DEPORTES
A Garay no le alcanzó como para destronar al húngaro Zsolt Erdei
Perdió por puntos, en fallo dividido, ante el actual campeón mediopesado de la OMB. Hubo silbidos en contra de los jueces.
Por Daniel Guiñazú
Hugo Hernán Garay se quedó otra vez con los puños vacíos. Nuevamente, como hace siete meses en Dortmund, el sueño del campeón argentino, sudamericano y latino de los mediopesados de alcanzar el título de la categoría de la OMB quedó postergado. Garay (79,000 kg) volvió a perder por puntos en fallo dividido ante el húngaro Zsolt Erdei (78,400 kg) en el Color Line Arena de Hamburgo, Alemania. El alemán Joachim Jakobsen entregó una vergonzante tarjeta que favoreció a Erdei por 118-110, y el estadounidense Michael Gliemma lo reconoció ganador al húngaro por 116-112, en tanto que Lynn Carter, también de los EE.UU., falló a favor de Garay por 115-113. La decisión fue recibida con una gruesa silbatina por gran parte de los 16.000 espectadores.
Como en el pleito anterior, todo fue muy equilibrado. Y en ese marco terminó prevaleciendo Erdei, quizá porque su condición de protegido del manager alemán Peter Kohl, promotor de la velada, le concedió un trato preferencial en la mirada esquiva de los jueces. Garay tuvo un buen arranque y un mejor final. Pero en el tramo medio de la pelea, entre los rounds 6º y 9º, volvió a experimentar discontinuidades que bien pudieron haberle costado el triunfo y la corona de campeón.
Fue mejor el comienzo de Garay porque se mostró más activo y le dio salida reiterada a su izquierda en recto a la cabeza y en gancho al hígado de Erdei, quien apareció prematuramente marcado en su pómulo derecho. Pero después el trabajo de Garay perdió presión, y Erdei empezó a llegar con su derecha ascendente, descontando las ventajas que Garay había amasado.
Una buena derecha voleada de Erdei que aterrizó sobre la cabeza de Garay en la sexta vuelta inauguró el mejor segmento del húngaro y el peor del argentino. Siempre en medio de un desarrollo parejo, Erdei, con poco, fue sumando amparado en la inactividad de Garay, que no sacaba sus manos para llevárselo por delante al húngaro, y que tampoco hacía cintura para quitarse de encima los envíos rectos de Erdei.
En los últimos tres asaltos, Garay recobró parte de su antigua movilidad y, con algunos buenos uppercuts, entregó una mejor imagen, si bien nunca pudo alcanzar una superioridad tal que alejara los riesgos de un fallo favorable a Erdei.
Garay hizo mejor papel que en el primer combate. Estuvo más activo y vigoroso. Pero en su naturaleza boxística anidó el germen de la nueva frustración. No basta un buen fin y un mejor principio para lograr un título del mundo, más si se va como visitante. Hay que trabajar a fondo en cada uno de los tres minutos de los doce rounds. Garay no lo hizo. Entonces hay poco de qué quejarse.