ECONOMíA
“Hay dos opciones: dar créditos o lanzar al país desde el acantilado”
Paul O’Neill volvió a dejar claro que el acuerdo con el FMI todavía está lejos. Insistió con que antes se deben implementar las “políticas necesarias”. Puso a Brasil y a Uruguay como ejemplos. Washington envió otro claro mensaje a la administración Duhalde.
Lo va a repetir hasta el cansancio. “La Argentina debe implementar las políticas necesarias para tener éxito. Cuando esas políticas se lleven a cabo, y exista el camino de crecimiento y sustentabilidad de la economía, estaremos listos para apoyar a través del FMI”, aseguró ayer el secretario del Tesoro, Paul O’Neill. Un mensaje más claro para la administración Duhalde, imposible: sigan participando en el concurso, pero por ahora no hay premio. El funcionario también reconoció que la situación argentina se volvió inmanejable para Washington: “Cuando una nación está al borde del colapso financiero, tenemos dos opciones rígidas y poco atractivas: conceder préstamos sin garantías o lanzar al país desde el acantilado, hacia un catastrófico cese de pagos”, admitió, describiendo perfectamente la secuencia de lo ocurrido con el país. Más aún, O’Neill puso a Brasil y Uruguay, que recibieron recientemente asistencia del Fondo, como ejemplos de lo que se debe hacer, en contraste con la Argentina. Y volvió a hablar de la corrupción en la región: “Nadie quiere invertir tiempo y dinero en un país donde un funcionario corrupto o un intermediario bien conectado tiene terreno libre para quedarse con los frutos de la empresa”, dijo, cuidándose en esta oportunidad de no mencionar a un país en particular.
El secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, y el titular del Banco Central, Aldo Pignanelli, completaron ayer su agenda en Washington, al reunirse con el subsecretario del Tesoro, John Taylor (ver aparte). La gira de ambos funcionarios terminó como era de esperar. Sin ninguna clase de resultados: por supuesto, sin fecha tentativa para cerrar un acuerdo con el Fondo, y ni siquiera una declaración alentadora al respecto, ya sea del FMI o del Tesoro.
Al contrario, a las declaraciones del jueves del vocero del Fondo, Tomas Dawson, criticando la falta de consenso político que existe en el país para llegar a un acuerdo, se sumaron ayer las de O’Neill. El secretario del Tesoro, en un discurso ante el Consejo de las Américas, insistió en que todavía no están dadas las condiciones para que el FMI defina un nuevo programa con el gobierno de Duhalde, consistente en la refinanciación de todos los vencimientos con el organismo por lo que resta de este año y el próximo. Sus principales conceptos fueron los siguientes:
- “Estados Unidos no puede, y no debe, imponer una solución para los argentinos. Nosotros ofrecemos nuestra asesoría y consejo; nosotros ofrecemos asistencia técnica. Pero la Argentina, como todo país, debe implementar las políticas necesarias para tener éxito”.
- “Cuando esas políticas se lleven a cabo, y exista el camino de crecimiento y sustentabilidad de la economía, estaremos listos para apoyar a la Argentina a través del FMI”.
- “Brasil realizó un verdadero progreso”, y “Uruguay implementó efectivamente políticas económicas que abrieron su mercado, liberaron comercio y mantuvieron en baja la inflación”. El presidente Jorge Batlle implementó “valientes medidas para asegurar que Uruguay conserve la fortaleza de su sistema financiero”.
Como es sabido, el Fondo anunció en el último mes un paquete de ayuda financiera de 30 mil millones de dólares para Brasil, y aprobó una línea de crédito extra para Uruguay por 1500 millones de dólares. Mientras tanto, el gobierno de Duhalde sigue esperando el milagro.
En otro pasaje de su discurso, O’Neill se refirió a la lección que sacó Washington del caso argentino. “Hoy, que no tenemos establecido un proceso claro para reestructurar las deudas soberanas, cuando una nación está al borde del colapso financiero, tenemos dos opciones rígidas y poco atractivas: conceder préstamos sin garantías, o lanzar al país desde el acantilado, hacia un catastrófico cese de pagos”, explicó. Obviamente no lo dijo así, pero en el caso argentino, antes de la devaluación, el Fondo primero otorgó los préstamos (el famoso blindaje) y después dejó caer a la administración De la Rúa por el acantilado.
Con otras palabras, para O’Neill “el sistema financiero internacional, por falta de un proceso de reestructuración de la deuda externa, noproveyó un camino predecible y estable para la Argentina. Esa es la lección que debemos aprender”, afirmó.