Martes, 11 de agosto de 2009 | Hoy
ECONOMíA › RECALDE, PRESIDENTE DE AEROLíNEAS, ANTICIPó MEDIDAS A PáGINA/12
Por Cledis Candelaresi
Aerolíneas Argentinas se dispone a adoptar “cuarenta medidas” para reducir costos y, por esta vía, su abultado déficit operativo. Según reveló a Página/12 su presidente, Mariano Recalde, el menú incluye decisiones elementales como deshacerse de aviones que ya están en desuso pero siguen generando gastos de mantenimiento; impedir que los pilotos sigan haciendo costosos cursos de capacitación en el exterior y aplicar un “programa de austeridad y transparencia” en todos los rubros revisando las contrataciones en curso. En la misma jornada, el ministro de Planificación, Julio De Vido, defendió a la compañía como “absolutamente viable”, a pesar de su voluminoso quebranto que, al igual que el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, consideró en parte una herencia de la gestión española.
–¿Y cuáles son los rubros en los que es necesario instrumentar una política de mayor austeridad y dónde falta transparencia? –preguntó Página/12.
–Es una pauta para todos. Estamos revisando la compra de material aeronáutico, la renegociación de deuda con acreedores, los contratos de comida y seguridad. Vamos a tomar todas las medidas que sean necesarias para que la empresa sea eficiente. Hay mucho por mejorar en la gestión –sentenció el funcionario.
La reacción oficial se produjo luego de la difusión del dato de que el rojo operativo habría alcanzado en julio 70 millones de dólares, nivel record. Según la dirección de la compañía, aún no es posible saber con certeza cómo cerró ese mes porque los datos oficiales no están listos. Pero no niegan que los resultados son negativos y quizá se aproximen a ese número: el promedio mensual de pérdida hoy se ubica en los 33 millones de dólares.
Esa cifra no incluye los desembolsos para compra de aviones pero sí “algunas inversiones”, concepto en el que los administradores estatales incluyen el pago de los leasing con opción a compra de algunas aeronaves, por montos a veces fuera de los valores de mercado. Una de las cuestiones que horadan la salud del negocio. “Es una carga que nos dejó la gestión privada”, culpa el máximo responsable del directorio.
El ministro de Planificación también apuntó hacia Marsans, cuando en declaraciones radiales recordó que el Gobierno tuvo que hacerse cargo del default de los españoles, que a junio de 2008 habían dejado de pagar los sueldos. A esto hay que añadirle el multimillonario pasivo que el Estado asumió a través de la expropiación aún en curso. El panorama se completa con una verdad irrefutable, a la que ayer aludieron Fernández y De Vido: a diferencia de sus competidoras, la dupla de Aerolíneas y Austral atiende una serie de destinos que no son comercialmente rentables, pero que permiten garantizar la conectividad del país.
Recalde, que asumió el cargo de máxima jerarquía dentro de la empresa tras la partida de Julio Alak a Justicia, está convencido de que la clave para que las compañías reestatizadas mejoren su performance está en la renovación de la flota, algo que implica un millonario desembolso adicional, no contemplado en los números de arriba. Aviones más nuevos implica menores costos operativos, comenzando por una menor demanda de combustible. Pero hasta que esta remoción ocurra, la estrategia de la nueva gestión estaría basada en “la transparentización” de los contratos y en “fortalecer el producto” mejorando la puntualidad de los vuelos.
Algo de esto ya se habría logrado. Según el último informe de la Addetur, Administración del Derecho del Turismo, Aerolíneas tuvo una mejora sustancial en el cumplimiento horario, al tiempo que retrocedieron notoriamente las quejas de los viajeros por los retrasos y cancelaciones. El titular de Planificación añadió que hace un año la compañía contaba con “280 vuelos y 28 aviones operativos”, contra “500 vuelos y 60 aeronaves en condiciones” de las que dispondría hoy.
En el afán de mejorar la gestión, Recalde está dispuesto a avanzar con algunas medidas que resultarán posiblemente urticantes para los pilotos, que en los últimos años ganaron mucho predicamento sobre el comando de la compañía. Se suprimirá la capacitación de los Boeing 737/200, que se sacarán de circulación, y el resto de los cursos se harán totalmente en la Argentina, lo que implica reducir la remuneración de los comandantes.
Esa es sólo una de las cuarenta medidas de austeridad previstas, que deben ser tomadas en un marco legal singular. Aerolíneas es sólo una empresa “en vías de estatización”. Formalmente, la empresa aún no es del Estado que, sin embargo, detenta la “titularidad política” de las acciones. Aunque hace tiempo no aporte ningún billete ni honra las deudas que contrajo, Marsans sigue siendo el dueño formal de la mayoría de los títulos de propiedad de AA y la totalidad de los de Austral. Esta historia podría clausurarse satisfactoriamente por dos caminos: si se celebrase un acuerdo de parte con los españoles por el precio de expropiación (un peso) o por una sentencia judicial que ponga otro número.
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