Después de 29 años, un mundial vuelve al Monumental. Pero a diferencia de lo que sucedió en 1978, el verde césped del fútbol le cede protagonismo a la espesa tierra del rally, porque el estadio de River será sede de la primera prueba especial del Rally de la Argentina, la sexta prueba del Mundial 2007, que se transformará en el acontecimiento deportivo de hoy. La prueba, que merece un operativo logístico de relojería, se pondrá en marcha con casi 80 autos que durante la noche vinieron desde Villa Carlos Paz, Córdoba, la auténtica base de la competencia, en camiones-batea, y volverán a las sierras al término del especial, que se desarrollará a partir de las 18.35 (con televisación de Espn).

Desde 1989 que el Rally no se ponía en marcha en Buenos Aires. Un superespecial en un estadio de fútbol no es novedad: se hace en Grecia (en el Olímpico de Atenas), en Gales (en el Millenium Stadium de Cardiff) y el año pasado se probó en el Olímpico de Córdoba (que volverá a recibir al rally mañana y el domingo). La innovación es el Monumental, ante los ojos de un público porteño que en general no le presta atención al rally (esencialmente una “propiedad” de los cordobeses) y que puede sorprender con un espectáculo relativamente inédito.

Los coches recorrerán en tres oportunidades el trazado de piedra y tierra levantado sobre la pista auxiliar del Monumental y, en tramos, sobre una plataforma de hierro y madera que hace cruzar la pista a diez centímetros de altura sobre la superficie de la cancha.

Es paradójico que, para recorrer 2100 metros en ritmo de carrera a un promedio que no superará los 80 km/h pero con el bestial atractivo que suponen máquinas de más de 300 HP cruzadas sobre el piso de tierra, el rally viajará 1400 kilómetros en camiones (los autos), micros (lo mecánicos) y aviones (los pilotos) en menos de 24 horas. Pero es una apuesta fuerte del Automóvil Club Argentino, el organizador del Rally desde su primera edición en 1980, destinada a mantener la competencia en el calendario mundial a pesar de la presión de nuevos organizadores que quieren su fecha en Sudáfrica, Jordania o Polonia, por ejemplo.

Por eso se arriesga, duplicando los costos de la prueba: del millón de dólares que costó hacerla en 2006 se pasa a casi dos millones este año. Armar (y desarmar) la pista cuesta entre 800 y 900 mil pesos: el terreno de juego deberá estar listo para que el domingo jueguen River e Independiente. Parte del dinero adicional sería suministrado por una familia rica y tuerca, los Pérez Companc. Luis y Jorge, dos de los hijos de Gregorio, tomarán parte del rally con los Ford Focus del equipo Munchi’s que subvencionan.

“Correr en el Monumental me pone muy contento como hincha de River –le cuenta Luis Pérez Companc, que conducirá el Ford nº 11, a Página/12–. Ojalá que el público llene las tribunas. Mi objetivo es terminar el rally entre el quinto y el octavo lugar. Es una carrera complicada, pero conozco bien los caminos y el auto está bien preparado.” Pérez Companc brinda también un pronóstico bastante fiel de lo que puede ser el Rally: “El ganador no sale de Sebastián Loeb (Citroën), que parece imbatible, o Marcus Gronholm (Ford) que siempre lo sigue de cerca. Tal vez Petter Solberg (Subaru) se pueda meter en la pelea”.