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Tal como anticipó ayer Página/12, el Ministerio de la Producción alistó una resolución que permitirá a los pasajeros aéreos que sean residentes de provincias alejadas a la ciudad de Buenos Aires acceder a una tarifa más económica. Pero según la redacción definitiva de esta norma, la cartera de Aníbal Fernández dispuso al mismo tiempo un aumento del 20 por ciento en el precio mínimo para todo el resto de los vuelos, incluyendo aquellos de más interés y, por lo tanto, comercialmente más rentables.
La resolución, que estaba lista para ser publicada hoy en el Boletín Oficial, prevé que los residentes de Chubut, Formosa, Jujuy, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur puedan comprar sus pasajes con un tope muy cercano al precio mínimo que hoy rige por el sistema de bandas. Las tarifas de cabotaje se rigen por un sistema de precios mínimos y máximos que define el Estado en el cual, habitualmente, los valores superiores de la escala duplican a los inferiores. El valor de los pasajes desde y hacia los mencionados destinos tomaría como referencia los precios mínimos de la banda, al que se le podría adicionar, como máximo, un 20 por ciento.
Pero para acceder a esta prerrogativa, el viajero debe acreditar residencia en la zona aledaña a la estación aérea favorecida y tener la fortuna de que la compañía aérea no haya ya vendido más del 20 por ciento de sus pasajes con esta especie de tarifa diferencial. Una prerrogativa, en definitiva, bastante acotada. Aun así, el gobierno tomó recaudos para “no afectar el ingreso promedio de las empresas aerocomerciales”, consideradas en “estado de emergencia”, según advierten los considerandos de la mencionada resolución. Con este fin, la misma norma sube un 20 por ciento el precio mínimo de referencia vigente para todo el resto de los vuelos nacionales no mencionados arriba.
El objetivo confeso de la inminente disposición oficial es disciplinar a Aerolíneas Argentinas que tras un reposicionamiento conseguido durante el último año, hoy domina con holgura el mercado. Según se advirtió desde el Gobierno, la empresa aérea opera en exclusividad los destinos más alejados del país y, aprovechando su situación monopólica, aplica tarifas cercanas al tope máximo de la banda. Por el contrario, en los tramos en competencia resigna cuanto puede, ya que cobra los pasajes muy cerca del mínimo y generalmente por debajo de sus competidores: así, en el mediano plazo, conseguiría desplazarlos y consolidarse como única en el cabotaje, según especulan tanto en los gremios como en la Secretaría de Transporte de la Nación.
Más allá de la certeza de esta presunción, lo cierto es que la inminente resolución perturbará, básicamente, el esquema tarifario aplicado por la compañía en manos del ibérico grupo Marsans. De ahora en más tendría que aplicar una especie de “tarifa social” para viajeros del interior, al tiempo que no podrían trabajar con grandes ofertas en los tramos más disputados por sus competidores.