como éstas aquí en Los Angeles. Pero siempre quedan tapadas porque la gente se queda quieta. Nosotros vamos a ir hasta el final.
Tras el dolor, la indignación de los Martínez creció al infinito porque hasta ahora, la policía no les informó oficialmente de lo sucedido. “Ese día, Gonzalo se fue a un club-cantina a tomar unas cervezas después de ir a visitar a su abuelo. Pero como no volvió, mi esposa recorrió hospitales y dependencias policiales. En ningún lado le dieron información. Y a la tarde, vimos en televisión la noticia de un chico acribillado por la policía. Y lo reconocimos”, cuenta Martínez y se le vuelve a atragantar la voz. No fue por el rostro: los padres le reconocieron la campera negra que siempre usaba.
El matrimonio volvió a la Policía y allí le volvieron a negar todo. Sólo 48 horas después recibieron el informe de un perito que indicaba que las huellas del cadáver se correspondían al de su hijo.
Después llegó el video, filmado por un cazador de noticias, que muestra con lujo de detalles la persecución y el fusilamiento. “Lo vio todo el mundo menos nosotros. No queremos verlo”, confesó Norberto. Y con el video, llegó el escándalo. Según informó el cónsul, un fiscal estudia el caso para responsabilizar penalmente a los policías involucrados. Y en la propia policía hay un sumario interno.
El cadáver de Gonzalo, en tanto, fue trasladado a Buenos Aires. “Le cumplimos su deseo de estar en la Argentina”, dijo su padre. El 1º de marzo lo enterraron en la Chacarita.

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