DEPORTES › PERDIO POR LA MINIMA DIFERENCIA ANTE EL BOLIVAR

Boca dio guerra en La Paz

Había hecho méritos suficientes como para traerse un empate, pero una distracción en el fondo le costó la derrota. La revancha, el viernes 17.

No fue un buen partido, y ni siquiera puede decirse que haya sido un buen resultado. Porque si la diferencia en contra parece poca, teniendo en cuenta la revancha del viernes 17 en la Bombonera, de acuerdo con lo que había hecho Boca hasta la media hora del segundo tiempo era más apropiado, y hasta justo, un empate, que lo que finalmente terminó resultando. Una victoria 1-0 del Bolívar que no le asegura nada, pero que le permite viajar a Buenos Aires sin tantas urgencias como las que suponía venirse desde La Paz con un cero a cero.
Y la victoria terminó desacomodada con el desarrollo de un partido chato, sin demasiados atractivos, entre un equipo que normalmente se mostró impotente para penetrar los cerrojos que la defensa boquense había planteado delante de Abbondanzieri, y otro que jugó pensando más en el desafío que le imponía la geografía del lugar que la historia del rival.
Boca jugó contenido, preocupado por el desgaste en la altura de La Paz, controlando sus reservas de oxígeno, y el Bolívar desnudó su impotencia de conjunto sin luces deslumbrantes, que era incapaz para resolver el planteo que le opuso el rival hasta que el fondo del equipo argentino tuvo una distracción.
Era el momento en el que Boca controlaba el trámite del encuentro, en el que el Bolívar se sentía silbado por la impaciencia de sus hinchas, que salió una pelota larga del fondo boliviano que agarró mal parado a la defensa del equipo argentino. Chiorazzo, habilitado por Calvo, gambeteó a Abbondanzieri en la puerta del área y tocó al arco vacío.
Con ese cuidado que lo había llevado a dormir el partido, a hacerlo de su conveniencia aunque los espectadores neutrales bostezaran, Boca había dejado la impresión, mientras el partido estaba igualado, que con un poco de audacia era capaz de ganarlo y todo. Midiendo milimétricamente el desgaste, la mayoría de los jugadores de Boca había cumplido más en la marca y el quite que en la creación, pero a Tevez le quedaban puchitos de talento y Barros Schelotto acompañó bien cuando lo hizo.
Boca nunca pudo marcar un gol de visitante en esta edición 2004 de la Sudamericana y anoche no fue la excepción. Debió haber sido empate, pero una simple distracción tiró abajo una tarea que tuvo mucho más que ver con la conveniencia que con el espectáculo. La diferencia no es indescontable. Pero saber que pudo haber sido nula les dejó a los hinchas de Boca un sabor amargo en la boca.

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