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“La Casa es como un libro para caminar por dentro.” Liliana Piñeiro recupera la frase dicha por el secretario de Cultura, Jorge Coscia, el día de su inauguración. Le gusta pensarlo así.

Después de haber estado al frente del Centro Cultural Recoleta entre 2005 y 2007, Piñeiro aceptó el desafío de dirigir la Casa del Bicentenario, el nuevo centro cultural dependiente de la Secretaría de Cultura y del Ministerio de Trabajo, cuya misión es “reflexionar sobre nuestra identidad, a través de exhibiciones y actividades complementarias”.

La Casa no es un museo, aclara su directora. Se propone interpelar al visitante y ponerlo en actividad, envolviéndolo desde una planta baja con forma de hexágono, hasta el último piso.

La coordinación de la Casa se involucra en cada proyecto que allí se desarrolla, desde la temática hasta el diseño de las muestras. Es un trabajo conjunto que involucra a asesores especializados y artistas de todo el país, se elige un tema que será recorrido a lo largo de 200 años, aunque no de manera cronológica, sino poniendo acentos, encontrando perfiles determinados a los personajes y problematizando sus ejes. Piñeiro observa que “las obras están intercaladas en un relato en donde difícilmente las personas no entiendan (de qué se habla)”.

La exposición actual, Economía y Política. 200 años de historia, está organizada en cuatro ejes: “La Argentina agroexportadora”, “La Argentina industrial”, “La crisis de 2001” y “Los logros y desafíos desde 2003 hasta hoy”. La propuesta es hacer un recorrido de los hechos clave de la historia argentina y de las políticas económicas, los protagonistas de los modelos de país impuestos en cada época y la opinión de los expertos, con el objetivo de no disociar economía de política ni caer en un reduccionismo economicista.