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El seleccionado argentino de básquetbol dilapidó una ventaja de 15 puntos en el último cuarto para caer 90-79 ante Lituania y quedó marginado de la posibilidad de jugar la final del torneo internacional Diamond Ball, que se juega en Belgrado. El equipo de Magnano buscará hoy el consuelo de la medalla de bronce, cuando enfrente a China, segundo del grupo B. Lituanos y serbios jugarán la final.
El seleccionado albiceleste jugó tres cuartos a gran nivel, con una gran defensa, con una buena circulación del balón y eficacia en los lanzamientos. Llegó a tener 15 tantos de ventaja (70-55 al minuto del último parcial), pero de allí en más se olvidó de jugar, se seleccionaron mal los tiros, se perdieron pelotas y Lituania no perdonó para ganar esos últimos diez minutos por un inapelable 37-12.
Pese a la derrota, el conjunto mostró una actitud diferente respecto de partidos anteriores, otro carácter y rendimientos individuales superiores, como el buen arranque de Emanuel Ginóbili, Fabricio Oberto y Andrés Nocioni y de Luis Scola, en el segundo y tercer cuarto.
Con esa actitud, presionando a los armadores lituanos y con gran decisión en ataque de Oberto (6), ganando en el uno contra y uno y aciertos de Ginóbili (6) y Nocioni (7), marcó diferencias ante un rival que dependía de la efectividad de Saulis Stombergas. Las diferencias fueron de cuatro tantos (25-21), pero alentaba la buena actuación.
En el segundo parcial, Lituania empató en 27 con un triple de Macijauskas, pero a partir de allí el rendimiento del equipo de Magnano fue superior, y con Oberto (4) golpeando debajo de los cestos se alejó 6 puntos (40-34), que en los segundos finales se achicó con un triple de Stombergas.
Lo mejor de Argentina se vio en el tercer cuarto, donde dominó técnica y psicológicamente a su rival. Alejandro Montecchia manejó con seguridad al equipo y aportó dos triples y, con la regularidad de Scola y dos grandes tiros de Delfino y Wolkowyski, cerró 67-53, con una ventaja de 14 puntos.
Cuando se puso 70-55, la máquina se paró. Lituania remontó la amplia desventaja y restando dos minutos y medio pasó al frente 76-75. La Argentina desapareció, perdió varios balones y el orden, y apostó a los tiros de tres para acortar, aunque fracasó: acertó sólo 7 de 21 en todo el partido. De esta manera, los lituanos establecieron una diferencia que reflejó lo que había sucedido en el encuentro.
Más allá de la caída y la posibilidad perdida de jugar la final, el equipo argentino mejoró respecto de los últimos amistosos. Jugó tres cuartos a gran nivel, borrando a un equipo muy fuerte y con aspiraciones en los Juegos Olímpicos, aunque Magnano deberá trabajar en las causas que motivaron el bajón de los últimos minutos, cuando aparecieron las desconcentraciones, la falta de seguridad en los lanzamientos y la desesperación por salirse de los sistemas y jugársela con los triples.
A 13 días del debut en los Juegos, ante Serbia y Montenegro, hay tiempo suficiente para ajustar las piezas, trabajando para sostener la regularidad y sobre todo la concentración durante los 40 minutos.