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Candidatos al título hay muchos, en todas las categorías, pero la gran pelea de esta noche en la arena del Oscar se dirime entre Million Dollar Baby y El aviador. Se trata nada menos que de Clint Eastwood versus Martin Scorsese, dos de los más importantes cineastas que haya dado Hollywood en los últimos treinta años. Atrás quedó el tedio de la ceremonia del año pasado, dominada por los elfos y hobbits de un Señor de los anillos que no tuvo rivales a la vista. La edición número 77 del show de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood va a tener un suspenso y una tensión como hacía mucho la ceremonia del Oscar no tenía, tan parejas están las apuestas por ambos contendientes.
En un rincón del majestuoso Kodak Theatre de Los Angeles estará Scorsese, 62 años, nacido en Queens, estado de Nueva York, el 17 de noviembre de 1942. Con 20 largometrajes en su historial (sin contar documentales), este ítalo-americano que hizo del cine una pasión abrasadora ya fue candidato a la estatuilla al mejor director en cuatro oportunidades anteriores... pero nunca ganó. El Oscar debió haber sido suyo en 1980 con Toro salvaje, uno de los mejores films de toda su carrera, pero el premio se lo arrebató el novato Robert Redford, por Gente como uno. Se quedó nuevamente con las manos vacías en 1988 con La última tentación de Cristo, en 1990 con Buenos muchachos y en 2002 con Pandillas de Nueva York, que no obtuvo ninguna de las diez estatuillas a las que aspiraba.
Ahora Scorsese vuelve a la carga con El aviador, una superproducción de 100 millones de dólares, protagonizada por Leonardo DiCaprio como el excéntrico magnate Howard Hughes, que en los cálculos previos parecía tener todas las de ganar, según el gusto medio de los 5808 miembros con derecho a voto de la Academia de Hollywood: espectacularidad, reconstrucción de época, un personaje dispuesto a conquistar el mundo a pesar de todos los obstáculos y hasta una visión desde adentro del mundo del cine en la era de Katharine Hepburn y Ava Gardner. Para mayor tranquilidad de los académicos, en El aviador Scorsese parece incluso haber reprimido sus pulsiones más violentas, que son una marca de identidad de su cine y que fueron las que le quitaron toda chance con Gangs of New York. La fuerte campaña de promoción de la productora Miramax, de los hermanos Weinstein, sin duda también contribuyó para que The Aviator acumulara once nominaciones, un número muy por encima de sus demás competidores. Pero cuando todo parecía asegurado, apareció en el horizonte la silueta del jinete pálido...
En el rincón opuesto del ring, está Clint Eastwood, 74 años, oriundo de San Francisco, donde nació el 31 de mayo de 1930. Pupilo del legendario Don Siegel, Eastwood acumula 25 películas como director y 57 como actor (en esta edición también es candidato, por primera vez, al Oscar al mejor protagónico). Casi ignorado por la Academia hasta 1992, ese año pasó a pertenecer a la elite de Hollywood con el western crepuscular Los imperdonables, que arrasó con las estatuillas, entre ellas a la mejor película y al mejor director. En 2003, Río Místico le volvió a valer una candidatura de best director y, aunque no la obtuvo, mantuvo alto su prestigio entre la masa societaria de la Academia que, por el contrario, nunca vio con buenos ojos a Scorsese, un neoyorquino a quien siempre consideraron ajeno a esa cerrada comunidad reunida alrededor de las suaves colinas de Beverly Hills.
“Marty debió haber ganado por Toro salvaje, amé a esa película. Pero, desafortunadamente, este año le espera una dura competencia”, declaró hace apenas unos días el habitualmente parco Eastwood al diario de circulación nacional USA Today. No cabe duda de que confía en que podrá ganar por knock-out, como la protagonista de Million Dollar Baby, una película pequeña, intimista (a diferencia de The Aviator), pero que ha ido ganando innumerables adhesiones en Hollywood, por la manera en que pulsa las cuerdas más sensibles del público, con la historia de esa camarera decidida a conquistar el título mundial de box femenino. Una determinación, en todo caso, no muy distinta a la que mueve a Howard Hughes a convertirse en el número uno del cine y de la aviación estadounidense.
Con su mezcla de saga pugilística y melodrama sanitario, Million Dollar Baby (que costó cuatro veces menos que The Aviator), consiguió siete candidaturas, que parecen cotizarse cada vez más alto para la noche de hoy. El crítico Roger Ebert, un veterano en estas lides, la da por ganadora absoluta, lo mismo que otros analistas e insiders de Hollywood. “Este año la Academia se va a alejar de la tierra de los blockbusters y va a honrar a una película cuyo presupuesto fue menor al costo de los avisos de la semana de estreno de El señor de los anillos”, apuntó Ebert en su influyente columna del Chicago Sun-Times, que es muy leída en Hollywood. “Un mes y medio atrás, todos aseguraban que Scorsese se llevaba el Oscar, pero después del estreno de Million Dollar Baby las apuestas se dieron vuelta y ahora Eastwood parece el favorito”, se arriesgó a su vez Jack Matthews, del New York Daily News. Un indicador de lo divididas que están las opiniones en Hollywood para la noche de hoy la da un comentario que hizo a la prensa estadounidense Kathleen Kennedy, la productora de Steven Spielberg, durante el rodaje de la nueva película de ambos, La guerra de los mundos: “Acá no se habla de otra cosa. ¿Será el año de Clint o de Marty? Realmente es un dilema”.
En todo caso, no puede dejar de pensarse que tanto uno como el otro llegan a la consideración mayor de la Academia con sus películas más diluidas, menos personales, aquellas capaces de generar tras de sí un consenso en Hollywood que sus obras más representativas no siempre consiguieron.
En cuanto a los otros premios, hay varios que parecen cantados, pero que también pueden dar lugar a sorpresas. Jamie Foxx lleva las de ganar en el rubro mejor actor por su composición de Ray Charles, aunque DiCaprio y el propio Eastwood le pueden dar pelea. Hilary Swank, por Million Dollar Baby, tiene excelentes chances como mejor actriz, pero como ya ganó antes (en 1999 por Los muchachos no lloran) es capaz de asomar por el flanco la británica Imelda Staunton, por Vera Drake. Morgan Freeman es número puesto como mejor actor secundario (por MDB) y la Kate Hepburn de Cate Blanchett deberá batirse a duelo con Virgina Madsen, como mejor actriz secundaria, en uno de los pocos rubros en los que Entre copas, de Alexander Payne, tiene posibilidades. Pero en el ringside del Kodak Theater y en las casas de apuestas de Las Vegas sólo habrá ojos para el duelo entre Eastwood y Scorsese.